Conexión

437 11 5
                                    

3 de abril del 2023

Cuando abrí los ojos me encontraba en una habitación de hospital. Sentí un dolor intenso por todo el cuerpo, y más intenso aun en la pierna derecha. Parecía que me había pasado un camión por  encima, y mi mente estaba borrosa. Lo último que recordaba de la noche anterior era estar hablando con Vini, y todo lo demás estaba demasiado borroso como para tener sentido.

Cuando miro alrededor de la habitación me encuentro a Vini sentado en un sillón al lado de mi cama, con su característica sonrisa. Tengo la sensación de que me estaba observando mientras dormía. 

Cuando me intento incorporar, siento un dolor terrible en mi espalda, y pongo cara de sufrimiento mientras me vuelvo a tumbar.

- Que bruta eres, Julieta. No hagas esfuerzos que estas muy débil.

- ¿Qué ha pasado? - pregunté con un susurro casi inexistente, que el entendió a la perfección. 

- De madrugada te caíste en la cocina. Al parecer fue  un desmayo, por no haber comido nada. Dicen que te faltan nutrientes, pero creo que eso ya lo sabes - me miró con aparente enfado.

- Siento no haberte contado nada, Vini. Se que te preocupas mucho por mi, y te lo agradezco muchísimo, pero no es algo fácil de contar.

- No tienes que darme explicaciones, pero me preocupa tu salud. No es a mi a quien se lo tienes que contar, pero a tu hermano sí. La próxima vez que te encuentres mal prométeme que avisarás a alguien, para estar pendientes todos de ti.

- Gracias por preocuparte tanto, Vini, pero es más común de lo que crees. Me pasa desde los 18, el día que me hice la cicatriz - me miró sorprendido por aquella confesión -. Se que la has visto, y tarde o temprano te enterarás de la verdad, mejor te lo cuento yo.

Él se quedó callado, por lo que yo contesté por el.

- No es algo fácil de contar, pero voy a intentarlo. Cuando tenía 18 salía con un chico que no me trataba muy bien, hasta el punto de maltratarme. Yo lo pasé muy mal, porque no sabía como dejarle, tenía miedo. Mi hermano me ayudó mucho siempre, y por eso le quiero tanto, siempre sabía que hacer. Un día quedamos en mi casa, y yo estaba dispuesta a dejarle. Mi hermano quería estar conmigo, pero yo no se lo permití.

Una lágrima se escapó de mis ojos sin poder evitarlo. Todavía dolía demasiado recordarlo. Él lo notó, y se acercó a abrazarme, cosa que agradecí. Se sentó en el borde de la cama, y continué.

- Cuando se lo dije no le sentó muy bien, y me hizo cosas que prefiero no contar - hice una paisa para coger aire, y 'él me abrazó más fuerte -. Cuando llegó mi hermano me encontró mi en el suelo con un cuchillo clavado en la parte baja de mi espalda.

Inconscientemente me toqué mi cicatriz. Él bajó su mano junto a la mía, y me miró los ojos con pena. Ese gesto me derritió por dentro, pero me contuve y seguí contando.

- Me tuvieron que quitar marte del intestino, y desde entonces mi capacidad de absorción de los nutrientes que necesito se ha reducido mucho. Además, desde el incidente la ansiedad no ha desaparecido. 

Yo me limpié las lágrimas, y el me levantó la cara. Yo solo podía seguir llorando, y él me miró con la mirada más sincera que me habían dedicado nunca. En ese momento no existía nada más que nosotros dos, y lo demás no existía. Sentía una conexión que no había sentido nunca con nadie, y eso hizo aumentar mis ilusiones. Por fin tenía claro lo que sentía, estaba enamorada.

Estábamos en un silencio cómodo, que  solo nosotros entendíamos, cuando alguien llamó a la puerta interrumpiéndonos. Vini se levantó rápido de la cama y fue a abrir. El que apareció fue mi hermano, con dos cafés en la mano.

Mi champions favoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora