Capítulo 24.

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Narra Tara Suzuki.

Días después.

Hacer como si Kai no existiera se me hizo normal con el paso del tiempo, aunque todavía cuando duermo puedo sentirlo tan internamente que duele.

Mi corazón grita por un poco de su atención y cariño, pero mi mente sabe que eso es imposible.

Resoplé mientras barría las hojas que empezaban a caer de los árboles. El paisaje comienza a pintarse cansado y melancólico, es exactamente como me siento.

Me siento desganada en este punto de mi vida.

¿Falta mucho para que Kai se vaya?

Como si lo hubiera invocado, el cuerpo de Kai entró por el portón principal. Genial, lo único que faltaba.

Noté que miraba el suelo desanimado, pero al percatarse de mi presencia su rostro se levantó mostrándome sus ojos alegres.

¿En qué momento los ojos de Kai se volvieron tan expresivos?

—Hola —saludó dando unos pasos cerca de mí.

—Bienvenido, señor cazador. —Hice una reverencia formal.

Mi tono de voz remarca la distancia que puse entre nosotros.

Kai se detuvo, sin animarse a seguir su camino hacia mí. Él se dio cuenta de lo que quiero transmitirle.

Sus orbes oscuros repasaron mi rostro con un atisbo de duda y ansias en ellos.

El cazador pareció desistir porque apartó su mirada resignado y un suspiro pesado salió de sus labios.

—Si, gracias —respondió a mi bienvenida para retomar su camino hacia la entrada de la casa.

Por más que todo esto me duela, es mejor así.

(...)

—Tara...

Mis ojos se abrieron ante aquella voz.

La oscuridad no me permite ver nada.

Otra vez tuve ese sueño. Ya estoy harta. Kai aparece hasta en el rincón más recóndito de mi ser.

Contuve la respiración unos segundos sintiendo su presencia. Sintiendo la viva calidez de su piel y su embriagador aroma.

¿No fue producto de mi imaginación?

¿Él realmente se encuentra aquí?

—¿Qué haces aquí? —cuestioné duramente.

—Vine a buscarte —sentenció.

¿Por qué, Kai?

¿Por qué lo hiciste?

¿Por qué simplemente no me dejas ir?

¿No ves que estoy sufriendo?

—¿Para qué? —pregunté con indiferencia.

—Permiteme dormir contigo esta noche —suplicó, haciendo chocar su fresco aliento con mi rostro.

¿Tiene su máscara levantada?

—No quiero hacerlo, vete de una vez —finalicé dispuesta a seguir durmiendo.

Su mano apretó en un puño la delgada almohada, haciéndome notar su disconformidad.

Parece que Kai esta teniendo una especie de lucha interna.

—¿Por qué me tratas con tanta frialdad, Tara? —cuestionó por lo bajo.

Puedo notar un leve deje de dolor en su voz.

Hunter: Cazador; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora