Epílogo

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(Frank)

-Gerard y yo caímos al suelo casi a la vez.

>>Su mano, entrelazada con la mía, me dio un ligero apretón y escuché un gemido lastimero de su parte.

Notaba como la bala se había incrustado en mi cadera. La sangre bombeaba mi cabeza y el dolor y el pánico inundaban mi cuerpo.

Levanté la mirada con los ojos llenos de lágrimas del suelo. Si iba a morir moriría allí, con Gerard, sin soltar la mano de aquella persona a la que amaba.

Pero entre las lágrimas y el barro, me di cuenta que justo frente a mí, había un río. Y la razón se alojó en mi cerebro.

Ignorando el horrible dolor que sentía en todo mi cuerpo, e ignorando los gritos que se escuchaban tras de mí, me levanté un poco y agarré el cuerpo de Gerard con toda la fuerza que pude.

Él aún respiraba aunque tenía la ropa empapada en sangre y barro.

Me di cuenta que la bala estaba clavada en su hombro izquierdo, el cuál era un océano de sangre y piel.

Lo sujeté con fuerza y después de contar hasta tres me lancé a las aguas frías del río.

El peso de mi cuerpo y el de Gerard me ahogaba, y aunque intentaba mantener la cabeza fuera del agua, la corriente me lo impedía.

Pensé que me ahogaría.

Abracé con fuerza el cuerpo de Gerard contra el mío y le susurré que le amaba, entre las aguas que nos llevaban, el ruido, las rocas, la sangre y el dolor.

Mi cuerpo se iba hundiendo poco a poco y cuando creía que me iba a hundir y no volvería a salir, vi un tablón grande de madera.

Debía de ser una mesa o una puerta por su tamaño.

Tomé impulso nuevamente y con las pocas y últimas fuerzas que me quedaban, subí a Gerard a la tabla y luego me subí yo.

Respiré entrecortadamente y sin soltar ni un segundo el cuerpo de Gerard, apoyé la cabeza en su pecho y cerré los ojos.

-¿Y qué pasó luego?-preguntó Mikey, desde el sofá donde él y Angie se acomodaban uno encima del otro y nos observaban a Gerard y a mí, impactantes.

-No lo recuerdo.-contesté tallándome un ojo.-Me quedé inconsciente y cuando recuperé la conciencia no estaba en el río.

-¿Dónde estabais?-preguntó esta vez Angie, sin dejar de mirarnos y a la vez llevarse un puñado de palomitas a la boca.

Miré a Gerard con una sonrisa y él me apretó con fuerza la mano.

-Recuperé la conciencia poco a poco. Había imágenes confusas en mi cabeza. Como una de las veces que abrí un poco los ojos y vi un montón de árboles a mi alrededor.

>>Pero cuando verdaderamente volví a estar consciente, me vi tumbado en una cama.

No sabía dónde mierda estaba pero era la habitación de alguien.

Había un montón de pósters y fotos a mi alrededor, estanterías con libros y ropa por todos lados.

Me intenté incorporar en la cama pero el cuerpo me seguía doliendo a horrores.

Recordé la herida de bala de mi cadera y me preparé mentalmente para enfrentarme a la carnicería de mi cuerpo, pero cuando miré, mi cadera estaba vendada y curada.

Fallen angelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora