10- Besos y Abrazos

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Kristal se encontraba acostada en la habitación mirando hacia el techo mientras pensaba en su madre y en los hermanos Bianchi cuando alguien giro el pomo de la puerta. La muchacha se enderezó secándose las lágrimas que se le habían escapado, no le daría el gusto a estás personas que la vieran llorando. Pensó que quizás se trataba de su padre o de la señora que le traía las comidas pero nunca ni en sus más remotos sueños pensó ver entrar a Guilio Bianchi, vestido de negro con lentes y gorra. La muchacha sabía que era él por su media sonrisa, por lo que ella no pudo evitar sonreír también y correr hacia el chico que la atrapó levantando la en el aire.

_____¿Estas aquí de verdad?____ la muchacha no sabía si reír o llorar de la felicidad mientras aspiraba su olor a menta y a cuero. Y era apretada por esos grandes brazos que nunca pensó extrañar tanto.

______Si, cara____ susurro Guilio apartándose un poco para dejarla en sus pies y tomarla por sus mejillas, llenándose por fin de esos ojos tan hermosos de su cara. El muchacho sintió que al fin podía respirar, ella era su oxígeno,su todo.

Y así guiados por la alegría, la excitación, la adrenalina del momento. Guilio la beso y ella no pudo evitar corresponderle. Era un beso cargado de pasión, de muchos te extraño, de te necesito. Un solo roce que se volvió intenso cuando el la volvió a cargar tomándola por el trasero y pegándola a la pared haciendo que a la muchacha se le escapara un gemido y el gruñera.

Se separaron agitados en busca de oxígeno mientras juntaban sus frentes aún con los ojos cerrados.

____Por más que quisiera estar así todo el puto día deberíamos irnos cara.

Guilio la bajo con cuidado y Kristal salió de su burbuja asintiendo.

_____¿ Confías en mí?___ el muchacho le extendió la mano y ella la tomo asintiendo sin dudarlo.

Guilio abrió la ventana de su cuarto con maestría forzandola con una navaja que traía en sus pantalones. Ya Valentino y el habían plantado una escalera sin ser vistos por lo que el plan de huida era perfecto. A esta hora Leonardo se la pasaba en su despacho sin salir según Victoria y las camaras de seguridad se encontraban apagadas, por lo que nadie sospecharía nada. A menos que un guardia los pillara.

____Bajare yo primero, después tú me sigues y te atrapó abajo.

Kristal dudo un poco ya que le tenía un poco de miedo a las alturas. Guilio al ver su miedo la abrazó y le susurro al oído.

_____Todo estará bien mía cara, no te preocupes. Nunca dejaré que te pase nada___ beso la mejilla de la muchacha y está ya le sonrió un poco más confiada.

El muchacho comenzó a bajar de prisa y después la ánimo, ayudándola. Una vez en tierra comenzaron a correr hacia el cercado que dirigía al bosque. Kristal Hiba con un vestidito de flores por arriba de las rodillas que acentuaba su figura y unas sandalias de medio tacón que le impedían correr rápido. Guilio al notar su molestia la cargo a caballitos a la fuerza y siguió hasta atravesar unos arbustos y encontrarse la carretera con el coche de Valentino él cuál no se encontraba solo. La viva imagen de Kristal estaba a su lado Victoria Lombardi. Cómo no pudo notar el parecido desde antes. Incluso la muchacha se quedó estática.

Victoria al ver que era el centro sonrió.

____No tenemos tiempo para explicaciones mi padre debe estar a punto de darse cuenta____ interrumpió la misma mientras abría la puerta trasera.

Guilio asintió bajando a Kristal de su espalda e instandola a entrar en el coche mientras el le seguía y Valentino arrancaba del lugar a toda velocidad.

Dante ya llevaba tres días en el búnker, Oracio le había informado de la fuga de su hijo, lo cuál era predecible y se lo esperaba. Hizo justo lo que él quería. Por eso estaba tan feliz en el jacuzzi de su suite mientras la rubia amiga de Kristal le daba masajes en su espalda ronroneando como una gatita que desea más de su hombre. Ya tenía sus planes en marcha y la vida de la hija de Leonardo no duraría mucho. Tomó otro trago burbujente de champagne. Y se giró para tomar a Rowina de los muslos e instarla a subirse en la superficie para comerle el coño como le gustaba. Esa chica estaba hecha a su medida y sin saberlo sería una clave para sus planes macabros.

La criada del mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora