Capítulo 17

8 3 20
                                    


—¿Y cómo se llama?

—Amor de red social.

—¿Y es un romance imperfecto?

—Hasta la pregunta ofende, es obvio que sí.

—Soy novio de una artista, mis amigos me van a envidiar. Compraré todos los ejemplares

—Arthur dijo que comprará todos los ejemplares. Así que intenta hacerlo antes de que el lo haga.

—Genial, mi rival es un señor de cien años.

—Oye, el no tiene cien años. Y tratalo bien.

—Vale vale, pero que no diga que va a comprar todos los ejemplares porque eso lo haré yo.

Terminamos el desayuno y salimos al jardín, donde una motocicleta con un gran moño está siendo escoltada por Chispas.

—¿Por qué hay una motocicleta en mi jardín? ¡Justo ahí plante semillas anoche Lucían!

—Lo siento, volveremos a plantarlas. Pero queda una última cosa en la lista. Así que suba leoncilla.

Me acerco a la moto, le quito el moño y doy saltitos feliz cuando prendo el motor.

—Gracias gracias gracias — chillo abrazando a mi novio y el sonríe orgulloso.

—Procura no matarnos ¿vale?

—Tranquilo, papá me explicó cómo hacerlo cuándo le mostré la lista.

Sacamos la moto del jardín y una vez en la carretera, empiezo a manejar con cuidado. Todo va bien, pasé frente a la casa de Arthur, que me saludó y tiró un beso.

Y luego di la vuelta para regresar.

—¿Puedo acelerar?

—No mucho, Darya.

—¿Tienes miedo?

—No quiero morir, gracias.

Ignorando por completo sus palabras, acelero y creo que no debí hacerlo. Porque perdí el control del freno.

—¿Darya? Ya pasamos la casa, para.

—¡NO PUEDO!

—¿Cómo que no?

—¡LOS FRENOS NO FUNCIONAN!— grito asustada. Estamos llegando a un barranco así que Lucían toma el volante y gira.

¿Y saben qué? CHOCAMOS CON UN PUTO POSTER DE LUZ.

Y sí, se fué la luz en toda la cuadra ¿lo bueno? Fueron seis cuadras luego de casa, así que yo si tengo luz.

Pero ignorando eso, pasemos al hecho de que estoy sangrando por la nariz, de que me lastimé el brazo y de que no me puedo levantar porque me duele la columna y que Lucian cayó lejos de mí.

Lo veo corriendo hacia mi lugar y noto los raspones en sus manos. La preocupación me invade e intento levantarme pero solo logro perder el conocimiento gracias al dolor.





—¿Me morí?— pregunto abriendo los ojos con pesadez.

—Casi, pero no— papá se acerca a mí y pone su mano en mi frente que por cierto, duele horrible.

—Lo siento.

—Eso deberías decírselo a las personas que dejaste sin luz.

Está molesto, muy pocas veces me ha tratado de forma cortante y me siento en la cama para mirarlo.

CARPE DÍEM ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora