—¡Que no!— grito y Jora me mira con ojitos que según el; son tiernos.—¿Qué te cuesta?— pregunta y me arropo de pies a cabeza para no responder.
—Vamos Darya; solo tienes que fingir por una noche y luego si quieres te puedes ir a vivir a la conchinchina lejos de los negocios familiares—
—Que ya te dije que no, joder—
Ha estado toda la mañana insistiendo en que finja ser pareja de uno de los neuróticos que trabaja con papá en una misión en la que puedo morir y oigan; que a veces odio la vida pero eso no significa que quiera morir.
Unos golpes en la puerta hacen que quite las sábanas de mi cabeza.
—¿Quién?— pregunto sentándome en la cama nuevamente.
-Arthur vino a verla, señorita- me levanto rápido y me pongo una bata cualquiera, salgo de la habitación sin siquiera peinarme y Jora me mira con una sonrisa — Ese viejecillo sí que te cae bien— dice con algo de burla y yo lo ignoro.
Cuándo bajo, Arthur está en el comedor tomando café. Hago una mueca de desagrado por el olor de la bebida que me parece algo repugnante y me acerco a él para darle un abrazo.
-Lamento no haber venido ayer, pequeña- dice con una sonrisa algo cansada.
-No pasa nada, Arthur. ¿Cómo estás?- pregunto frotandome la cara con las manos.
-Muy bien, pero la verdad es que hoy no puedo quedarme mucho. Tengo trabajo que hacer- saca una caja algo pesada de su regazo y me la pasa por encima de la mesa.
-¿Qué es esto, Arthur?- pregunto algo emocionada y triste a la vez.
-Tu regalo de cumpleaños, bonita - sonrió con alegría y me acerco para abrazarlo nuevamente.
-Hace días no vienes, ¿Cuándo te quedarás a la comida?- pregunto separándome y el se levanta para salir de casa.
-Espero que pronto pequeña. Tenemos muchas cosas que contarnos- me guiña un ojo y suelto una risita cómplice.
Arthur es algo así cómo mi mejor amigo; aparte de Corina, es una de las personas en las que más confío que no sean de mi círculo familiar. Siempre nos contamos algunos chismesillos, yo le cuento las novedades de mi colegio y el las peleas que hay en el lugar dónde vive su hermana menor. Hace dos meses no nos vemos muy seguido, así que no hemos tenido mucho tiempo de sentarnos a conversar.
-Te esperaré aquí - le afirmo y el sale de casa seguido por los hombres de seguridad.
-Si querías una de estas cosas me hubieras dicho- volteo a mirar a Jora que tiene el regalo de Arthur en las manos, lo toca curioso y yo me acerco a él.
Miro la caja y hay una vieja máquina de escribir, está algo descolorida pero no puedo evitar sonreír ante el hecho de que Arthur haya recordado lo que quería.
-Está hermosa- saco la máquina de escribir de la caja y miro a Jora que tiene una expresión de incredulidad.
-¿Esa cosa?- señala el objeto con confusión.
-Sí, Jora. Esa cosa- ruedo los ojos y camino hacia mí habitación.
-¿Tú para qué quieres uno de eso?- pregunta siguiéndome.
-Para escribir, Jora. Siempre he querido una- subo las escaleras con el siguiendome los pasos y cuándo entro en mi habitación, le hago un espacio a la máquina de escribir en mi escritorio dónde hay papeles, cuadernos y enciclopedias regados por doquier.
-Entiendo, ¿has estado investigando?- pregunta y señala mi escritorio con la cabeza.
-Así es- le respondo y el toma un cuaderno al azar.
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CARPE DÍEM ✔️
RomanceDarya Ivanova, es la hija del mayor mandatario de la mafia rusa y se ha mantenido alejada de los negocios de su padre toda su vida. Siempre ha soñado con una vida normal, haciendo y disfrutando de lo que ama y justo cuándo ella y su padre creen que...