La cicatriz

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Cuando llegaron las chicas nos subimos a mi habitación, ya que tenían que hablar conmigo de algo, pero yo no tenía ni idea de que era. Al parecer era importante, pero no sabía porqué tanto secreto. Cuando llegamos me senté en la cama, y ellas me preguntaron.

- ¿Qué tienes tú con Vini?

- Nada.

- No nos mientas.

-Solo he habaldo con el dos veces en toda mi vida, no puedo tener nada con él.

- Pues se os veía muy juntos cuando hemos llegado - comenta Mina.

- Desde que estás enbarazada ves alucinaciones, eh. Como os gusta fantasear.

- Pues igual que a ti - contrataca Sandra.

- En eso llevas razón.

- ¿Pero te gusta? - pregunta Sandra.

- No puedo asegurar que me guste, pero físicamente me atrae.

- Así empezé yo, y ahora se llama Beni - suelta Mina.

- Qué bruta eres- me río -. Además, el no se fijaría en alguien como yo. No tengo nada que hacer con él.

- Yo creo que sí te gusta, aunque ni tú te das cuenta.

- Esque no es un sentimiento de enamoramiento, es más atracción.

- Pues yo creo que sí tienes oportunidad con él - comenta Mina.

- Eso es verdad - apoya Sandra -. Si quisierais los dos, todo sería más fácil.

- Claro que quiero - aseguró -. Todo el mundo quiere tener algo con su Crush.

- ¿Tú Crush? - pregunta Mina, a lo que me doy cuenta que lo he dicho en alto -. Eso si que no me lo esperaba.

- Yo tampoco - apoya Sandra -. Pero eso facilita las cosas. Lo que tienes que hacer es acercarte más a él.

- Si eso es muy fácil decirlo, ¿pero cómo?

- Tienes que conseguir hablar con el más diariamente, como por mensaje, por ejemplo.

- Sí, pero no tengo su número - comentó.

- Ni que te hiciera falta, hija. Estas muy cerrada de mente, y eso no ayuda mucho - me regaña Mina.

- Exacto - apoya Sandra -. Tienes una aplicación llamada Instagram, y no hace falta ni que te siga.

- De echo sí me sigue. Bueno, no del todo.

- ¿Cómo que no del todo? - pregunta Mina.

- Pues que él le ha solicitado y la estúpida está no le ha aceptado - contesta obvia Sandra.

- ¡Pero tú eres tonta, niña! Pues perfecto, es solo darle a un botoncito.

- Ya veré lo que hago - concluyó yo.

- Bueno, como no nos quieres contar nada más, ¿Qué tal con la universidad?

Comencé a contarles sobre mi trabajo, pero alguien llamando a la puerta interrumpió mi relato sobre mi charla con Ancelotti.

- Voy - dije para avisar.

Resultó ser Camavinga, que nos avisaba que se iban a bañar en la piscina. Yo no quería bañarme por mi cicatrid, pero como Sandra sí quería fuimos las dos con ella. Me puse el biquini, pero con una camiseta de mi hermano por encima. Como me quedaba bastante grande, me tapaba hasta la mitad de mi muslo.

Cuando bajamos, estaban todos metidos en el agua, y yo me tumbé con Mina en una hamaca. Como eran muchos en la misma piscina no quería bañarse, y yo la prometí bañarme con ella cuando los chicos se salieran.

No me veía capaz de bañarme delante de tanta gente, pero seguro que Mina me entendía lo que se sentía no gustarte tu cuerpo. Una vez me contó para animarme que ella seguía teniendo las estrías de su primer embarazo.

Fede nos vio tumbadas y puso cara de pena, por lo que se salió y se tumbó con Mina para darle mimos en la tripa. Me pareció un gesto muy bonito.

- Fede, tenemos que ir a por Beni.

- Venga, vamos. Pelotudos, nos vamos a por nuestro hijo, que está con la abuela. Hasta mañana chavales, y hasta otro día, chicas.

Yo les acompañé hasta la puerta, y me despedí de ellos.

- Yo mañana voy a su entrenamiento, por si quieres venir - me dice Mina.
- No puedo empezar con el trabajo hasta que no me aprueben el tema, pero creo que iré. Hace mucho que no voy a verles entrenar.

A mi hermano le decía que no iba a verles para no saber las tácticas de Ancelotti, pero la verdadera razón era por Vini. Ahora que ya había hablado alguna vez con Vini, me sentía más segura.

Cuando volví a la piscina, Vini se había salido, y estaba tumbado en el sitio donde poco antes había estado Mina.

- Hola Vini - saludé amable.

- Hola Julieta, no te has bañado.

- Creo que ya lo sé.

- Que amable eres niña.

- Yo siempre. Y lo de niña te lo ahorras, que soy mayorcita.

- Pues eres la mas pequeña.

- Sigo siendo muy mayor para "niña".

- Si tu lo dices. ¿Y por qué no te bañas?

- No me apetece - mentí.

- Ya no hay tanta gente, ¿te bañas conmigo, porfa?

- No gracias, estoy muy bien aquí.

- Porfaaaa.

- No.

- ¿Y si te tiro?

- Te mato - amenazo.

- Que miedo - dice y se va.
Se tira en la piscina, y entre todos hacen un corro.
Yo saco mi movil y me pongo a ver las redes sociales.
Cuando estoy viendo un video resumen del partido se me acerca Vini. Yo me imagino lo que va a hacer, y hecho a correr por todo el bordillo de la piscina. Cuando me canso, freno, pero Vini viene embalado, como si de un partido de fútbol se tratase, y me agarra de la cintura. Me eleva en el aire, y acabamos los dos en el agua, yo con la camiseta mojada y pegada a mi cuerpo y él con una sonrisa triunfal.
Maldigo para mis adentros y me salgo rápido. Cojo una toalla y rezo por que no se haya visto mi cicatriz. Veo como Vini pone una cara rara que no se identificar, pero que supongo que será confusión, y como Marco se sale del agua para venir a preguntarme.

- ¿Estás bien? No me acordaba de tu cicatriz, lo siento.

- No te preocupes que no se me ha visto. Me subo que me quiero duchar. Me avisas cuando esté la cena.

- Claro Reina- me da un beso en la frente.

Voy a mi habitación, y cuando llego cojo algo de ropa y me meto en el baño. Me quito la camiseta y solo con ver la cicatriz me pongo a llorar. Me acerco a mi mesilla sollozando, para cojer mi crema. Al no encontrarla lloro más, y me tiro en la cama desesperada, intentando escapar de la realidad. Mi cuerpo cede al cansancio, y acabo durmiendome con solo el biquini puesto.









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