Bautista

206 13 2
                                    

25 de junio del 2023

Desde que Vini y yo comenzamos a salir todo había mejorado mucho.

Unos días más tarde, les conté a mi padre y a mi hermano sobre mi embarazo, y aunque no se lo tomaron muy bien (sobre todo mi hermano), acabaron aceptando la noticia y alegrándose por nosotros.

El médico me había dicho que el bebé estaba perfecto, pero que yo necesitaba comer más. Vinicius se lo tomó muy en serio, y entre mi hermano y él me acabaron convenciendo para que me fuera a vivir con Vini, diciendo que estaría más cómoda y atendida.

Respecto a mi hermano, se fue a París, prometiendo venir a verme cada mes y para el nacimiento del bebe. Mi padre vendría cada cierto tiempo y prometió traer regalos para su nieto. Yo sabía que para él sería difícil afrontar el hecho de ser abuelo, pero en el fondo estaba encantado con la noticia.

- Mi amor - saluda Vini al entrar en mi habitación. Se acerca hasta mi para abrazarme por la espalda y posar sus manos en mi barriga un poco abultada -. ¿Te queda mucho?

- Me cambio de ropa y bajo - le dije yo -. El problema es que no sé qué ponerme.

- A mi me gusta ese vestido - señaló un vestido corto veraniego -. Así es más fácil cuando te encierre en el baño, no tienes que desvestirte.

El vestido era color blanco y ajustado al cuerpo, por lo que se notaría mi barriga. El simple hecho de mostrar mi cuerpo con tanto detalle me daba demasiado miedo, más del wue estaba dispuesta a admitir.

- No digas guarradas, Vinicius Jr. - le regañé.

- ¡Es broma!

- Sabes perfectamente que no era una broma - me giré para mirarle enfadada.

- Está bien, no era broma. Pero seguro que ese vestido te queda genial.

- Se me va a notar mucho la barriga, mejor me pongo otro - intenté solucionar rápido.

Vini pareció entristecer ante mi comentario, pero me abrazó por la cintura y me acercó a él.

- ¿No crees que ya es hora de que la gente se entere? Si esperas a la vuelta de vacaciones todo el mundo se dará cuenta y será peor.

- Tienes razón, pero no sé si estoy preparada.

- Lo estamos - me sonrió.

***

Nos adentramos en el hospital y recorrimos los pasillos buscando la habitación que nos habían indicado en recepción. Cuando dimos con la puerta Vini llamó y esperó a recibir respuesta para abrirla.

Una vez dentro nos encontramos con Rodry y Fede, que estaban cerca de la puerta charlando.

- Muchas felicidades, Fede - hablé yo.

- Gracias boluda. Pasar a conocerle.

Me pude fijar en como el uruguayo bajó la mirada hasta mi barriga, pero se limitó a sonreír. Rodrygo también sonrió y le dedicó una mirada cómplice a Vini, el cual sonrió inocentemente.

- ¡Uruguayo, felicidades! - saludó mi novio intentado disimular, y yo aproveché para adentrarme en la habitación y huir de esa incómoda situación.

Acababa de llegar y ya se habían dado cuenta dos personas. Esto no estaba saliendo bien.

Me acerqué hasta la cama en la que estaba tumbada Mina, sosteniendo a su recién nacido.

- ¿Cómo estás Mina?

- Estoy en un sueño, no me lo creo todavía.

- Me alegro mucho por vosotros - comenté -. Os merecéis que os vaya bien.

- Muchas gracias niña, somos muy felices.

Yo sonreí observando la escena. Mina sosteniendo a Bautista y Fede sonriendo desde la distancia. Si eso no era amor, nada lo sería.

- ¿Quieres? - me ofreció al bebé.

- Yo... No sé si...

- No digas tonterías, prueba.

- Bueno...

Me senté en la butaca de al lado y ella me pasó al niño. Una vez lo tuve en mis brazos me invadió una sensación de maternidad muy reconfortante. Hasta ahora no había sentido ningún impulso materno, pero la sensación de tener a Bautista entre mis brazos me transportó hasta mi barriga.

Sonriendo, miré a Vini, el cual me devolvió la sonrisa. Se acercó hasta mí y se agachó para observar al niño.

- Vas a ser una madre increíble - comentó observándome.

Yo me tensé ante su comentario. Lo había dicho en alto. Me sentó como una vuelta a la realidad del mundo paralelo en el que me había sumido con el bebé en brazos.

Mina me miró sonriendo, confirmando que ya sabía más de lo que yo me pensaba.

- Solo con mirarte a los ojos te das cuenta. Felicidades a ambos - nos dijo con sinceridad.

- Boludo, tuviste que contarlo antes - se acercó Fede a abrazar a Vini.

Yo observaba la escena todavía con el niño en brazos. Rodrygo me dedicó una mirada tranquilizadora, y yo me limité a sonreírle en forma de agradecimiento. Seguramente Vinicius se lo habría contado.

Cada vez era más real el embarazo, y comenzaba a ser consciente de lo que me esperaba.

- Estás preciosa, no te preocupes - me tranquilizó Mina.

- Muchas gracias Mina, no esperaba que os enteraseis así.

- Esperaba ser la primera en saberlo, pero no te guardo rencor - ambas nos reímos con su comentario.

Pasamos un rato agradable hablando. Le conté sobre mis preocupaciones y ella me ayudó a solucionarlas, afirmando que no era para tanto y que todo saldría bien. También me ayudaron mucho sus consejos para el embarazo.

- ¿Y piensas seguir estudiando? - me preguntó.

- Mi idea es dejar lo máximo posible preparado en verano, y empezar el curso sin preocupaciones. Soy consciente de que puedo morir en el intento, pero no puedo simplemente dejar de estudiar.

- Entiendo lo que dices, pero te advierto que necesitarás dormir más de lo que duerme una universitaria.

- Ya me he dado cuenta en este mes.

***

Una vez en casa pude relajarme con una ducha relajante. Tenía pensado sentarme en el sofá para preparar algún ejercicio de grupo para la incorporación de los nuevos fichajes al equipo. Era importante que se sintieran acogidos y se unieran al grupo sin dificultad, y la pretemporada sería el momento perfecto.

- ¿Vienes conmigo? - me dijo Vini haciendo puchero cuando entró en el salón.

- Tengo que preparar unos ejercicios, Vini.

- Pero tú novio necesita amorcito.

- ¡Tendrás morro!

- Porfisss.

- Está bien - accedí -. Pero luego me dejas trabajar un rato.

- Me lo pienso - me dijo mientras yo me tumbaba a su lado en el sofá.

Me acercó a él y comenzó con sus besos en el cuello. Yo no me pude resistir a ellos, y pasé las manos por su pelo para comenzar a acariciarlo.

- Me encanta que me acaricies el pelo - me confesó en un susurro en mi oído.

- A mi me encantas tú - dije girando mi cuello para besarle.

Disfrutamos de ese rato entre besos y caricias, dejándonos llevar por la emoción del momento.

Nos quedaba mucho camino por recorrer, pero juntos llegaríamos lejos.









Mi champions favoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora