Los licántropos están entre nosotros. Seres con apariencia humana, pero la fuerza de grandes lobos en sus almas. Pocas manadas han resistido el paso de los siglos, menos aún siguen en contacto con la naturaleza.
Hwang HyunJin es el segundo al mando...
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El lobo de pelaje cobre con tonos rubís, luciendo tan borgoña ante la luz del sol, se encontraba agazapado tras unos matorrales cercanos a su cabaña. JiMin estaba haciendo su vigilia matutina, acababa de empezarla, de hecho no había dado más que dos sorbos a su café cuando un ruido entre los árboles captó su atención.
Su hocico se frunció buscando un aroma demostrativo de Alfa u Omega, pero no pudo captar nada. Así que, una vez sintió al invasor cerca de él, saltó los matorrales hasta colocarse sobre el cuerpo del otro lobo que amenazaba su hogar. Hubieron rodeos por el césped verde lima, gruñidos y mordeduras junto a garras arañando difícilmente evitadas.
Una vez el lobo invasor quedó quieto en un deje de sumisión y rendimiento boca arriba, con JiMin sobre él, este último se dio cuenta de que no era un invasor. Era NamJoon, su Alfa trasformado en su lobo gris de pelaje largo. Sus miradas unidas unos segundos en silencio y finalmente NamJoon se dejó cambiar a su cuerpo humano, JiMin lo siguió después sin romper la postura.
-¿Qué haces aquí? ¿Por qué vienes tan sigiloso? ¿Por qué no tienes aroma? ¿Qué pretendes? -Las preguntas del pelirrojo salieron una tras otra con una adorable mueca de confusión en sus cejas.
-Llevo toda la noche patrullando la frontera por los invasores que estamos teniendo últimamente. -Declara forzándose a no bajar su mirada al cuerpo desnudo de su mate sobre él. -Tomo supresores para que no sientan mi aroma y poder acercarme a ellos en caso de encontrarlos. -Para sorpresa del Alfa fue el Omega quien bajó la mirada primero a la desnudez contraria. JiMin quedó impactado por la belleza de esa piel morena y el formado pecho de pezones rosados. Con las mejillas teñidas de un rojo intenso se alejó poniéndose en pie y dando la espalda al contrario. NamJoon se puso en pie, viendo la esbelta y delicada figura que lo tenía enamorado. -Solo quería acercarme y ver si estabas bien, si estaban rondando por tu casa. -Aquellas simples palabras derritieron el corazón del Omega que no pudo evitar recordar la promesa que le había hecho a sus amigos. Cogiendo una gran bocanada de aire se giró para encararlo.
-Podría ser tu casa también. -Alegó tan solo viendo los ojos oscuros contrarios. NamJoon quedó callado por la sorpresas ante las palabras escuchadas para finalmente sonreir amplio y enternecido por la voz dulce que JiMin había gastado.
-Si me dejas lo será. -Declaró dando cortos pasos hasta romper la distancia entre ambos, pero sin atreverse aún a tocarlo.
-¿Y tu trabajo en la manada? -Cuestionó jugando ansioso con sus manos. ¿Así de simple era? ¿Solo debía haberle dicho que viviera con él en su hogar y tendría a su Alfa a su lado?
-Puedo madrugar y bajar todas las mañanas, volver para cenar contigo y dormir juntos. -Namjoon lo dijo sin debilitar su sonrisa, JiMin sonrió tímido cuando el otro añadió. -Tu trabajo también es importante, pero ante todo nosotros somos lo más importante.
-Podemos bajar a la reuniones de la manada juntos cuando se hagan. -Ofreció dejándose llevar por la creciente necesidad de abrazar el cuello del mayor, este rodeó su cintura complacido por la cercanía.
-Eso suena perfecto. -Susurró acercando su rostro tanto hasta rozar sus narices. -Prometo dar de mí si tú das de ti, Jims. Démonos una oportunidad.
JiMin asintió, por el apodo cariñoso, por la propuesta, por la idea de un futuro juntos y por la alegría que recorrió su corazón de lobo y de humano. Por fin sus cuerpos se pegaron del todo, al fin sus bocas colisionaron de modo dulce, pero hambriento a la vez. Sus lenguas recorriendo la cavidad bucal contraria, sus manos dando caricias en la piel totalmente expuesta de su amante y sus lobos interiores aullando mientras creaban el primer lazo romántico con su mate.
