Capítulo 3

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A George no le gustaba ver tanto desorden en su habitación. Verlo lleno de cajas y ropa lo hacían sentir incómodo y como si todo estuviera sucio. Por lo que apenas se despertó, no tardó en ponerse a ordenar.

—George, hace un hermoso día afuera. ¿No quieres acompañarnos a tu hermana y a mi para ir a la playa?

—No.

—Vamos, mi niño. Disfruta tus vacaciones.

—Estoy ocupado —dijo, mientras acomodaba sus libros.

—Tienes todo el verano para ordenar.

—Solo no quiero salir. Vayan solas.

—Vas a arrepentirte de haberte quedado.

En efecto, más tarde se arrepentiría de no haber ido con su madre y su hermana a la playa, y haberse quedado ordenando su habitación.

Acababa de oscurecer. Su madre le había mandado un mensaje diciéndole que habían salido a comer a un restaurante de la zona y que su padre pediría comida.

El almuerzo se sintió muy solitario. Su padre hablando con alguien del trabajo en todo momento y George entretenido en uno de sus libros.

Después de almorzar volvió a su recámara para terminar de ordenar, cuando de repente se escucha a alguien tocando la puerta. En lo primero que pensó fue en su madre que probablemente había olvidado sus llaves, así que no dudó en dejar lo que estaba haciendo e ir a abrir.

Para su desafortunada sorpresa, no era su madre quien tocaba la puerta, mucho menos su hermana. Era Dream y sus amigos.

Les cerró la puerta en la cara.

—¡Oye! ¡No nos puedes cerrar la puerta!

—Ya lo hice.

—Por favor, déjanos pasar.

—¿Cómo sabes dónde vivo, acosador?

—Ayer te vimos entrar aquí. ¿Nos abres?

—¿Por qué tendría que hacerlo?

—Porque si no me abres no voy a dejar de molestarte todo el día todos los días que te quedes aquí —dijo Dream con una sonrisa malvada.

Después de unos segundos la puerta volvió a abrirse.

—¿Qué quieren?

—Te dije que nos veríamos hoy. ¿Vienes con nosotros?

—¿Adónde?

—A una fiesta —dijo con tono inocente—. ¡Por favor!

Los cuatro lo vieron con ojos de cachorrito suplicando para que los acompañe.

—¿Por qué quieren que vaya yo? —George se cruzó de brazos.

—Porque le dijimos al padre de Sapnap que iríamos con un adulto responsable.

—No soy adulto.

—Pero eres mayor y tienes un carro.

—No es mío, está alquilado por el verano. Además no tengo licencia.

—Eso es lo de menos.

—Tampoco puedo conducir.

—¿Por qué?

—Soy daltónico.

Dream se rió como nunca antes pensando que era una broma hasta que vio el rostro serio de George que definitivamente gritaba que no era un broma.

—Ah, ¿es verdad? Pues... ¡Yo puedo conducir!

—Ni loco te dejo conducir.

—Por favorcito —le suplicó Dream—. Te prometo que te vas a divertir.

—Ya, Dream. No va a aceptar —le dijo Sapnap.

—Está bien... —dijo Dream ya cansado de insistir.

George cerró la puerta y los cuatro chicos se fueron tristes. ¿Ahora cómo se suponía que iban a ir a la fiesta?

De repente la puerta se abre. Dream voltea y siente como algo le golpea la frente. Baja su mirada y son las llaves del auto.

—Sube antes de que me arrepienta —le dice George, mientras corre hacia el auto.

Los otro cuatro sonríen emocionados.

Dream va en el asiento del conductor, George de copiloto y Quackity, Karl y Sapnap van en el asiento trasero.

—Sabes que te amo, ¿verdad? —le dice Dream a George, completamente emocionado porque era la primera vez que manejaba un auto de lujo como ese.

—Deja de hablar estupideces y conduce.

A George le sorprendió que Dream supiera conducir. En el camino le contó que había aprendido jugando al GTA, algo que era muy impresionante, pero no inesperado hablando de Dream.

Tenían la música a tope. Los cuatro cantaban como si fuera el mejor día de sus vidas, mientras que George tenía su vista en la ventana, escuchando como desafinaban horriblemente.

Tal vez eran un poco insoportables, pero debía admitir que a veces no le desagradan tanto.

—¿Es aquí?

—Sí, aquí es —respondio Karl que conocía la ubicación.

Los cinco bajaron teniendo la mirada de varios sobre ellos, aunque el auto se llevaba todo el crédito.

—Voy a buscar a Tina —les dijo Karl—. Luego voy con ustedes.

Los demás entraron detrás de Dream. Sapnap maravillado porque era a la primera fiesta no infantil a la que asistía.

—Y esto, chicos, es una fiesta de verdad.

—¿Quién carajos baila reggaeton así? —preguntó Quackity—. ¿Dónde está el perreo intenso hasta abajo? Ya vengo, chicos. No soy el mejor bailarín, pero debo de dar una clase de baile ahora mismo.

Dream volteó hacia Sapnap y George.

—Bueno, ahora somos ustedes dos y yo. ¿Qué quieren hacer? ¿Emborracharnos?

—¡¡Síííí!! —gritó Sapnap.

—No, tú no. Es tu primera fiesta. No puedes hacer que tu padre te castigue tan rápido. Mejor les presento a mis amigos y... amigas —Dream les guiñó el ojo.

Pasaron un buen rato saludando a los amigos de Dream que eran bastantes. Tan bien les presentó algunas chicas que se notaba que ni siquiera las conocía o al menos no tanto. George ya empezaba a aburrirse, pero no podía irse sin el auto.

—¿Nos vamos? —le preguntó George.

—Apenas son las diez y media. ¡Disfruta!

Dream le pasó un vaso y lo aceptó para luego tirarlo en una de las macetas.

Media hora más tarde ya había perdido a Dream. Estaba solo con Sapnap y ninguno sabía qué hacer.

—Ahora solo somos tú y yo —George suspiró al darse cuenta que se había quedado con el menor del grupo—. ¿De casualidad sabes conducir?

—No, pero me gusta F1.

—Mejor cállate.

Sapnap se puso de puntitas intentando buscar a Dream con la mirada, pero nada.

—¿Cómo se conocieron ustedes cuatro?

—Dream y yo somos amigos de la infancia porque vivimos en la misma calle. Luego conocimos a Karl y a Quackity hace unos veranos atrás.

—¿Y no preferirías juntarte con gente de tu edad?

—Es que ellos son cool.

—¿Ahora a los pendejos se les dice cool? Voy a llamar a un taxi para que te deje en tu casa.

—¡No! Me gusta estar aquí.

—Literalmente estás parado en una esquina con un chico que tiene cuatro años más que tú. ¿Cómo te va a gustar estar aquí? ¿Eres gay?

—No, ¿tú sí?

George se queda callado.

—Creo que vi a Dream. Sígueme.

Our Summer [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora