Hola!!! Estuve desaparecida (de nuevo) porque he tenido muchísimas cosas que hacer y apenas tengo tiempo de dedicarme a esta historia. Así que no puedo asegurar cuánto tiempo voy a tardarme en actualizar, solo sé que no dejaré de hacerlo. Me disculpo nuevamente y aún así, espero que disfruten del capítulo 💗
Blake
Después de algunos minutos, que parecieron años, Carly dejó de sollozar. Pero seguía sintiendo una presión fuerte en los hombros que no me dejaba estar tranquilo. No entendía del todo lo que estaba pasando, pero sabía que no era nada bueno.
En el segundo en el que empecé a escuchar gritos me di cuenta que Carly y su hermana habían iniciado una discusión, y me puse alerta. Así que la busqué para asegurarme de que todo estaba bien. Lo único que logré escuchar es que su padre se había quitado la vida, y para ese entonces, Carly ya estaba en medio de la calle hecha un cúmulo de lágrimas.
No pude soportar verla así.
La tormenta había empeorado y todos los viajes en tren se habían cancelado. Carly estaba preocupada por haberme hecho perder el tiempo con aquella visita, pero yo estaba más preocupado por ella.
Por más que su hermana trató de convencerla de que se quedara, Carly había decidido irse de esa casa. No me quedó más remedio que seguirla. Caminamos en silencio un par de minutos, mientras un pequeño paraguas nos cubría de la lluvia que empezaba a incrementar.
—Siento haberte arrastrado a esto —volvió a repetir por quinta vez en los últimos minutos.
—No te preocupes —le aseguré, tomando una de sus manos— Me alegra estar aquí para acompañarte en un momento difícil.
Sus ojos viajaron hasta los míos y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. Sin embargo, sabía que no era una sonrisa de alegría, sino más bien una sonrisa incómoda, y quizás arrepentida. Por mucho que dijera que no era inconveniente para mí, sabía que en el fondo no se sentía bien.
Tampoco me molesté en cuestionarle a dónde nos dirigíamos, porque parecía muy decidida en seguir su camino y no quería que mis preguntas la atormentaran. No había ningún tren disponible debido a la tormenta, lo cual estaba empezando a preocuparme.
Carly pareció leer mis pensamientos, porque finalmente se animó a hablar:
—Hay un hostal aquí cerca —dijo, mientras temblaba de frío— Yo cubriré los gastos de una noche.
Tragué un nudo por la garganta, antes de contestar.
—Puedo ayudarte con los gastos —le dije rápidamente.
—No hace falta —sentenció— Es lo mínimo que puedo hacer, por haberte arrastrado a mi mierda.
Cuando volví a ver qué temblaba, me quité mi chaqueta y se la puse en los hombros, en un gesto tranquilizador y protector, que no sabía exactamente de dónde había salido. La calidez de mi chaqueta fue bien recibida por sus hombros fríos, y volteó para sonreírme.
—Gracias... —susurró.
La lluvia cada vez se ponía más y más fuerte, hasta que el paraguas que compartíamos resultó inútil y terminamos corriendo hasta el otro lado de la calle, donde Carly me había dicho que se encontraba el hostal.
Habíamos terminado empapados, y cuando por fin llegamos al lugar, me sorprendió darme cuenta de lo cálido que era.
—¡Carly! —exclamó una señora, en cuanto llegamos.
—Señora Miller, ¿Cómo se encuentra? —saludó Carly de forma amable, a pesar de estar muriendo de frío.
—¡Dios, mío! ¡Cuánto tiempo sin vernos, niña! —la señora sonrió de una manera exagerada y se acercó a nosotros.
—No había podido venir en mucho tiempo —declaró mi acompañante, manteniendo sus manos entrelazadas en un gesto avergonzado.
—¡Pero, niña! ¡Estás vuelta una sopa! —exclamó atormentada— ¿Vienes a hospedarte?
—De hecho sí, necesitamos dos habitaciones.
En ese momento, la señora de gafas redondas y cabello rizado pareció fijarse en mí por primera vez. Esbocé una sonrisa torpe y traté de presentarme, pero ella no me lo permitió, porque dos segundos después empezó a canturrear:
—¡No me digas! —gritó emocionada— ¡Sentaste cabeza!
Las personas ahí presentes voltearon a vernos y no pude evitar darme cuenta del sonrojo que se empezaba a formar en las mejillas de Carly.
—¡Molly, Molly, Molly! —llamó la señora Miller, hasta que apareció una señora canosa mucho más mayor— ¡La pequeña Carly sentó cabeza! ¡Mira qué guapo es!
—Señora Miller, nosotros no... —trató de explicar Carly, pero ambas señoras ni siquiera se molestaron en escucharla.
Se acercaron a mí para contemplarte con efusividad, analizándome de pies a cabeza como si fuera un animal en el zoológico. No sentí vergüenza pero un poco de incomodidad, que no pude evitar reflejar en mis gestos y en los dos pasos que di hacia atrás.
—¡Es tan guapo como mi segundo esposo! —exclamó la señora, quien al parecer se llama Molly.
Por otro lado, la señora Miller se volteó hacia Carly, con una sonrisa gigantesca.
—¡Me hubieras dicho que venías de visita, niña! Les habría preparado una habitación de parejas. Aunque déjame ver si tengo disponible alguna...
Los ojos de Carly parecieron que iban a salirse de sus cuencas y yo no pude contener la carcajada que desde hace unos minutos había acumulado en mi estómago.
—¡Por Dios! —fue lo único que exclamó la rubia, mientras yo no podía parar de reírme.
Habíamos llamado la atención de las personas tanto, que por alguna razón, empecé a seguirles la corriente. Me erguí de hombros y me acerqué a la señora Miller y a su amiga:
—Es un gusto conocerlas —hablé— Hace tiempo que quería conocer la villa donde creció mi amada Carly —les obsequié mi mejor sonrisa, para después continuar: —Una habitación de parejas estaría perfecta, ¿No es cierto, querida?
Mis ojos viajaron hasta los de Carly y me divirtió notar la mezcla de confusión y enojo que presentaba en su mirar. Lo cual casi me hace soltar otra carcajada.
—¿Dónde lo conseguiste, niña? —preguntó la señora Miller con curiosidad— ¡Quiero uno igual!
—¡Y yo también! —señaló Molly.
—Y yo también quiero uno... —sonrió otra señora, inmiscuyéndose en la conversación.
—¡Tráiganle dos toallas y ropa limpia! —sentenció la señora Miller.
Dos segundos después, le dieron una llave a Carly y nos guiaron por un amplio pasillo en un segundo nivel. Carly trató varias veces de sacarlas de su error, pero ninguna de las dos escucharon razones.
No pude aguantar la risa una vez nos encontramos solos en aquella cálida habitación.
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No preguntes por Aria
RomanceMi nombre es Blake. No soy un chico tierno ni cursi. Soy un chico directo y lo que me gusta lo tomo. Dejé de tener sentimientos hace mucho tiempo, no me interesa relacionarme con nadie. Al menos así pensaba hasta que conocí a una chica rubia en un...