Epílogo

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New kind of love - Redd Carter

Helena

Moscú, Rusia

Doce meses después

Había llegado el día.

Estaba emocionada, pero a la vez tan nerviosa, ansiosa y asustada.

Las manos me temblaban y me sudaban.

Que no podía controlarme.

Que antes de salir de casa me había olvidado del bolso con la ropa de bebé en la habitación que habíamos preparado para recibir a las bebés, lo recordé cuando estaba en el auto con Alexei que se encontraba igual o más de asustado que yo.

La gran y tintada mano de Alexei encontró la mía y le daba ligeros apretones cada cierto tiempo. Reconfortándome y tranquilizándome durante el camino.

Gerard condujo hasta la cuidad.

Nos encontrábamos sentados en las sillas en la sala de espera, los gritos de los niños que jugaban en el patio del orfanato se lograban escuchar hasta el interior del edificio.

Mis ojos observaron el interior del edificio. Había dibujos hechos por los niños, donde plasman su día a día dentro del orfanato.

Habíamos hablado y jugado con ellos.

Abrazado y sostenido en brazos a los más pequeños.

Mi corazón se contrajo al saber que muchos de esos niños nunca tendrían un hogar y unos padres que le les brinde su amor incondicional porque eran demasiado mayores para estar dentro del programa de adopciones.

Quería llevarlos a todos con nosotros, pero sabía que era imposible tenerlos a todos.

Haciendo que mi corazón diera un vuelco en mi interior.

Estábamos familiarizados con el lugar desde hace nueve meses atrás, cuando volvimos a casa de nuestra luna de miel y la semana de la moda había concluido, recibimos la llamada de la trabajadora social para decirnos que estábamos dentro de la lista de espera para poder adoptar un niño.

Estábamos familiarizados con el edificio.

Hacia seis meses, nos informó que una mamá adolescente había llegado a ella para que pudiera ayudarla a encontrarle una familia para que cuidara de sus bebés ya que el tiempo para interrumpir su embarazo había vencido y dar en adopción era su única opción en ese momento y la chica no podía brindarles una vida digna y no quería que los bebés sufrieran.

Tenía entendido que esos procedimientos tardaban meses, incluso años.

No creía posible que la solicitud fuese aprobada tan pronto.

Debía haber cientos de parejas en la espera de tener un bebé.

Quería que les dieran el amor y la estabilidad económica mejor a la que ella podría brindarle a esos bebés.

Alexei y yo fuimos su prioridad.

Sabía que para aquella joven no era una decisión fácil, pero la comprendía.

Hubiese sacrificado mis propios sueños, No me hubiese importado trabajar más tiempo en la floristería de la señora Nora solo para que a mi pequeña no le faltara absolutamente nada, le hubiese dado todo por darle lo mejor a mi hija si Connor no me la hubiera arrebatado de esa manera.

Incluido mi amor incondicional por ella.

Lloré de felicidad por días y Alexei estuvo resondrándome entre sus brazos sin reprocharme nada, sabía que era una noticia que quería escuchar desde hacía mucho tiempo. entre los brazos de Alexei cuando escuchamos las buenas noticias hacia seis meses cuando la trabajadora social nos informó de Calina.

Amor MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora