Minho
Las tres y media. Aparcamiento del instituto.
Estoy a pleno sol, protegiéndome los ojos con una mano. Al principio no lo veo. Tal vez se ha ido sin mí. O tal vez yo he salido por la puerta equivocada. La ciudad es pequeña, pero el instituto es grande. Hay tres mil alumnos porque somos el único instituto en muchos kilómetros a la redonda. Podría estar en cualquier parte.
Me apoyo en el manillar de mi bicicleta, un trasto viejo de color naranja y diez marchas heredado de Maggie. Ella le puso de nombre Leroy porque le gustaba decir a nuestros padres: «He estado montando a Leroy» y «Voy a montar un rato a Leroy».
Aparece Kim Seungmin, una nube de tormenta color azul pastel.
Lo sigue tranquilamente Yang Jeongin.
—Está allí —dice Seungmin. Me señala con el dedo índice —. Si le partes el corazón, le ganarás una patada a ese culo flacucho tuyo que te mandará hasta la India. Lo digo en serio. Lo último que necesita es que juegues con su cabeza.
¿Entendido?—Entendido.
—Y lo siento. Ya sabes. Por lo de tu hermana.
Miro hacia donde Seungmin señala ahora. Han Jisung está apoyado en un auto, las manos en los bolsillos, como si tuviera todo el tiempo del mundo y estuviera esperándome. Pienso en las de Las olas:
«Pálido, con cabello oscuro, el que se acerca es melancólico, romántico. Y yo soy espigado, suelto y caprichoso; porque él es melancolía, es romántico. Está aquí…».
Así me siento en este momento.
Me acerco a él empujando la bicicleta. Su cabello oscuro está alborotado como si hubiera estado en la playa, aunque en Bartlett no hay playa. Es tan blanco de piel que se le ven las venas de los brazos.
Abre la puerta del acompañante del coche.
—Bienvenido.
—Te dije que nada de coche.
—No he pensado en coger la bicicleta, de modo que tendremos que pasar por mi casa para recogerla.
—En este caso, te seguiré.
Conduce más despacio de lo necesario y en diez minutos llegamos a su casa. Es un edificio colonial de dos plantas construido en ladrillo con arbustos bajo las ventanas, persianas negras y una puerta de color rojo. Hay un buzón de correos también rojo en que se lee HAN.
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El mundo nos destruye a todos | minsung
Novela JuvenilJisung está roto. Minho está roto. ¿Pueden dos mitades rotas reconstruirse? Esta es la historia de un chico que aprende a vivir de otro chico que pretende morir; de dos jóvenes que se encuentran y dejan de contar los días para empezar a vivirlos. [ᴀ...