Comienzos

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Estaba demasiado nervioso. No sabía cómo saldría la sorpresa, y mi mayor temor era un rechazo por su parte.

Estábamos ya casi todos los jugadores del equipo, y las familias no tardarían en llegar. La gran sala se llenaba poco a poco, y cada vez había más niños correteando por las altas mesas.

Era una sal amplia que proporcionaba el club con invitados desde jugadores y familiares hasta el último empleado del club. Había una gran zona de baile donde los más pequeños jugaban. On globos, y mesas altas con taburetes al rededor de la pista de baile.

Julieta estaría llegando ya, y mis nervios aumentaban a cada segundo que pasaba. Tenía el regalo escondido detrás de uno de los armarios del cuarto de baño masculino, y tendría que ingeniar algún plan para llevarla hasta allí sin levantar sospechas de los demás invitados.

- No te pongas así, que seguro que todo sale bien - me calmaba Rodry.

- No es un simple rechazo, es mucho más. Como me diga que no me muero.

- No puedes pensar así, no puedes depender de una persona por muy enamorado que estés - me regañó -. Se que aprecias mucho a Julieta pero esos extremos no son buenos.

- No es una persona cualquiera Rodry, son dos y muy importantes para mí.

- ¿Cómo dos personas? - Preguntó confuso.

- Julieta está embarazada, tío - confesé.

- No me jodas - se sorprendió, por un momento callado sin saber que hacer - ¿como ha pasado eso?

- No lo sé, vale. Ha sido todo tan rápido que todavía no lo asimilo.

- Te entiendo, tranquilo - intentó calmarme -. De todas formas felicidades, un hijo no se tiene todos los días.

- Muchas gracias Rodry, lo aprecio mucho.

- ¿Y ella como está? - preguntó curioso.

- Pues regular, sigue un poco sorprendida, y todo le viene muy grande a ella. No es lo mismo mi situación que la suya.

- Espero que todo vaya bien, ¿Marco lo sabe?

- No, y eso es lo que más le preocupa.

Él se mostró comprensivo en todo momento, y me mostró todo su apoyo con el tema. Contarle sobre muy futuro hijo a Rodrygo me ayudó mucho a asimilarlo, y más su ayuda ya que él ya era padre de dos preciosos niños.

Era verdad que al final yo tenía casi 23 años y un trabajo estable, pero ella apenas había cumplido los 19 y seguía estudiando.

Pasamos un rato charlando mientras esperábamos a que llegara MI chica. Me ayudó mucho los consejos que me dió sobre paternidad, y sobre todo sobre Julieta.

Pero sin que yo me diera cuenta alguien me tapó los ojos con sus manos.

- Espero que me hayas echado de menos - me susurró al oído.

Solo con sentir su tacto pude saber de quién se trataba. Me giré para admirar a la chica que tanto quería mientras sonreía como un tonto. Ella me dedicó una de sus preciosas sonrisas.

- Pero si no puedo vivir sin tí - dije mientras me bajaba del taburete en el que había estado sentado mientras charlaba con Rodrygo.

Me acerqué a ella y la besé tierno, disfrutando de su sabor. Ella sonrió en mi boca, y yo me giré para mirar a Rodry mientras la sujetaba se la cintura, no sin antes admirar su precioso vestido.

Era un vestido largo de color rosa y ajustado a su cuerpo. Aún no se notaba el embarazo, pero yo no pude evitar fijarme en su barriga y sonreír inconscientemente.

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