Devil Devil - MILCK
Alexei
¿Qué le pasaba por la maldita cabeza? ¿Qué quería lograr? ¿Por qué quería arrojarse al vacío?
Toda la noche pasé dándole vueltas en mi cabeza sobre cuál era el motivo que la orilló a pensar que era tan fácil tomar esa decisión.
Me cuestioné porqué evité que se arrojará de la ventana.
Podría haber dejado que lo hiciera.
Me ahorraría los dramas de Helena como el de la noche anterior.
Ella sería libre y yo no tendría que ocuparme por ella nunca más.
Pero verla allí, sentada al borde de la cornisa mirando hacia la nada, ella y sus pensamientos.
Me provocó un enternecimiento, la misma sensación cuando recordé la imagen de ella delante de mis ojos.
Me miró fijamente a los ojos, susurrando un lo siento saliendo de sus labios y simplemente saltó.
Esas fueron las últimas palabras que escuché de ella antes de verla caer y encontrarme con su cuerpo contra el piso cubierta de su propia sangre.
No se detuvo a pensar en el daño que me hacía al tomar esa decisión.
Un impulso me hizo ir hasta Helena.
Es lo que hubiese hecho por ella y no solo quedarme allí de pie, sin hacer nada.
No podía moverme.
No pude detenerla y convencerla de no hacerlo.
Estaba petrificado.
Aterrado.
Viéndola morir.
Fui testigo de su partida.
¿Qué obligó a Helena a pensar que esa era la única salida?
No solo se trataba de estar prisionera en mi casa.
Algo más pasaba.
Pero no sabía que era lo que le atormentaba.
Me sentí extraño cuando las sostuve en brazos.
No quería pensar en los ojos almendrados y amables mirándome asustados y desconcertados.
Cómo si la hubiese atrapado intentando escapar y me temiera.
Salí de su habitación porque estaba tan cabreado con ella que no podía verla directamente a los ojos.
Qué no sabía cómo reaccionaría al escuchar las razones que la orillaron a querer acabar con su vida.
Tuve que mantenerme lejos de ella.
Y qué mejor que evitarla centrándome en los negocios.
Miro el collar que le di a Helena la noche anterior entre mis dedos, con los diamantes intactos.
A excepción del broche dañado.
Le pertenecía a mi madre y ahora estaba estropeado.
Verla llevarlo puesto alrededor de su cuello, me hizo recordar lo hermosa que se veía mi madre con él puesto.
Una mujer elegante y la hacía ver como toda una dama de sociedad.
En Helena resaltaba su piel bronceada y hacían juego con sus resplandecientes ojos.
No necesitaba llevar pendientes en las orejas porque sus impresionantes ojos lo completaban.
Y ella lo lanzó como si no valiera nada.

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Amor Mortal
RomanceHelena, modelo reconocida de la marca de ropa más famosa de Italia, Raffaelli. Lleva una vida ocupada. Lo único que le importa es su trabajo. Los hombres la desean y abundan en su vida como las abejas en la miel atraídos por su belleza exótica. Su...