Capítulo 37

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Kevin

Una semana fue una eternidad para mí. Una semana fue un año de agobio, de noches en vela, de insomnio que volvió a mí y ya no quedaba nada del Kevin que descansaba plácidamente junto a Anaís.

A su lado las noches se habían convertido en mis momentos favoritos y ahora se han vuelto un infierno.

—Me estoy cansando de estas cenas, Xavier— le dije a mi próximo socio, el director de la compañía MVJ.

—Pues intenta no hacerlo mucho porque sabes que me gusta reunirme frente a un exquisito plato y hablar de negocios.

Lo miré y sonríe sin creerme sus palabras. Lo único que quiero es perderme en el gimnasio de mi casa y quemar energía para intentar dormir después, cosa que dudo.

Empezamos hablar de negocios tal y como había acordado que haríamos, y que la cena era un placer que le dábamos a nuestro paladar mientras cerramos un gran contrato.

Mientras prestaba atención en los acuerdos que tenía pactados en el papel, mi móvil sonó y era un mensaje. Un deseado mensaje de la persona que me tiene sin dormir.

—¿Ocurre algo? — cuestiona Xavier.

—Dame un segundo— dejo el contrato sobre la mesa y abro el mensaje y mi corazón que estaba votando sobre mi pecho, dio un vuelco mortal al leer las siguientes palabras:

Por favor deja de llamarme con número oculto.

Arrugué la frente y sin poder explicarme a mí mismo a qué se debió ese mensaje, la llamo, pero esta no contesta.

Llega el camarero y nos trae dos platos con una crema que me recuerda a ella. Ese olor nunca iba a salir de mi cabeza y dejé el móvil en la mesa y probé ese plato que según el camarero era un detalle de chef Gabriel.

—No puede ser— dije casi a punto de volverme loco.

—¿Qué es eso que no puede ser? — pregunta Xavier.

Ese sabor a hierbabuena al final me lleva a pensar que este plato estaba hecho por sus delicadas y suaves manos. Por mi Anaís.

Llamo al camarero omitiendo la pregunta de Xavier.

—¿Puedo hablar con el chef Gabriel? Este plato...— dejo las palabras a medias.

—La crema de verduras y con un toque de hierbabuena con el nombre de Ángelo, es la creación de nuestra nueva ayudante de cocina. El chef Gabriel quiso que algunos de sus comensales lo probaran.

¿Ángelo?

—¿Como dijiste que se llama este plato?

—Ángelo, señor Halcón.

—Pues quiero conocer a la nueva ayudante de cocina.

—Kevin ¿qué dices? — Xavier interrumpe.

—No te metas— le pedí, estaba muy nervioso—, llévame a la cocina, seguro que Gabriel se alegrará de verme y yo a él y de paso conozco a la artista de la creación de este plato— le señalo a la mesa.

El camarero no estaba muy seguro, pero al final accedió.

Cuanto más me acercaba a ese lugar donde quizá la vería (porque era ella, ¿no? Tenía que ser Anaís), más se me aceleraba el corazón.

Al llegar, Gabriel me recibió con una gran sonrisa mientras buscaba disimuladamente la mirada de Anaís, por su puesto intenté disimular mi desesperación y minutos más tarde le conté a Gabriel que estaba aquí para conocer a la creadora del plato Ángelo.

Treinta días para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora