Capítulo 36 Fake your death

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Hey!! SOLO TARDÉ 7 DÍAS EN SUBIR! <3

soy mi nueva fan número uno.

Bueno quiero avisarles que este es el último capítulo del libro. El siguiente ya es el epíologo y TERMINÓ FALLEN ANGELS. El siguiente es como una explicación para lo que pasa en este para que no se queden... What's the fuck? Ñe, pues eso y espero que disfruten y dejen ya las amenazas de muerte y esas cosas.

Besitoss y muuuuuuuuuuuuuuuuuchos abashos teletubbies.

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(Angie)

Los rayos de sol se colaron por la ventana y me despertaron.

Bostecé sonoramente y me desperecé.

Tallándome los ojos miré el reloj. Eran las diez y media de la mañana.

Escuché un ruido provenir de la cocina y poniéndome las zapatillas y sin dejar de bostezar bajé las escaleras.

Mikey correteaba de un lado a otro, preparando el desayuno a la vez que tarareaba una canción de Pink Floyd.

-Buenos días, cuatro ojos.-le saludé y puse mi mejilla para que él la besara.

-Buenos días, marmota.

-¿Qué haces despierto tan temprano?

-No sé, no podía dormir y me quise levantar a prepararte el café.

-Ay, en estos momentos es cuando más te quiero, Mikey Mouse.

Él me sacó la lengua y me tendió mi taza de café favorita, la de The Ramones, que la Navidad pasad ame había llegado por un correo anónimo.

Me senté en el sofá y cogí mi libro de la mesa y me llevé el café a los labios.

-¿Quieres que hoy vayamos a ver a Frank y a Gerard?-me preguntó Mikey, sentándose junto a mí.

-Claro, cariño.-le dediqué una sonrisa y él hizo un esfuerzo por devolvérmela.

Hacía ya tres años de la muerte de Gerard y Frank y aún era un tema que no debíamos tocarlo.

Porque nos dolía. Mucho. Demasiado.

Y yo quería darle algo de verdad a Mikey. Que él estuviera bien, lo superara y que pudiera seguir adelante.

Eso era lo que más me importaba.

Me terminé el café y me levanté del sofá para subir al cuarto a vestirme.

Desordené el cabello de Mikey con mi mano cuando pasé, ganándome una mirada asesina de su parte a lo que respondí con una risita.

***

-¡Mikey sonó la puerta! ¡Ve a abrir!-grité desde la cocina.

-¡Abre tú estoy arriba!

-Maldito niño, hijo de su mamá...-murmuré para mí misma mientras me limpiaba las manos en el delantal e iba a abrir.

El timbre sonó otras dos veces.

-¡Ya voy, ya voy!-grité.

¿Quién mierda era ahora?

Abrí la puerta con cansancio y dos figuras se situaron frente a mí.

Uno de ellos era un hombre bajito. Tenía el pelo negro cubriendo parte de su rostro, y unas gafas de sol negras y los brazos decorados con un montón de tatuajes de colores.

El otro era más alto pero más escuálido.

Vestía enteramente de negro y su cabello rojo fuego (que también le cubría la cara) resaltaba aún más con el sol brillante del casi mediodía.

Fallen angelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora