Las confesiones

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Al insistir a Julieta y que no quisiera bañarse conmigo, decidí tirarme al agua para después mojarla. Cuando me hacerqué a Rodry, pude escuchar como tramaban algo entre todos.

- ¿Pasa algo? - pregunte.

- Hemos pensado tirar al agua a Julieta que esta muy seca - comenta Camavinga -. Pero no sabemos como hacerlo.

- Eso dejármelo a mi - dije yo emocionado.

Me salí de la piscina y me acerqué a Julieta. Ella adivina mis intenciones y sale corriendo en dirección contraria de donde estoy. Yo la persigo, pero disminuyo la velocidad para no cojerla tan rápido, y que se confíe.

Cuando me canso de perseguirla la cojo de la cintura, cosa que llevo desiando tiempo queriendo hace, desde que la he visto aparecer en biquini, y nos tiro al agua a los dos juntos. Cuando caemos al agua su camiseta se moja completamente pegándose a su piel, y dibujando la silueta de su hermoso cuerpo.

Me dan ganas de acercarme más a ella, pero antes de darme tiempo a hacer algo, decide salirse super rápido de la piscina. Coje una toalla y se enreda rápido en ella. Su hermano sale del agua para dirigirse a hablar con ella, y yo solo puedo poner cara de confusión. ¿Le habrá molestado la broma? Espero que no, porque esa no era mi intención. Los hermanos hablan un poco, y Julieta se mete dentro de la casa. Cuando vuelve Marco justifica a su hermana diciendo que quiere ir a descansar y ducharse, pero yo no me fío.

Estamos un rato más en la piscina, pero mi mente solo piensa en la reacción de Julieta. Cuando decidimos ir a cenar, yo ya llevo un rato fuera de la piscina con el movil esperando a que Julieta me acepte la solicitud de seguimiento. Entro en la casa para ayudar con la cena, y Marco me pide que suba a avisar a su hermana que ya estaba lista la cena.

Subí las escaleras y vi su puerta cerrada, por lo que llame un par de veces, sin obtener respuesta. Decidí entrar, y me sorprendió ver a Julieta tirada en su cama durmiendo. Tenía los parpados rojos, y llevaba todavía el biquini puesto, pero sin la camiseta puesta. Pude notar una cicatriz en la parte baja de su barriga, cosa que me generó duda. Comencé a hacerme hipótesis en mi cabeza sobre esa cicatriz, y ninguna de ellas era buena.
Le di unos suaves golpes en su hombro para despertarle, y aproveché para admirar su preciosa cara de dormida, mientras ella abría los ojos.

- Vini, ¿qué haces aquí? - pregunto con voz de dormida, cosa que me derritió.

- Tu hermano me ha pedido que te avise que la cena está lista.

Ella se dió cuenta de que tenía su tripa descubierrta, y se la tapó con un cojín disimuladamente, cosa que no me paso desapercibida. Decidí dejarla sola, y bajé al salón. Me senté en el sofá con Rodry, y él me preguntó por Julieta. Yo le dije que ya bajaba, aunque no estaba muy seguro de que fuera a bajar.

Yo solo podía pensar en la cicatriz de Julieta. ¿Y si se había salido del agua tan rápido por la cicatriz? Eso explicaba que no quisiera bañarse, y que no se quitara la camiseta en la piscina. Me daba miedo la posible historia traumática detrás de esa cicatriz. Mi mente daba vueltas en torno a esa cicatriz, pero no obtenía la respuesta. Pensé en hablar con ella más tarde, pero un grito de Marco me sacó de mis pensamientos.

Todos nos sentamos en el comedor esperando a Marco, y él llegó con una bandeja llena de comida. Julieta no bajó en toda la cena, y yo la escusé diciendo que no se había duchado, y que tardaría en bajar a cenar. Yo fui el primero en acabar de cenar, y con la escusa de ir al baño, subí las escaleras casi corriendo para ir a hablar con Julieta. Cuando llegué su puerta estaba abierta, y se la podía ver sentada en su escritorio mientras se hacía unas trenzas de raiz.

Me quedé un rato quieto en la puerta observando, hasta que ella se dio cuenta de mi presencia, y me invitó a pasar.

- He dicho que te estabas duchando, y que por eso no bajabas.

- Muchas gracias Vini, perdon por haberme ido así antes, pero necesitaba estar sola.

- No te preocupes, te entiendo. Respecto a eso, yo soy muy buen psicólogo, por si necesitas hablar con alguien.

- Muchas gracias, enserio, lo tendre en cuenta. Aun así, no creo que mejor que yo.

- No me subestimes, tengo mucho talento. También me encanta peinar, ¿te ayudo? - me ofrecí.

Ella hizo un gesto para que yo cojiera su mechon de pelo, y empezé con la trenza. En mi barrio de pequeño me enseñaron a hacer este tipo de trenzas, y no se ni como, nunca se me ha olvidado. Acabo al rato las dos trenzas de raiz, y la acerco al espejo para que se vea el resultado.
- Me encanta Vini, muchas gracias - dice, y por sorpresa, me abraza en señal de agradecimiento.

Llevaba esperando mucho tiempo ese abrazo, y debo decir que me encantó. Olía genial, y su olor se impregnaba en mi ropa. Quería quedarme así con ella toda la vida, pero ella se separó para mirarme a la cara y sonreirme. Yo le devolví la sonrisa y la acompañé abajo.

Cuando bajamos estaban todos en la sala de juegos de abajo, por lo que yo la acompañé a la cocina. Ella abrió un cajón y sacó una pastilla, que se tragó con ayuda de agua. Yo me extrañé, por lo que decidí preguntar.

- ¿Por qué te tomas eso?

- Cuando me noto sin energía me las tomo. Son vitaminas.

- ¡Ah! Pues si se te ve cara de cansada, y mira que te has quedado dormida.

- Ya lo se. Lo peor es el insomnio de esta noche por dormirme.

- ¿Tienes insomnio?

- Por desgracia sí, aunque lo sobrellevo bastante bien.

- Como lo siento.

- No te preocupes, lo tengo desde adolescente, estoy acostumbrada.
Después de eso nos fuimos con los demás al sótano, de donde provenían gritos. Cuando llegamos vimos a Marco y a Camavinga jugando a la PS4, y a Rodry sentado en un sillón.
Yo me senté en uno un poco más grande, y aproveché que no quedaban más sillones libres para hacerle un gesto a Julieta de que se sentara conmigo. Ella dudó, pero al final decidió sentarse conmigo, y yo pude saltar de alegría por dentro. Ella se puso a leer algo en su movil, mientras yo solo miraba la partida, ya que no me apetecía mucho jugar. También me metí un poco con Camavinga, que es muy malo jugando al FIFA, el pobre.

Ya llevaba un rato mirando el movil cuando siento su cabeza apollada en mí. Me giro y compruebo que se ha quedado dormida encima mío. Marco me ve y pone cara de ternura. Me encanta como cuida Marco a su hermana.

- Si quieres la subo a su habitación, la pobre no se encuentra bien hoy- me dice Marco.

- No te preocupes, ya la subo yo, si ya me voy a dormir.

- Pues buenas noches, cuida a mi hermana.

Yo asiento mientras la cojo en brazos con cuidado, y salgo de la habitación muy despacio, procurando que no se despierte. En ese momento me siento la persona más feliz del mundo, y me dan ganas de tumbarme a dormirme con ella. La dejo tumbada en su cama,  y me voy a mi habitación, no sin antes arroparla con una manta.











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