Un viaje locura

245 9 2
                                    

Nos pasamos el día entero en el autobús.

Después de decidir esa locura ella se vistió y nos fuimos a la estación. Cómo no, llevaba uno de esos pantalones que tanto me gustaban, y no podía parar de mirar su perfecto culo. Me estaba volviendo loco, pero si era de ella no me importaba.

Cuando nos subimos al autobús ella se sentó en la parte del pasillo, para que no estuviera tan a la vista de la gente. Al final no dejaba de ser un famoso en un autobús público.

Pasamos la primera parte del viaje contándonos anécdotas de cuando éramos más pequeños, y enseñándonos fotos nuestras de pequeños. En la primera parada ella entró al baño de la gasolinera mientras yo compraba unas chocolatinas para ella y dos cafés. Me había comentado que tenía la regla, y sabía que el chocolate siempre ayudaba.

Me guardé el chocolate en mi bolsillo, y me acerqué a la puerta del baño mientras preparaban los cafés.

Encontré la puerta abierta y a Ju mirándose en el espejo el pelo. Se había dejado las trenzas que le hice esa mañana, y parecía que le encantaban.

- Estás preciosa con esas trenzas.

Ella se asustó al escucharme pero luego me sonrió, y yo le devolví la sonrisa.

- ¿Sabías que tienes una sonrisa preciosa? - me dijo ella.

- Me lo habían dicho varias veces, pero que me lo digas tú me gusta más.

Ella salió del baño y al pasar por la puerta me dió un beso en la mejilla.

- Los prefiero en otro sitio - dije mientras ella me daba la espalda y yo observaba de nuevo su culo.

Me acerqué al mostrador a por los cafés y le di el suyo. Después de terminarnos los cafés entramos de nuevo en el autobús, y está vez fue ella la que se puso en la ventana. Al parecer era un grupo de alemanes de avanzada edad que no me habían reconocido, así que no había problema.

Pronto se quedó dormida apoyada en la ventanilla, y yo me pasé el resto del viaje observándola. Me encantaba verla dormir, me trasmitía calma y me transportaba lejos de todos mis problemas.

Pronto me quedé yo también dormido, y el resto del viaje se pasó rápido hasta la siguiente parada.

- Vini, estamos en la parada.

- Mmmm.

- ¿No quieres bajar?

- No - dije abrazándola y acercándola más a mi.

- ¿Seguro? Quedan otras 2 horas hasta Madrid - dijo acariciando mi pelo.

- No importa.

- Bueno pero suéltame que yo voy al baño.

- ¿Otra vez?

- Si, otra vez. Te recuerdo que estoy con la regla. Vuelvo enseguida.

- Aquí te espero.

Mientras ella se va al baño aprovecho para mirar un poco mi móvil. Veo 3 llamadas perdidas de Rodry, así que decido llamarle.

- ¿Donde estás Vinicius? - dice Rodrigo un tanto alterado.

- Volviendo a Madrid - contesto yo riéndome.

- ¿Y como si se puede saber? Que yo sepa en el avión del club no estás.

- Estoy en un autobús con Julieta.

- ¿CÓMO?

- Pues mira, estoy sentado yo solo en el autobús porque no me apetecía bajarme en la parada, y Julieta ha ido al baño pero ahora vuelve.

- Tu eres tonto, Vinicius.

- Pues puede ser, pero un tonto feliz.

- Bueno, pues cuéntame que tal con tu amada.

- Pues genial pero no puedo contarte más porque está viniendo para el autobús.

- Quiero hablar con ella.

- Ni de coña.

- Pues me chivo al míster.

- Esta bien...

Cuando Julieta llega a mi altura le paso el teléfono. Se extraña y se lo acerca al oido.

- ¡Rodrygo!

Estan un rato hablando y luego cuelga y me devuelve el teléfono.

- ¿Y bien? - pregunto a Julieta.

- Me ha dicho que te cuide y que no hagamos tonterías. Ah, y que Carlo está muy enfadado contigo porque no sabe dónde estás.

- Nada preocupante entonces.

- Si tu lo ves así. Déjame pasar que me quiero sentar.

- No va a ser posible princesa, tendrás que pasar por aquí.

Intenta pasar cabreada conmigo y cuando está delante mio la empujó y se cae encima mio, posando su culo en mis piernas. Mi erección automáticamente se activa, y al parecer ella lo nota.

Intenta levantarse de mi pero se lo impido.

- Tú no me dejas así.

La giro hasta que se quede de frente mio, teniendo visibilidad completa de mi miembro abultado. Ella intenta separarse más y yo la pego aún más a mi, hasta que mi intimidad roce con la suya.

Ahoga un suspiro con mi nombre y yo me enciendo aún más. La besó con intensidad bajando mis manos a su culo, ese que llevaba toda la mañana queriendo tocar.

Estábamos solos en el autobús, así que aproveché para meter una mano dentro de su top blanco, intentando desabrochar su sujetador.

- Vini - me mira con tristeza sabiendo que no será capaz.

- Prometo no hacer nada más que esto, pero déjame disfrutar un poco. No puedes ponerte esos pantalones y pretender que me quede parado.

Supera pero acaba aceptando mis palabras. Yo retomo el beso mientras desabrochó por completo el sujetador y aprovecho para agarrar uno de sus pechos. La otra mano seguía agarrada de su culo, sin soltarlo en ningún momento.

Ella parece que se anima, y comienza a besar mi cuello. Yo aprovecho para disfrutar de sus pechos hasta que vemos que empiezan a llegar los demás pasajeros. Ella se sienta de nuevo en su asiento, intentando colocarse el sujetador avergonzada.

- Espera que te ayude - digo mientras le ofrezco mi sudadera para taparse.

- Gracias.

Entre los dos conseguimos abrochar el sujetador y se coloca la sudadera. Le queda enorme, pero se coloca la capucha y se apoya en mi hombro para dormirse de nuevo. Yo recuerdo su chocolatina, y se la pongo delante suya para que la vea.

- Para tí, para amenizar tu regla.

- ¿Enserio? Muchísimas gracias - me dice alegre y me da un beso en la mejilla.

- Ah no, eso ya si que no.

Le sujeto la cara y le planto un largo beso mientras ella sonríe en mis labios. Vuelve a apoyarse en mí para dormirse, pero antes de quedarse dormida le digo:

- Gracias por quererme tanto.

Estoy seguro de que ella escuchó lo último que dije, pero pronto nos dormimos los dos hasta llegar a Madrid.

***

Llamé a Rodrigo para ver si podía recogernos el de la estación, no era bueno que nadie se enterase que habíamos vuelto juntos. Cuando llegó llevó a Julieta a su casa, y antes de bajarse del coche me susurró en el oído:

- Gracias a tí por hacerte querer tanto.

De verdad que algún día iba a volverme loco por culpa de esa chica, si no lo estaba ya.

Yo antes me dedicaba a acostarme con mujeres por diversión, pero con ella todo era distinto. Ella me quería por como era y no por quién era. Ella no se arrastraba detrás mio por dinero. Ella era Ju, con todo lo que ello significaba.

Sabía que al día siguiente tendría problemas por mis actos, pero el día con ella había sido mucho mejor que cualquier otra cosa, y había merecido la pena.







Mi champions favoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora