Capítulo 19

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Never have I ever - Katie Garfield

Alexei

El arma aun apunta en la dirección donde se encontraba Helena hace un instante.

Veo la sangre brotar de la cabeza de Helena.

Mientras su cuerpo yace inerte sobre el césped.

No medí las consecuencias.

No medí mi enojo por su traición.

Estaba cegado por la furia que no me percaté de lo que estaba haciendo.

Fui un cabrón imbécil con ella.

Reacciono y corro hasta donde se encuentra.

Helena está inconsciente.

Sus ojos están cerrados.

Palpo la herida en su cabeza y la presiono para evitar que pierda más sangre.

Nunca me había asustado al ver desangrarse del cuerpo de una de mis víctimas.

Pero se trataba de Helena.

La mujer con la que había compartido mis penas.

La mujer que me hizo sentirme como un ser humano de nuevo y no un monstruo como todo el mundo, cuando se suponía que debía aborrecerme por secuestrarla.

Alik se acerca.

- ¿En qué carajos estabas pensando cuando le disparaste a Helena? - Reclama.

Ni siquiera estaba pensando con claridad cuando accioné el arma.

La furia dominaba cada extremidad de mi cuerpo.

Y no fui consciente de mis acciones.

- Helena. Responde. No mueras. No puedes dejarme. Por favor perdóname, кукла - Le doy ligueros golpes en su mejilla - ¡Llamen al maldito medico! - Arrojo un grito desgarrador.

Estrecho su cuerpo contra el mío.

- Ya lo he llamado, señor Alexei. Viene en camino - Dice Sonia a la distancia.

Aparentemente preocupada por Helena.

Siento angustia.

Puede que sea demasiado tarde y Helena esté muerta.

No podía perderla.

Aparto su cabello del rostro ahora empapado de su propia sangre.

Alzo su cuerpo y me dirijo al interior de la casa.

- Gerard, lleva a Brenan a una de las habitaciones. Y que lo atienda un médico. -

- Déjelo morir, señor. Ya se ha vengado de esa puta. -

- Cállate si no quieres que te despida con una bala incrustada en los putos sesos justo ahora. No estoy para discusiones, Gerard. Haz lo que te estoy ordenando. -

Escucho bufar a Gerard.

No me importa lo que Gerard piense.

Debo salvarlos a ambos.

No pierdo más tiempo y llevo a Helena en brazos hasta mi habitación.

Parecía que el tiempo se hubiese detenido.

La desesperación aumentaba con cada segundo transcurrido.

No sabía qué hacer.

Entré en pánico cuando vi a Helena tendida sobre el césped.

Amor MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora