Capítulo 14.

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—¿Vas a comer a mi lado? —susurré para que solo Kai me escuche.

—¿Le molesta? —consultó en voz baja.

Arrugué las cejas observando como su rodilla casi rozaba la mía, por la posición de sus piernas cruzadas.

—No, solo que nunca lo sueles hacer —utilice como excusa.

Aunque es verdad. Kai se suele sentar en frente de mi.

—Ah, hoy simplemente lo decidí así —contestó a la ligera.

—Genial —murmuré.

Justo cuando yo me empeñe en comunicarme con él solo para cosas sumamente necesarias.

Clavé los ojos en mi comida y me centré solamente en comer.

¿Por qué esta repentina cercanía?

Me pone nerviosa no saber que es lo que quiere.

—¿Segura que no le molesta? —volvió a hablar después de unos minutos haciendo que deje el tazón de mala gana sobre la mesa.

Mi brusquedad provocó que pequeñas gotas salpiquen por nuestra vestimenta.

—Solo cierra la boca, Kai —exigí exaltada haciendo que todos me miren —. Es decir, yo... —Carraspee nerviosa bajo la mirada desaprovatoria de mi padre.

—¿Tara? —cuestionó Isao con una ceja enarcada.

Suspiré levemente y relami mis labios nerviosa. Una futura líder no puede tratar así a la gente.

Giré la cabeza para mirar el rostro de Kai. Él solo intenta ser amable conmigo.

Su rostro lejos de demostrar molestia, ocultaba una pequeña sonrisa.

—Por favor discúlpeme, buen señor —pedí con voz suave.

Mis ojos bajaron a su ropa oscura, revelando las pequeñas gotas de sopa.

—Dejeme limpiar eso por usted —susurré tomando un pañuelo de tela.

Di pequeños toquesitos sobre las manchas.

—Si es necesario yo puedo lavarlo más tar...

—No es necesario, Tara —me cortó —. Tampoco es necesario que me trates con tanta formalidad. —Tomó el pañuelo rozando mi mano —. Discúlpeme por hacerle pasar un mal momento —habló de la misma forma que yo anteriormente e imitó mi acción de limpiar las pequeñas manchas de mi kimono.

Es sorprendente su compasión teniendo en cuenta su rango. La jerarquía de los cazadores es superior a la de nosotros. Si él quisiera, podría incluso desterrarme.

Miré sus ojos nuevamente, sintiéndome aún más arrepentida.

—Perdóname, Kai —pedí con un leve puchero asomándose en mis labios.

Él me mostró una sonrisa encantadora.

—No te preocupes, Tara. —Extendió su mano para acariciar mi cabeza, pero a medio camino se detuvo.

¿Recordó que me molesta?

Sonreí divertida ante la fuerza de voluntad que ejerció para separar su mano lejos de mí.

—Tu comida va a enfriarse —recordé.

—Ah, si. —Asintió.

(...)

Por suerte, me permitieron encargarme de pequeñas tareas. Por desgracia, Kai me vigila.

—Lo estas volviendo a hacer mal —advirtió.

Hunter: Cazador; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora