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La situación del mundo cambió en los últimos siete años, pero aún se encuentra en construcción y diálogo, no todos los países o comunidades estaban igual y no sólo porque Estados Unidos y unos cuantos países puedan implementar cambios implica que el resto cedan fácilmente. Plantear como será la nueva sociedad ha llevado a que se expanda la era de transición, desde locos que sugieren volver a las monarquías hasta anarquistas amenazando con quemarlo todo e imitar a Lucifer, y claro que han existido los imitadores y sus acciones a lo largo y ancho han destacado, en especial en países en los que que la población percibe no hay justicia.

Obito salía de la cafetería, ya era la hora de cerrar y solo lo acompañaban las luces artificiales, su casa no quedaba lejos así que volvía caminando.

Mientras el Uchiha caminaba escucho un sonido entre los botes de basura.

—¿Quien anda ahí?

No obtuvo respuesta, no era la primera vez, siempre se sentía observado y perseguido, lo que era normal, por sus acciones se había vuelto famoso, pero el principal problema es que nunca había visto de frente a sus queridos acosadores y aún seguía teniendo muchas de las habilidades aprendidas en su tiempo como Belcebu así que solo sospechaba de un grupo reducido de personas capaz de espiarlo y que el apenas pudiera darse cuenta. En cuanto llegó a su casa anotó en un papel lo que acababa de escuchar y lo pego en uba pizarra con todo tipo de recortes de periódicos, reportes forenses y demás con relación a Kakashi, ya fuesen casos después de su desaparición que se atribuyen a imitadores pero Obito consideraba eran obra del único y real Lucifer o casos previos que podrían ayudarlo a descubrir patrones, las autoridades habían contabilizado que Kakashi y Rin fueron autores, coautores o complices de 578 homicidios y el revisaría cada uno de ellos.

El pelinegro reviso su celular y se encontró con un mensaje de Minato, lo invitaba a comer, cada cierto tiempo, mínimo una vez al año se veían para ponerse al día, Obito era como el tío del pequeño Sasuke, pese a su peculiar pasado se habían mantenido como amigos.

El día siguiente se encontraron ambos exes en un Starbucks.

—¿Apoyando mi competencia?
—Cuestiono Obito en cuanto llegó.

—Lo dices como si no fueras millonario. —Reclamo Minato, obviamente el dinero que había dejado Kakashi alcanzaba para más que una cafetería, pero el Uchiha evitaba usarlo.

—No soy. —Bufo y tomo asiento.

—No hagas drama y cuéntame como te va.

—La cafetería de maravilla, me siguen invitando a eventos y debates, me llevo bien con varias personas y salgo de fiesta o viaje cada cierto tiempo, no me quejo ¿y tu? El pequeño Sasuke ya va en secundaria ¿no?

—Exacto, es de los mejores desde que entro. Desde que Fugaku se júbilo estamos bastante bien, he pensado en retirarme en unos años pero creo aún me necesitan de ese lado de la justicia.

—Si es que la institución dura más tiempo sin que sea abolida.

—Callate anarkid.

Ambos estallaron a carcajadas. Una pareja entro en el lugar, venían mojados, se besaron y sentaron para hacer su pedido.

—¿Y has conocido a alguien? —Preguntó Minato

—No estoy listo aún, ¿sabes? Aveces siento que me están siguiendo y las únicas personas capaces de hacerlo sin que los descubra fácilmente son ellos.

—¿Aún tienes la pizarra?

Hubo un momento de silencio incomodo en el que llegaron las bebidas y mientras tomaban nadie dijo nada.

—Me lo dijiste todo con ese silencio.
—Dijo Minato tomando sus cosas y dejando el dinero de la cuenta en la mesa. —¿Cuánto te tomó darte cuenta que lo que dije en el juicio fue sincero y aún lo pienso? Eres su víctima, sigues obsesionado con el.

—Me tomo tres años... Lo siento Minato, pero creo que nunca podré superarlo.

—Lo sé, pero quisiera que esa persona que no puedes superar no se tratará de un asesino que te abandono.

—No le digas así.

—Sólo... Sólo se feliz Obito, ya han pasado siete años. —Minato sonrió, se acerco a el pelinegro y lo despeino.

Ambos fueron invadidos por un deja vu. Se mantuvo un silencio de varios minutos hasta que Minato se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta.

—Adios Obito.

—Adios Minato.

Obito le dejo propina a el camarero y salió del lugar, reviso su teléfono mientras caminaba, le habían llegado varios correos ya que lo invitaron a una reunión. Nuevamente el Uchiha escucho un ruido y no había nadie a su alrededor.

—¿Feliz?

Rastro de Sangre (ObiKaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora