Capítulo 5

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Carly

La boda de mi amiga Italia la verdad nunca me ha emocionado. ¿La razón? Nunca ha sido verdaderamente mi amiga. Y es que ella se está casando con el chico que fue mi novio durante cuatro largos años.

Su nombre es Elliot. Y ha sido el único imbécil que me ha roto el corazón.

Por esa razón, comparto mucho el pensamiento de Blake. Lo mejor es no involucrarnos sentimentalmente y para eso, debemos dejarnos por el placer que buscamos experimentar.

Evitamos corazones rotos, ganamos buenos momentos. ¿Qué más queremos?

Observo a Blake desde el mostrador, está atendiendo algunas mesas en las cuales hay algunas chicas y no puedo evitar sentirme celosa en cuanto una de ellas se inclina para sonreirle.

Acabamos de tener una conversación en mi despacho, y sé que se quedó con las ganas. Eso solo me beneficia a mí, porque sé que nuestro próximo encuentro será aún más intenso.

Blake es uno de los chicos más guapos que he conocido. Y en la cama es un dios bajado del mismísimo cielo. Muchos chicos no son capaces de complacerme en el aspecto de la intensidad, la agresividad y el toque de rudeza que busco al momento de mantener relaciones.

Busco un placer rudo, esa es la verdad.

Por esa razón no pensé dos veces cuando conocí a Blake, y nuestro encuentro fue furtivo, excitante, y algo que jamás había vivido ni siquiera con ninguno de mis ex novios.

Sé que lo hizo para quedarse con el puesto, no soy una rubia tonta como todos piensan que soy.

Sin embargo, lo que nadie se ha puesto a pensar es que a lo mejor yo lo contraté para tener más de ese placer furtivo.

Ambos ganamos.

Observo cómo una de las chicas se acerca peligrosamente al pelinegro y mis pies comienzan a andar solos hacia aquel lugar.

Pero Leonard me detiene en un instante.

—Jefa ¿Está ya listo el inventario? —me preguntó—, hacen falta varias frutas para los pancakes.

—Claro, el camión los descargó esta mañana —le hago saber.

Leonard de va con una sonrisa en el rostro y camina hasta la puerta donde se encuentran las frutas. Me complace saber que Blake ya no se encuentra atendiendo esa mesa y en su lugar, ahora está atendiendo a otra persona.

Camino hasta la cocina, para asegurarme de que han descargado apropiadamente las frutas que le he comentado a Leonard, cuando escucho una conversación en uno de los pasillos.

—Creo que algo está pasando entre la jefa y el nuevo— habla Oliver, otro de mis empleados.

—¿Por qué lo dices?

—¿No has visto que pasan mucho tiempo en su oficina?

Muerdo mi labio inferior con la preocupación latente en mis pensamientos. ¿Éramos tan obvios? Si nos descubrían tendría problemas, y Blake muchos más.


—No culparía a Blake por caer en su juego, la jefa es muy guapa —admite Julian.

—¡¿Crees que es guapa?! —pregunta Leonard, entrando en la conversación— ¡Esa mujer es sexy!

—¡Claro que sí! —contesta Julian, uno de los cocineros—. Esa mujer tiene lo suyo.

—¿Creen que...?—empieza a hablar Oliver pero lo detengo de inmediato.

—¡Épale! —entro en la conversación, sin previo aviso, dando palmadas.

—¡Señorita Dawson! —exclama espantado Oliver, quien ha hecho ese último comentario de mal gusto— ¡No quise ofenderla de ningún modo! Le pido una disculpa, qué pena.

—Con ustedes tres hablaré cuando termine su turno —les hago saber, con una mirada recriminatoria—, comentarios de este tipo no los permito en mi cafetería —puntualizo.

Camino dando taconazos hasta la salida de la cocina y regreso a mi puesto de anfitriona, donde sigo recibiendo a los clientes.

De pronto, la chica de cabello violeta que nos visitó hace unos días entra por la puerta.

—Bienvenida a la mejor cafetería de la zona, ¿Mesa para uno?

—¿Hoy tienen paninis de queso? —pregunta, al verme.

—Claro que sí, señorita, es la especialidad de la casa.

Acompaño a la chica hasta una de las mesas y ella me sigue sonriente. Es la misma chica que accidentalmente se tropezó con Blake y el Cheesecake terminó por los suelos.

Le extiendo el menú frente a ella y un individual, para luego acomodar unos cubiertos.

—En unos segundos vendrán a atenderla, ¿Puedo ofrecerle café?

—Uno suave por favor.

—Con gusto —le sonrío.

Camino hasta mi puesto y le pido a Gina que le lleve un café a la chica. Por los siguientes minutos la cafetería se mantiene tranquila. Dirijo a los comensales por el lugar, llevándolos hasta una mesa y acomodandoles dónde mejor les plazca.

Así pasa mi tiempo de trabajo, y me permito observar a Blake con su uniforme de trabajo en varias ocasiones, luciendo totalmente atractivo.

¿Cómo es que está soltero?

Me detengo a pensarlo y me doy cuenta que no sé mucho sobre él. La razón es que no solemos indagar en la vida del otro, preferimos que sea así. Sin embargo, no puedo negar que me causa curiosidad saber al respecto.

Mi sonrisa se borra al ver que Blake comienza a atender a la chica de cabello violeta y ella coloca amistosamente una mano sobre su hombro.

Los celos me corrompen y camino decidida hasta donde se encuentra ese par coqueteando.

No preguntes por Aria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora