11- Dudas y Tristezas

4.2K 210 1
                                    

Leonardo se había pasado una hora revisando los contratos y cuando ya le estaba pensando los ojos decidió ir a dar una vuelta para ver a su nueva hija. Lo primero que pudo notar fue los pasillos desiertos por lo que sacó su arma corriendo hacia las habitaciones, primero abrió bruscamente la de Victoria dónde casi se le cae el arma al ver la imagen de su mano derecha amarrado a los barrotes de la cama de su hija y no solo eso, si no que se encontraba inconsciente con un gran abertura en el cráneo y desnudo de la cintura para abajo mientras de su pecho colgaba un cartel con cinta adhesiva el cuál arranco para leerlo bien de cerca.

"Aquí tienes a tú puto pedófilo de mierda"
Con amor V. Lombardi.

No, su hija no podía haber escrito aquello. El dolor de la traición era una puta mierda.Grito frustrado. Y la rabia contenida hizo que arrugará el papel en un puño y disparará al hombre muerto en su miembro. Mientras salía de ahí hacia la habitación de Kristal la cual efectivamente estaba vacía con la ventana abierta. Habían dos guardias inconscientes. Y el resto se encontraba vageando en sus posiciones.

¡Serán imbéciles!

Grito furioso Lombardi reuniéndo a todos los hombres que quedaban a las afueras de la finca. Antes de ir hacia allí revisó las cámaras de seguridad las cuales estaban apagadas como sospechaba. Victoria era inteligente sin dudas y la había subestimado demasiado, pero después de todo era su sangre, Leonardo tenía claro que todo esté plan no lo había hecho sola.

Teniendo frente a frente a todo sus hombres pudo cuantuficar las bajas las cuales habían sido pocas pero importantes y mando a llamar a Anastasia. Sí alguien podía aclararle de que hiba esto era esa víbora y su lengua viperina.

Valentino parqueo el auto en la villa acordada con los hermanos Bianchi. Las horas en coche habían sido tranquilas entre las conversaciones de ambas hermanas. A Kristal le pareció genial tener una hermana menor siempre había deseado una y sin dudas Victoria era el opuesto a ella en personalidad y soltura. La muchacha estaba más familiarizada con la mafia y desbordaba seguridad en su forma de hablar, que casi le hizo sentir un poco de envidia a la muchacha la cual la miraba con admiración. Guilio no podía contener su rostro de sorpresa al enterarse que Kristal era una Lombardi original. Lo cuál era bueno en partes. Había una cierta oportunidad de tenerla para él, al recordar el beso de antes. Pero a la vez tenía tantas dudas, porque la muchacha en el auto se le veía pensativa por momentos y rehuía a su tacto, mientras acariciaba un collar que llevaba en su cuello siempre.

____¡ Hasta que al fin llegaron!___ la voz contenta de Sebastián los recibió en la puerta el cual se encontraba con unas muletas al no poder caminar aún bien. Al día siguiente de haber escapado del hospital Sebastián le dijo a Dante que saldría del país hasta que se calmaran las cosas, lo cuál su padre había tomado bastante bien para su sorpresa. Entonces él y Guilio se encargaron de pagarle a un hombre para que viajará en su nombre en el jet privado y amenazaron al piloto de la familia. Tenían que hacer hasta lo imposible para despistar al viejo hasta no saber lo que tramaba.
Hasta ahora Guilio tenía un infiltrado en el búnker donde se encontraba Dante y el último reporte era que todo estaba tranquilo.

Kristal corrió a abrazar a su hermano nada más que salió del auto saltando en sus brazos.

____Cuidado pequeña____ la tomó riendo entre sus brazos mientras sostenía a la vez las muletas impidiendo que cayeran.

___Lo siento___susurro ella riendo también.

Y Guilio pudo sentir como en ese momento se le oprimía el corazón ante la vista. Victoria que pudo notar lo rompecorazones que era su hermana sonrió orgullosa mientras palmeaba la espalda de Guilio y alcanzaba a los tortolitos. Valentino carraspeó a su espalda llamando su atención mientras lo miraba con un poco de lástima.

____Tranquilo hermano sé cómo se siente que te aplasten el corazón____ casi pudo jurar que con su frase se refería a Sebastián pero decidió no hacer caso a sus pensamientos.

____¿ Se van a quedar ahí parados par de marmotas?____ se burló Victoria mientras gritaba adentrándose de primera en la mansión de estilo victoriano a las afueras de Italia.

Todos se acomodaron repartiéndose habitaciones. Ese sería su escondite hasta que se hiciera la reunión que Dante quería. Aún ambos hermanos no tenían claro porque Victoria los había ayudado, cuando siempre se había mantenido al margen siendo la niñita perfecta de la Mafia. Valentino que la conocía mejor al igual que Alex no les había dado razones.

La villa era propiedad de los Carruzos, sería imposible que la rastrearan pero a esas alturas todo podía pasar.
De todas maneras Guilio lo tenía todo calculado allí no pasarían mucho.

Después de acomodarse Kristal fue a ver a Sebastián él le dijo que lo buscará y respondería a todas sus preguntas, por lo que tenía el corazón a mil. De camino a la habitación del muchacho una mano la tomo de sorpresa y le tapo la boca antes que gritara.

____Tranquila cara, no te haré nada___ susurro Guilio en su oído haciéndola a estremecer aumentando aún más sus latidos y sus nervios. Esos ojos azules eran como dos pozos sin fondo que la mareaban últimamente. No sabía que estaba pensando cuando le correspondió el beso. Se sentía como en una montaña rusa dónde en un momento estaba arriba y otras se derrumbaba, en el arrepentimiento. Estaba mal sentirse atraída por dos personas y más su esas compartían vínculos inegables.

Guilio le gustaba eso lo tenía más que claro pero Sebastián era su amor de la infancia. .

____Recuerdas cuando en el auto me preguntaste por tú mamá____ la muchacha lo miro confundido saliendo de sus pensamientos.____ En ese momento no supe que decirte, es algo que llevo evitando desde ese día en el hospital porque odio la idea de que estés triste, tú y mi hermano son lo más importante para mí.

El muchacho estaba nervioso y ella se le aguaron los ojos con cada palabra. Porque en el fondo lo intuía. Esos sueños, esa sensación, ese sexto sentido que se lo gritaba. Pero aún así, era muy difícil creerlo. Un dolor muy grande se instalo en su pecho haciendo que gritara y callera de rodillas en el piso cerrando los ojos y el corazón de Guillo se oprimía intentando también de rodillas calmar algo que sabía que nunca quitaría no importa lo que hiciera.

Porque en el fondo él sabía lo que dolía.

La criada del mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora