Capítulo 11

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Dream siempre había sido muy unido a su grupo de amigos, trataba de no excluir a nadie, aunque a veces bromeaban con hacer a Quackity de menos.

A pesar de que conocía a Sapnap por más tiempo, tenía que admitir que por la diferencia de edad no podían de hablar de muchos temas serios. En casos como esos recurría a Karl.

Es por eso que no dudó en ir a su casa. Podía escribirle un mensaje o llamarlo, pero no era lo mismo que estar con él en persona.

Tocó la puerta y como siempre le abrió Karl. Rara vez veía a sus padres en casa, mucho menos en verano. También esa era la razón que Karl era el que mayormente ponía la casa para las juntadas.

—¿Recién despiertas? —le pregunta Dream al verlo somnoliento.

—Cuidar a un mocoso no es divertido ni aunque sea tu amigo.

—¿Está Sapnap contigo?

—Desde la fiesta. Ya está bien, pero no lo quiero llevar a su casa y él tampoco quiere porque le tiene miedo a su padre. Así que dejé que se quede hasta el final del verano.

—¿¡Estás loco!?

—Sinceramente ya se me quemó el cerebro hace tiempo. ¿Vas a pasar o me vas a seguir gritando allá afuera?

Dream pasó viendo todo el desorden de la sala y a Sapnap durmiendo en el piso.

—¿Qué le pasó?

—Nada. Está bien. Ya me fijé de que respirara.

—No le has hecho nada, ¿verdad?

Karl lo voltea a ver casi dislocándose el cuello.

—¿Qué insinúas? ¿Crees que le voy a hacer algo al niño sin su consentimiento? Y aunque tuviera su consentimiento no lo haría. Está bien pendejo y solo es un amigo. No tengo esos sentimientos ni intenciones en él.

—Pues yo sí —Karl abre los ojos tan grande que parece que se le van a salir— en George.

—Aaaaah. Hubieras empezado por ahí. Ya te iba a botar de mi casa.

—Somos novios desde ayer.

—¿Y por qué no suenas tan contento?

—Porque nunca he estado con un chico, solo con chicas.

—Pues es casi lo mismo, solo que ahora tiene pene.

—Eso ya lo sé.

—¿Entonces por qué te haces tanto problema? No hay nada complicado. Tú dale para adelante. George no se va a quedar aquí toda la vida. Aprovecha lo más que puedas a su lado.

—Tienes razón. Gracias. ¿Harás algo hoy?

—¿Algo más además de cuidar de Sapnap? Lo dudo. Te aviso cualquier cosa.

Dream se da la vuelta para salir de la casa, pero la voz de Karl lo detiene por un momento.

—¿Qué harás por tu cumpleaños?

—No lo sé. Aún falta un mes.

—Un mes pasa rápido. Ve pensando. Si necesitas ayuda avísame.

Dream solo asiente con la cabeza y sale de la casa rápidamente.

Toma su celular y marca el número de George, quien no tarda en contestar.

—Dream, ¿qué pasa?

—¿Tienes planes para hoy?

—Tenía pensado ordenar mi habitación. ¿Quieres venir? Aunque no creo que seas del tipo de personas que disfruta ordenar.

—Ya sabes qué dicen. Si no puedes ayudar, estorba.

—Te espero entonces.

No puede evitar sonreír y brincar de felicidad. Se había enamorado varias veces, incluso había tenido muchas novias, pero nada se comparaba a como se sentía cuando estaba con George.

Sentía como su corazón se aceleraba con tan solo verlo. La piel se le erizaba al besarlo. A su lado todo era hermoso. El universo dejaba de ser inmenso y se resumía solo en ellos dos.

...

George se abotonaba la camisa mientras se miraba al espejo. No era cualquier camisa, era la de Dream. No le importaba lo grande que le quedaba, lo importante era el significado que estaba impregnado.

Dejó los dos primeros botones libres dejando al descubierto sus clavículas bien definidas.

Tocan la puerta y corre como nunca antes a abrir.

—Buenos días —dice Dream divertido, mientras extiende una pequeña flor de naranjo—. Una flor para otra flor.

George rueda los ojos por lo cursi que Dream era.

—Pasa. Y gracias por la flor. No la arrancaste, ¿o sí?

—No, la encontré en el suelo. Por mi residencial hay varios naranjos. Deberías ir algún día a visitarme.

—Mientras que no termine adolorido como la vez pasada que fui a tu casa si acepto.

—Eso sonó horrible.

Dream se ríe hasta casi quedarse sin aire. Por otra parte, George se limita a no rodar los ojos y lo lleva hasta su habitación que estaba demasiado desordenada como si alguien hubiera tirado todo al suelo.

—Creo que estaremos todo el día ordenando, al menos yo —dice George.

—Ayer esto no estaba así. ¿Qué pasó?

—Quise ordenar todo de cero. Entonces tiré todo al suelo y a mi cama apropósito.

—Eso suena divertido si no tuviera que ordenar después.

Dream se agacha observando todas las cosas. Hay desde ropa, libros, productos de higiene, demasiados productos de higiene; algunos álbumes de música, bolígrafos que probablemente costaban un riñón, libretas pequeñas y muchas otras cosas diminutas que se perdían entre todo lo anterior.

Toma una de las libretas encontrando bocetos rápidos de personas y calles, también hay poemas. Se detiene a leer uno.

—No lo leas —le ordena George.

—¿Por qué no?

—Es personal.

—¿Son poemas de amor? —dice Dream juguetón—. No creí que podrías ser un romántico.

—No lo soy.

—Esto dice lo contrario —le muestra la libreta abierta justo en la primer poema—. "Te amo como un alcohólico ama emborracharse —empieza a leer, sintiendo la fija mirada de George sobre él—. Porque te amo y te deseo todos los días esperando que llegué el fin de semana para tenerte dentro mío. Te amo como un alcohólico ama emborracharse. Porque te amo a pesar de que luego de tenerte me lastimas y me haces odiarte. Porque después te amo y sigo deseándote" —mira a George fijamente—. ¿Quién te hizo tanto daño?

George se encoge de hombros.

—...Escribes bien. Yo si tuviera una libreta lo único que haría sería escribir en la primera página "puto el que lo lea".

—Y eso es lo que yo debí hacer.

—Igual lo hubiera leído.

—¿Estás aceptando que eres puto?

—Sí.



Our Summer [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora