1- Reencuentros

14.6K 430 4
                                    


____¡ Espabila muchacha!____la voz escalofriante del Capo Bianchi sobresalto a Kristal que se encontraba terminando de preparar el banquete junto a su madre.

___ No se preocupe señor todo está listo como usted lo pidió___lo tranquiliza su madre mientras ella baja la cabeza.

Por un momento olvidó cuan escalofriante era el hombre aquí presente, y es que se trataba de Dante Bianchi el capo de la mafia más temida en Italia, él cuál había acogido a su madre y a ella cuando a penas tenía cinco años. Según su madre sí no fuera por la bondad de los Bianchi hubieran terminado pidiendo limosnas en las calles, ya que la Italia de aquellos tiempos para una madre soltera era difícil, muchas incluso terminaban muertas por su propia familia debido a la deshonra. Su madre nunca le hablo del donador de esperma que le permitió venir al mundo, y por más que un día vivía con la esperanza de conocerlo, esas ilusiones murieron en la mente de una niña que al fin entendió que su vida sólo sería como la criada de la mafia. Porque si algo tenía claro es que la única manera de salir de este mundo era la muerte, siempre estuvo condenada desde que su madre pisará la mansión por primera vez.
Lo bueno de esto es que ahí conoció a Guilio y Sebastián Bianchi, los hijos del capo, de los cuales se hizo muy amiga, prácticamente eran hermanos inseparables, siempre jugaban juntos. Aún cuando Sebastián le había robado dos picos con a penas diez años acelerando su pobre inocente corazón. Guillo sin embargo era mayor y siempre le susurraba cosas lindas y era demasiado sociable así los recordaba a ambos.
Desde que se murió la señora Sofía la mansión fue un caos, el Capo arrasó con todo para aquellos tiempos y envío a ambos niños lejos al Internado militar de la Camorra. Para ese entonces Guilio tenía catorce y Sebastian a penas diez como ella, recuerda claramente sus llantos y como le pedían al señor que no se los llevarán. Todavía aferraba el collar que Sebastián le había dado un día antes con una promesa que veía imposible. De Guilio no tuvo tiempo de despedirse.

Ahora después de siete largos años dónde la familia se volviera más poderosa, regresan sus herederos. Ya era hora que el Capo delegará su puesto a uno de sus hijos y el otro termina muerto. Kristal de sólo pensarlo se estremecía, recordaba muy bien la unión de ambos hermanos.

___ Hija ve a cambiarte mientras yo y Bianca vamos a servir el banquete___ su madre señala a la otra mujer rechoncha de tez latina la cual le sonríe.

___Aprovecha que hoy estoy de buena y feliz porque pronto tendré una médica.

___Se dice Doctora Bi___le responde Kristal sonriendo, sentía un profundo afecto por la mujer tanto así que la consideraba como una madre.

___ Tengo unos deseos de ver a los amos, seguro están tan grandes como la niña___ es lo último que escucha Kristal justo antes de salir de la cocina rumbo a su habitación en el primer piso.

La mansión era todo un caos de camareros por doquier y la mayoría de los invitados  se encontraban en el jardín y el primer piso era una mezcla ruidosa para lo que la muchacha estaba acostumbrada a oír. Aunque claramente prefería esto a los gritos de terror del sótano o la bodega.

Entro rápido a su habitación cerrando y apoyando su peso en la puerta mientras recordaba las palabras claras del Capo justo antes de salir de la cocina.

"Quiero que te vistas y asistas a la celebración como parte de la familia..."

Pero qué podría ponerse, sí a penas lo único que conservaba su clóset era sus uniformes de sirvienta que consistían en una falda negra por la rodilla y una blusa blanca de mangas largas a la cual se había acostumbrado con el tiempo a pesar de los calores, seguido de los gym rasgados que utilizaba a menudo, sus remeras y sus bambs. Estaba completamente perdida, quizás debía rechazar la orden del Capo gentilmente, pero ese hombre la intimida a demasiado por lo que decidió llamar a su amiga Rowina la cual le hizo un resumen breve y está chillo emocionada porque tendría la excusa perfecta para al fin conocer a los hermanos Bianchi.

Kristal se metió a bañar con la puerta abierta hacia su habitación dejando la tanguita de encaje con el brasier que se pondría sobre la cama mientras tarareaba una nueva canción que recién estaba de moda.

Estaba tan distraída en la melodía que casi se muere de un infarto cuando unas manos frías la tomaron de la cintura, pegándola a un pecho duro.

____No vallas a gritar cara___ le susurro una voz ronca en su oído derecho que la hizo estremecer. Su cuerpo tan virginal se encontraba entre el miedo y algo más que no estaba lista para entender.

___Por favor no me mate___ una pequeña lágrima se le escapó mientras intentaba llegar a la cortina; pero el desconocido la apretó aún más fuerte haciendo que se le escapará un pequeño gemido a la muchacha quién sintió algo crecer entre sus nalgas.

___ ¡Tranquila!. Estoy seguro que te acuerdas perfectamente de mí___ sacó su lengua y recorrió lentamente la mejilla de la chica tomando su lágrima mientras la giraba para estar frente a frente.

____Tu...____ a Kristal se le vino el mundo encima al ver a Guilio con esos ojazos azules que no cambiaban ni con el tiempo. Lo que si estaba cambiado, era el hombre ante ella, ya no se parecía en nada a aquel muchacho flacucho desnutrido que no parecía ganar ninguna fibra. Su cuerpo se encontraba voluptuoso y desarrollado. En su recorrido no pudo evitar que se le secara la boca. Hasta que cayó en el venite que se encontraba desnuda y sus pezones erectos como dos pistolas estaban apuntando a Guilio quien se relamia mirándola como ella acaba de hacerlo con él.

___Oh mi Dios___ chillo y tomó la cortina cubriéndose.

Ya no era aquella niña que se bañaba desnuda con ambos hermanos. Sin duda ya no eran niños. Hasta su cuerpo había cambiado, ganando las curvas heredadas por su mamá y su pelo negro azabache hasta la cintura.

___Yo también te extrañe ___ Guilio se acercó abrazándola con cortina y todo.

___Mejor sal de aquí o llamaré a tú padre___ amenazó la muchacha recomponiendose___No pudiste esperar a que saliera de mi baño.

____Es que tenía tantas ganas de verte que no me aguante. Sebastián también quería venir pero tiene que atender a unos invitados.

____Bueno lo mejor es que salgas de aquí, que si el Capo nos coge es capaz de decapitarme___ ríe la muchacha.

____Te veo entonces en la fiesta___ Guilio sale de ahí pero antes se asoma con su tanguita de encajes por la rendija de la puerta.

___Creo que esto es mío cara___ susurra seductoramente y se va sin permitirle reclamar.

La muchacha se queda ahí con el corazón latiendo a mil y las piernas gelatinas. Mientras invoca el recuerdo de lo que acaba de suceder. Su sexo palpitante se encuentra inquieto y solo encuentra alivio cuando por instinto baja su mano tal y como lo había escuchado por Rowiina, palpando la creciente humedad mientras imagina unas manos frías y unos ojos como el hielo que se hacen brazas de fuegos haciéndola arder.

¡Por Dios! ¿ Qué estoy haciendo?

Se dijo a sí misma mientras luchaba con regresar esa mano a la zona que latía justo ahora más que su corazón.

La criada del mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora