Capítulo 16

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—¿Te falta mucho?

—Si vuelves a preguntarlo me desvisto y me acuesto a dormir — amenazo estresada.

Llevo tres horas en el espejo intentando peinar mi cabello sin que se caiga cada vez que paso el cepillo. Cuándo considero que se ve representable y no cae tanto como al principio, salgo y me encuentro a Lucian jugando counter strike en la puerta de la habitación.

—Lista— le avisa y levanta la mirada.

—Te ves... Es decir, ya eres hermosa pero ¿elegiste ese conjunto tú? Por Dios; se te ve hermoso. Siempre te vistes más recatado cuándo alguien más elige tu ropa.

—Al menos que la elija papá — le recuerdo y sonríe antes de darme un beso en las mejillas.

—También te ves bien, me gusta tu camisa.

—Tal vez se deba a que me la tu compraste.

—No, se debe a que combina con el color de tus ojos— confieso y me toma de la mano para salir de casa, no sin antes ponerle la correa a Chispas para que salga con nosotros.

—¿Segura que quieres caminar las diez cuadras con Chispas?

—Por supuesto, cuándo lo intenté terminé en el hospital así que es hora de terminar esa lista.

Vamos en auto hacia el inicio de una montaña que no conozco, ahí Lucian se estaciona y tenemos que caminar aproximadamente quince metros hasta llegar a la cima. Cuándo por fin llegamos, veo el campo de flores de manzanilla más hermoso del mundo.

—¿Qué es eso?— pregunto asombrada.

—Quería llevarte ahí, pero el dueño no alquila el lugar así que pensé en que podríamos hacer picnic aquí  viendo lo hermoso que es.

—Es... Me encanta; gracias.

Nos sentamos y organizamos todo para el picnic, le pongo en un plato la carne a Chispas que come como si llevara una semana de hambruna mientras nosotros solo jugamos a las adivinanzas juntos.

—A ver, emmm. Había un chico que se estaba enamorando de una chica pero tenía miedo de morir si se le declaraba así que primero le pidió permiso a su padre y su hermano para poder invitarla a salir y pedirle ser su novio ¿quién es?

—¿Harry Styles?— digo sonrojada.

—Me temo que no.

—No lo sé.

—¿Te rindes?

—Sí.

—¿Puedo ser tu novio?— pregunta nervioso y yo sonrío de felicidad sin evitarla.

—Puede que sí — bromeo.

—¿Puede?

—Sí, tonto.

—¿Puedo besarte?

—No necesitas pedir permiso para hacerlo a partir de ahora— le digo respirando rápido.

—¿Y si no quieres besarme? Te estaría obligando.

—Si no quiero besarte te lo diré, pero ahora sí quiero.

Se acerca y levanta mi barbilla, nuestras miradas se encuentran y puedo notar sus pupilas dilatadas. Luego, acerca sus labios a los míos y dejo de respirar por completo.

Es muy distinto a la primera vez que me besó. Es como si estuviera esperando por este momento durante toda su vida. Sus labios son tan suaves que cuándo intenta apartarse, me acerco nuevamente para que vuelva a besarme y lo hace con una sonrisa pícara. Este, sin duda. Va directo a los mejores momentos de mi vida...

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