Capítulo 12

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Mientras George ordenaba, Dream le hacía mucho más difícil el trabajo agarrando cada cosa que George ponía en su lugar y dejándolo en otro lado.

—Tus libros son aburridos.

—¿Aburridos? No es mi culpa que leas cosas estúpidas.

—No son cosas estúpidas. La saga de Percy Jackson es como un nuevo clásico.

—Ya quisieras, amor.

Dream sonríe ante tal apodo por más que fuera simple sarcasmo.

—No te hace superior leer clásicos, ¿lo sabes? —le dice Dream, mientras agarra toda la pila de libros que George acaba de terminar de ordenar y los deja nuevamente en el suelo.

—¿Entonces qué lo hace?

—Nada. No hay mejor ni peor literatura. Son gustos.

—Pues tienes mal gusto.

—Por eso me gustas.

Dream sonríe complacido al ver la expresión de George. Le encanta hacerlo enojar. Si le pagaran un centavo por cada vez que le hacía perder la paciencia probablemente ya estaría por volverse millonario.

—Te odio, ¿lo sabes?

—¿De verdad me odias?

—Pues obvio que sí. Acabas de dejar que Hamlet toque el piso. ¿Cómo no te voy a odiar por tremendo crimen que acabas de cometer?

—Si quieres dejo que tu querido Hamlet toque la basura si te parece más adecuado.

—¡Atrévete y la próxima luz que verás no será del sol!

—A mí me encanta ver las estrellas.

Dream se acerca lentamente hacia George, este último retrocede intentando no tropezarse con las cosas que siguen en el suelo.

—¿Nos quieres ver las estrellas conmigo, George?

—Es de día.

—¿Y qué nos detiene?

—Las estrellas no se aprecian durante el día.

—Pues don cerebrito esta vez está en lo incorrecto.

George relame sus labios sutilmente, mientras gira su vista hacia otro lado. Siente el pulgar de Dream acariciar su barbilla con delicadeza. Poco a poco el rostro del más alto se acerca, cortando así con la distancia entre los dos.

—Quiero hacerlo, George —murmura sobre sus labios—. Estoy tan necesitado de ti. Por favor, di que sí.

—No, lo siento.

George se aleja a una distancia prudente y sigue ordenando.

—¿Por qué no?

—No tengo ganas.

—Eres muy aburrido.

Dream se sienta en el piso mientras ve a George ordenar.

—No soy aburrido. Ya lo haremos algún día. Bájale a tus hormonas un rato.

—Nunca quieres hacerlo.

—Apenas llevamos dos días siendo novios. Primero un cafecito, ¿no?

—Si te traigo un café, ¿lo hacemos?

—No.

Dream se muerde el labio ligeramente mientras ve a George. ¿Cómo se podía ver tan lindo incluso haciendo las cosas más aburridas?

El chupetón que le había hecho en la fiesta sigue ahí. Está escondido, pero logra ver parte de él. Le encanta como le queda su camisa a George. Se le ve tan grande y tiene ganas de abrazarlo para sentir su pequeña cintura que siempre trata de ocultar con la ropa holgada.

—Te amo —suelta Dream sin previo aviso.

George voltea a verlo un poco confuso.

—No vamos a hacerlo, Dream.

—Solo quería decirte que te amo.

—También te amo.

—¿Te casarías conmigo?

—¿Por qué estás diciendo cosas tontas?

—Estoy hablando en serio. ¿Te casarías conmigo?

—No, somos muy jóvenes.

—¿Y después?

George se encoge de hombros.

—Aún no he llegado a ese punto de mi vida donde pienso en casarme, tener hijos o si compraré una casa.

—¿Qué quieres ser en el futuro?

George se lo piensa. Se consideraba una persona muy organizaba. Le encantaba organizar tanto sus cosas como su vida. Planear todo a detalle. No le gustaban las sorpresas ni las improvisaciones. Pero lo que había planeado sobre su futuro era casi nulo. Todo se resumía a estudiar en una buena universidad, acabar su carrera y ejercer como la mayoría. Después se enamoraría de alguien y ahí recién podría plantear su futuro con su pareja. ¿Pero eso era lo que en verdad quería o era lo que los demás querían de él? ¿Qué quería ser en el futuro?

—Feliz —George le sonríe a Dream—. Quiero ser feliz.

—¿No lo eres? ¿No eres feliz conmigo?

—No soy feliz con mi vida.

—¿Por qué no? Tienes mucho dinero, una linda casa en la playa, tu casa de Inglaterra seguro es mil veces mejor, tienes una linda familia, amigos, un lindo novio. ¿Cómo no puedes ser feliz así?

Se vuelve a encoger de hombros. No porque no supiera la respuesta, solo no cree que Dream sea capaz de entenderlo. El aún tiene una vista muy inexperta de la vida como para comprender su sentimiento. Además, Dream sí que era feliz. Hacía lo que él quería sin importarle nada. Después de todo, ¿qué tenía Dream por arriesgar?

—¿Tú eres feliz, Dream?

—Sí, yo creo que sí. Tal vez no tenga tanto dinero como tú, pero tengo un lugar al que puedo llamar hogar, una linda familia, amigos y te tengo a ti. No creo que necesite algo más.

—¿Y qué quieres ser en el futuro?

—Quiero ser alguien que valga la pena recordar. Quiero vivir una vida inolvidable. No quiero limitarme a nada. Quiero hacer todo lo que pueda. No quiero callarme. Quiero decir todo lo que siento, demostrarle al mundo quién es Dream.

—Eso es tierno.

—Supongo.

—De grande quiero ser tú.

Dream se echa a reír ignorando la expresión seria de la cara de George.

—¿Por qué te ríes?

—¿No era una broma?

—No. De verdad quiero ser como tú. Arriesgar sin tener miedo de perder. Ser simplemente lo que yo quiera ser.

—Entonces no quieres ser yo, quieres ser George.

—Sí, quiero ser George. Por una vez en mi vida quiero dejar de ser aburrido por el miedo al qué dirán y simplemente ser yo.

—Yo quiero conocer al verdadero, George.

George se acerca a Dream y si sienta frente suyo antes de besarlo apasionadamente casi de una forma desesperada.

—Vamos a hacerlo —murmura George con una pequeña sonrisita.

Our Summer [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora