Suspiré intentando sacar todas las atroces escenas de mi cabeza.
—Actúa con rapidez frente a los problemas, tal vez debería usar más la cabeza cuando esta en peligro —opinó Kai.
—Si hubiera tenido una de esas malditas armas mata demonios, lo hubiera logrado —aseguré mirándolo mal.
—Buen punto. —Pude imaginar su hermosa sonrisa debajo de la máscara.
Tragué saliva nerviosa y desvíe mis ojos de él.
—¿Me ayudas a tirar esta cosa? —pregunté señalando el techo de madera.
—Creo que no debería hacer fuerza aún —recomendó.
Bufé.
—Entonces pediré ayuda —indiqué.
—No es necesario. —Negó con la cabeza.
Fruncí el ceño sin entender.
Desenfundo su espadada y de cuatro cortes limpios hizo que el techo caiga hacia el costado contrario al que yo me encontraba.
—Oh, genial —murmure —. Cierto, ¿cuando me enseñaras? —pregunté señalandolo acusadoramente.
—Todo a su tiempo, debo hacer algunas cosas antes —respondió observando como los peces más grandes y a la vista se desintegraban.
Es mejor tapar ese estanque para siempre, de lo contrario seria una fuente de contagio segura. No sé cuántos pequeños microorganismos se encuentran escondidos en algún rincón sin luz.
—Bien. —Asentí analizando lo que me había dicho.
Es más que obvio que no se quedó simplemente porque yo se lo pedí. Tiene que cumplir una tarea, como él había dicho anteriormente.
¿Qué clase de tarea?
—Deja de indagar en mis cosas. —Me devolvió a la realidad con un golpe en la frente.
—Perdón —murmure —. Iré a buscar a alguien para tapar eso —notifique.
—Yo me quedaré vigilando que nada se acerque —me tranquilizó.
—Gracias. —Le sonreí antes de irme.
Busqué a un obrero especializado en construcción. Obviamente no lo hará solo, pero prefiero que la gente se mantenga alejada del riesgo, por lo tanto, yo lo ayudaré.
—Oh, permitame ayudarlo. —Tomé entre mis brazos el balde con algunas herramientas útiles para este trabajo.
—No se preocupe, señorita Tara, yo puedo con esto —dijo amablemente.
Suspiré.
—Así haremos el trabajo más rápido, esto es crucial —aseguré con mi mirada.
—Esta bien, nunca la contradecire, su padre es un hombre muy sabio y él asegura que usted lo es aún más —expuso con confianza.
Me reí.
—¿A pesar de mi torpeza? —Levanté una ceja.
—A pesar de su torpeza —aseguró Chang.
—Me alegra escucharlo. —Sonreí —. Sigame, por favor. —Señalé con la cabeza hacia adelante.
—Claro, señorita Tara. —Siguió mis pasos.
El camino se hace un poco lejos, pero nada caótico, solo son unos minutos, aunque fueron los minutos suficientes para que me agote debido a mi mal estado.
Necesito más sopa y descanso. Pero no me puedo quedar quieta en una situación como esta.
A penas doblamos en los últimos metros, haciendo que el estanque aparezca en nuestro campo de visión, el espadachín se acercó para tomar el pesado balde y mirarme desaprobatoriamente.
—¿Acaso no sabe lo que significa ser prudente? —preguntó con clara molestia.
—Lo soy al tapar ese estanque cuanto antes. —Sonreí inocente.
—No lo es al no cuidar su salud —recriminó.
Rodé los ojos.
—En cuando terminé esto, lo haré —dije sin importancia.
—Me aseguraré de que lo haga —me retó con su tono de voz mandatario.
Me mordí la lengua para no imitar su voz burlonamente como una niña.
—En vez de estar dándome sermones estúpidos, ayuda a este buen hombre. —Señalé a Chang.
—Mucho gusto joven cazador. —El recién nombrado hizo una reverencia.
—No es necesario tanta formalidad. —Kai dejó el balde en el suelo —. Vamos, lo ayudaré. —Señaló con su palma cordialmente el camino para que Chang vaya primero —. ¿Con quién tengo el gusto de hablar? —Escuché que preguntó mientras se alejaban.
Él realmente es un tipo raro considerando a los de su "especie".
Lo único que pude hacer es quedarme a supervisar que nada entre ni salga del estanque.
Para hacer mejor el trabajo me senté en una roca con la superficie plana, gastada apropósito para su uso.
Después de unos minutos pude ver como Kai se asomaba con un canasto repleto de piedras apoyado en su hombro. Parecía no pesarle nada.
Lo dejó en el suelo con suavidad para no levantar polvo.
Mientras ayudaba al señor Chang a bajar su pequeño canasto con arena, me permití imaginar como sería el cuerpo de Kai debajo de su kimono. De por sí, ya es un hombre alto e impone respeto y sus hombros se ven anchos, cosa que no lo hacen ver exageramente grande porque su gran espalda se reduce conforme baja.
El chico tiene una buena anatomía.
Mi mente se mantuvo concentrada en esos pensamientos cada vez que veía a Kai realizando algún esfuerzo físico.
No tome conciencia de lo rápido que paso el tiempo.
En un momento Kai se acercó tanto a mi que creí que era un sueño. Pero volvió a golpear mi frente sacándome de mi ensoñación.
—Necesita descansar —indicó el cazador.
—Eh, si —respondí absorta en nuevos pensamientos al ver los caminos y puestos vacíos.
¡Cierto! ¡la reunión de hoy!
Mierda, seguro ya ha empezado.
Sin dar ninguna explicación sali corriendo hacia el centro del pueblo.
—¡Señorita! —llamó Kai corriendo detrás de mi —. No debería estar haciendo esto.
Lo ignoré y finalmente frene cuando visualice mucha gente.
—Llegué a tiempo. —Suspiré aliviada.
—No va a llegar a tiempo a conocer a sus hijos si sigue así —acotó Kai sin rastro de cansancio.
Por mi parte yo estoy agitada.
—Shh. —Empujé su cara con su máscara lejos de mi.
—¡Aldeanos! —la voz de mi padre hizo que todos hagan silencio —. Este es un llamado para prevenir futuras desgracias. No teman, escuchen y trabajen juntos para proteger nuestras familias...
La verdad es que algo que tiene él y no tengo yo es la capacidad de convencer a las personas y llegar a sus corazones con un simple discurso.
Si yo fuera la que estaría dando esta noticia probablemente todos hubieras entrado en pánico. Mi forma de hablar en estos casos es mucho más directa y analítica.
El sol en este punto es extremadamente fuerte.
Miré mi alrededor viendo como todos parecían estar bien. No hay ningún infectado. Eso me tranquilizó y permitió relajarme.
Hoy todos estarán bien y podrán volver a casa.
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Hunter: Cazador; Spreen
Fiksi PenggemarTara vivía felizmente en su aldea, hasta que una extraña criatura amenazó con la vida de todos y descubrió que los antiguos dichos eran reales. Para su suerte, un cazador, que ella también creía irreal, aparece para salvarla. Los aldeanos le dan pos...