35

30 5 0
                                    

Rin estaba en el sofa de la sala tomando un descanso de su entrenamiento, aún en ese lugar debían encontrar una forma de mantener sus cuerpos al día, se encontraba sudada y cansada. La joven Shizune le ofreció un vaso de agua.

—Ten, te ví entrenando, se ve difícil. —Le dijo la mujer a la joven, aunque no tenían una gran diferencia de edad era notable.

—Gracias Shizune. —Respondio la castaña bebiendo del vaso. — Lo es, pero pienso que su trabajo también es difícil, sin ustedes ni la tía Tsunade, ni nosotros podríamos con el proyecto Lucifer.

—Manejar una organización homicida no es tan fácil como parece.

—¿Aun contamos como organización?

—Lo dudo, pero es divertido considerarnos así, honra el legado de los anteriores Lucifer o eso creó.

—No me enorgullece todo su legado. —Confeso Rin. —Algunos de ellos eran malas personas que sólo disfrutaban de matar y maltratar niños.

—Tienes un punto, leí los archivos del anterior Lucifer, no lo conocí pero Tsunade me habló sobre el, no era el mejor de todos.

—No lo fue. —Rin se puso de pie. —¿Cual es tu historia? Me gustaría saber como llegaste hasta aquí.

—Formaba parte del proyecto Lucifer de Reino Unido. El Lucifer británico Nagato nos adoptó a mi, Kabuto y una chica llamada, eramos unos bebés y crecimos siendo adoctrinados y entrenados como máquinas de matar, aún así nunca cumplimos sus expectativas por lo que no decidió un heredero oficial, su asistente, sus hermanos y miembros de inteligencia murieron por distintas causas así que quedamos nosotros cuatro a cargo del proyecto. Nagato se negaba a cerrarlo pese a las órdenes de Tsunade hasta que finalmente murió.

—¿Y Anko? —Pregunto Rin imprudentemente, fue mas por reflejo.

—Decidimos que honraríamos el legado de Nagato, Anko sería la siguiente y última Lucifer británica, Tsunade lo aceptó a regañadientes pero redujo nuestro presupuesto. En nuestra segunda misión perdimos a Anko, papá tenía razón no estábamos listos.

—Lo lamento por todo.

—Gracias.

—¿Por?

—Por escuchar, Kabuto odia hablar del tema y no me gustaría agobiar a el resto.

—Es lo mínimo que puedo hacer, puedes contar conmigo incluso después de la operación casa blanca me gustaría seguir en contacto.

—Sera un placer.

—Creo que debo regresar a entrenar. —Rin comenzó a caminar hacía su habitación.

—Rin. —La llamó la mujer.

—¿Si?

—Eres muy fuerte y lamento lo que tuviste que vivir, por favor cuenta siempre conmigo, estoy dispuesta a escuchar.

—Gracias. Lo necesitaré ahora que Kakashi anda detrás de Obito. —Ambas mujeres soltaron la carcajada.

—Suerte entrenando.

—Suerte en logística.

Rastro de Sangre (ObiKaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora