Hola!! Sé que estuve mucho tiempo desaparecida en esta historia pero hoy traigo capítulo nuevo y espero más tarde poder publicar más. He estado también escribiendo otras historias que puedes ver en mi perfil :)
Espero que disfrutes de este capítulo y le des la oportunidad a mis otras historias
Gracias por seguir acá 🖤🖤~•~•~•~•~•~•~•~•~
Carly
Hablar de papá es algo que no debe hacerse. Desde hace años intentaron meterme esa idea en la cabeza, pero no lograron hacerlo. Para mí, mi padre fue una persona extraordinaria, siempre dispuesta a ayudar a los demás, con una sonrisa en la cara que realmente no reflejaba el dolor que sentía por dentro.
La mirada de mi hermana se mantuvo firme sobre la mía por algunos segundos. Peter se encargó de llevar a Blake a otra habitación, con la excusa de darle un recorrido y mostrarle la casa.
—¿Qué quieres que hablemos? —empezó a decir mi hermana.
Por un segundo sentí mi sangre helarse y me pregunté si había sido una buena idea. Mi familia le había dado completamente la espalda a mi padre, y yo sabía la razón, pero aún así, tenía claro qué tipo de hombre había sido.
—Necesito saber si conservas alguna de sus pertenencias —dije, casi en un susurro.
Elizabeth recorrió con la mirada cada esquina de la habitación en la que estábamos, un poco intranquila y tratando de recordar poco a poco. Las arrugas de su frente se profundizaron y supe que era algo que realmente la molestaba.
—No tengo nada de ese hombre aquí en esta casa —dijo, sin siquiera mirarme a los ojos.
—¿Sabes si mis hermanos tienen algo?
—Posiblemenre haya algo en la casa de Henry —añadió, con un poco de inseguridad.
—Bien, entonces iré a verlo.
Sabía que hablar con mi hermano mayor, no era algo que quisiera hacer, porque hace mucho tiempo que no lo hacíamos, y al igual que el resto de mi familia, no tenía interés alguno en recuperar los recuerdos de mi papá.
—Ya no sigas con esto, Carly.
—¿Seguir con qué? —pregunté, tratando de hacerme la fuerte, pero en el fondo empecé a sentir un pequeño nudo que se formaba en mi garganta.
—Ya no te ves igual.
Mi ceño se frunció. Realmente no entendía de qué estaba tratando de hablarme. Me crucé de brazos, antes de sentarme en la mesa de centro. Bajé la mirada y esperé a que ella continuara.
—Ya no te ves igual, siempre estás cansada trabajando. No tienes por qué cumplir los sueños de ese hombre.
—¿Hablas de mi papá?
—¿Por qué sigues diciéndolo? —levantó la vista y la angustia era más notoria que cualquier otra cosa— Ese hombre no era tu padre.
—¡Para mí lo es! —exclamé, empezando a alterarme.
—Carly, ese hombre te engañó, y engañó a mi madre.
Odiaba esto. Detesté cada palabra que salió de su boca en aquel momento. Era claro que mi historia siempre había sido un enigma para todos. Yo era una niña que había aparecido en una familia que no era la suya. Jamás conocí a mis padres biológicos, pero toda la vida se me ocultó ese secreto.
En realidad no tenía familia. En realidad había sido abandonada quien sabe cuándo. En realidad no había un lugar en el mundo en el que perteneciera. Lo único que me mantenía viva, era luchar por el recuerdo del hombre que pensé había sido mi padre.
—Ese hombre engañó a mi madre con muchas mujeres, y las últimas palabras que dejó escritas antes de morir es que tú no eres su hija.
Las lágrimas quemaron en mis ojos, y rápidamente hicieron su recorrido en mis mejillas. Por mucho tiempo había tratado de lidiar con el pasado tormentoso de no saber quién eres o por qué estás en el lugar que no te corresponde.
—Tú siempre serás mi hermana, Carly —habló Elizabeth, entre susurros— Por mucho que digan que no eres de mi sangre, siempre serás mi familia.
Sus manos viajaron hasta las mías y rápidamente me deshice de su agarre. Mis hermanos le habían dado la espalda a mi papá desde que empezó a presentar síntomas de depresión y sus incomprensibles ataques de pánico. Nadie nunca logró comprenderlo o siquiera intentar hacerlo, se concentraron tanto en el engaño que le había hecho a mi madre que no les importó nada más.
—Si dices que mi padre no es mi padre, entonces tú no eres mi hermana —solté, antes de deshacerme en lágrimas.
Rápidamente tomé mi cartera y la lata de galletas que había dejado sobre la mesa y me dispuse a salir de aquel lugar. No pensé en otra cosa que en escapar de ahí y salir corriendo. No podía seguir escuchándola. No podía seguir pensando que toda mi vida había sido una mentira.
—¡Carly! —escuché que mi hermana gritaba detrás de mi, tratando de detener mi camino.
—¡Déjame en paz! —grité, casi sin voz— ¡Fue una tontería haber venido!
—No te vayas, Carly —Elizabeth corrió hasta quedar frente a mí— Desde que supe que nuestro padre engañó a mamá...
—¡¿Ahora es «nuestro padre»?! —exploté, en medio de la calle.
—¡Yo no puedo perdonar su engaño y lo que te hizo al ocultarte algo tan importante toda la vida! —gritó de vuelta.
Cerré los ojos y sentí cómo las lágrimas calientes recorrían mis mejillas hasta caer en el piso, mientras sentía cómo el nudo en la boca de mi estómago se iba incrementando.
—¡Ese hombre nos jodió la vida! —gritó ella, acercándose a mí con desesperación— ¡Ese hombre le jodió la vida a mi mamá! ¡Ese hombre te jodió la vida a ti!
—¡Ese hombre se quitó la vida! —grité completamente frustrada.
Las palabras salieron de mi boca sin poder contenerlas y sin poder evitarlo, me eché a llorar como la niña perdida que sabía que era. Como la niña sin padres y la niña sin familia, a la que toda la vida le habían mentido. Lloré sin darme cuenta de aquellos ojos que me observaban con confusión, justo atrás de Elizabeth.
Después de algunos segundos pude sentir el calor de un abrazo. Me di cuenta de que era Blake quien me sostenía y suspiré de alivio.
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No preguntes por Aria
RomanceMi nombre es Blake. No soy un chico tierno ni cursi. Soy un chico directo y lo que me gusta lo tomo. Dejé de tener sentimientos hace mucho tiempo, no me interesa relacionarme con nadie. Al menos así pensaba hasta que conocí a una chica rubia en un...