CAPITULO 43

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-¿Y estas segura de que no olvidaste tus pastillas?

- Tío todo está bien, te lo prometo.

- Pásame a Aghata para estar seguro.

- Solo dame el celular, ___- le dijo la mujer mientras se aseguraba de ocultar bien la caja de cartón que contenía el virus de Oratez.

Pasaron bastante tiempo convenciendo a Daniel de que efectivamente estaban bien en casa de Amanda, apenas habían pasado un par de semanas en Veracruz, estaba preocupado por su sobrina y se notaba mucho.

___ salió del cuarto y camino hasta la sala, en ese momento entró Kaleb, con un traje gris y camisa negra sin corbata, intentaba encontrar trabajo, ella ya lo tenía, le enseñaba a un par de jóvenes algo de Break Dance y tenía otro de medio tiempo en un restaurante cercano como mesera, aunque no era su trabajo favorito era el más sencillo de obtener y era lo que necesitaba, al menos como algo temporal antes de encontrar alguna forma de regresar a su novio a la dimensión correcta.

El joven se sentó en el sillón cercano mientras suspiraba, ___ se le acercó y recargo su cabeza en el hombro de su pareja.

- No es fácil ¿verdad?- le dijo ella.

- No, no tengo nada de papeles, ahora ni siquiera puedo trabajar en el Xoxo- se quejó el agente.

- Bueno, yo vi que la tienda de enfrente necesitaba un cargador, ¿crees poder hacerlo?

- Tal vez- la abrazó por la cintura y la acerco a su cuerpo-, quiero darte algo para navidad.

- Esperemos que sigas aquí para entonces- le dio un beso en su mejilla.

Era verdad, debía irse, tenía importante información, y ahora esos libros le abrirían muchas puertas, tal vez incluso pudiese volver a ver a la doctora Wellys, pero, hacerlo, significaría alejarse de ___, aquella linda muchacha que hacía saltar su corazón y le provocaba una paz interior insustituible, ¿y...si se quedaba?¿Y si vivía una vida con ella?Pasar juntos navidad, año nuevo, sus cumpleaños, verla crecer, cumplir sus sueños de volverse una excelente bailarina, y tenerla ahí para cuando el pudiese avanzar, volver a la escuela, estudiar la Universidad como ella, alejarse de ese mundo de caos en donde Black Hat lo había metido, Aghata, Jeremy y Sam podían ir solos, pero el tenia una razón para quedarse, ¿sería egoísta?,tal vez pero era su mayor deseo, nunca separarse de ___.

Otra difícil decisión que no lo dejó dormir.

La joven estaba en el viejo y solitario autobús, acomodada en tres asientos en la parte de atrás, leyendo el libro, al parecer se había equivocado de ruta, Kaleb estaba en medio de un ritual entre los miembros más altos de la Organización Black Hat, rodeados por enmascarados ensombrerados siendo envenenado por palabras de aquel Lord del mal.

-¿Que dices, bailarín?- pregunto ese malévolo ser.

___ sintió como si alguien la mirase desde el libro.

- Lo siento - Kaleb firmo el contrato de Black Hat.

A su alrededor se escuchó la risa siniestra y burlona del demonio de traje, se asustó y dejó caer el libro de seda, pero este nunca tocó el suelo, se quedó levitando a unos centímetros del suelo del autobús, ___ estaba empezando a tener un ataque de pánico, el lugar en donde estaba empezó a cambiar de a poco, alternándose entre el salón del ritual y el carro en la abandonada carretera.

- Lo siento- dijo la voz de Kaleb, cuya mirada sintió sobre ella-,ojalá hubiera habido otra manera...pero tenía que salir de aquí.

Su voz se escuchaba triste, pero la tristeza del agente a ___ no le compadecía, su arrepentimiento no la liberaría, sabía lo que estaba pasando, ella sería el nuevo juguete humano de Black Hat, aquel ser que alguna vez venero de manera irónica ahora la utilizaría como su marioneta.

No quería que Kaleb estuviera triste, quería que estuviera en el lugar donde le correspondía.

Dentro del libro, encerrado en las páginas sin posibilidad de salir algún día.

Cuando el espacio se estabilizó y quedó prisionera, ___ se dio cuenta de que tenía su pijama, y no estaba en el cuarto de la reunión, si no en una oficina burocrática, con un gran escritorio negro con una silla del mismo color volteada a la ventana.

-¿Te gusto el recuerdo, ___?- decía burlón.

Ella sabía que estaba sentado en esa silla, sin darle la cara, aprovechando de estar en su mansión para tenerla a su merced, todo volvió a su mente como si de un relámpago se tratase, Kaleb, su traición, Sei, la apuesta, la flor de los dioses, todo, le habían devuelto sus recuerdos, ___ gruñó, molesta por la burla que él le hacía a ella.

-¿Que quieres, Black Hat?- dijo entre dientes, molesta, tratando de no explotar en rabia.

-Quiero felicitarte por haber resuelto mis acertijos, hasta ahora vas bien con tu promesa- chasqueó los dedos.

Casi de inmediato, Sei apareció encadenado junto a la chica, ___ se arrodilló para asegurarse de que su compañero se encontrara bien, al parecer tenía un tipo de bozal en la boca para que no hablara.

- Ahora, te tengo un último obstáculo, algo que es importante que tomes con tus recuerdos y junto a Sei- volteó a verlos, aún sentado en su silla, se deleito con la ira de la mujer que lo miraba con rabia contenida-,¿Aún recuerdas a el acertijo de Zalabim?

Como no hacerlo, se lo había grabado en la cabeza, 33 años de vigilia, 33 días para descansar, se limitó a asentir y el demonio soltó una pequeña risa.

- Ese es el pago que personas que no formen parte de la Organización deben pagar para saltar entre dimensiones, si es que no quieren morir por el Sabueso.

A ___ se le estremeció la piel y miró a Sei con miedo, el asintió, debía vender un alma a ese ser para poder realizar la apuesta.

- Dime que propones- dijo la joven sabiendo que había un truco.

Black Hat se río incontrolablemente, perdiendo por un segundo su cordura y control de si mismo, ese tipo de juegos le emocionaban.

- Para cruzar necesitas una moneda de plata especial, una que solo yo puedo dar, y que solo se pagan con el alma- observo como ambos le observaban atentos a lo que diria-, tu, ___, debes elegir, me pagarás con tu alma, tu cuerpo y tus servicios de vigilia por estos 33 años, o...

Su sombra se agrandó cubriendo a la joven y a Sei en ella, agrandó su sonrisa, sabía lo que la mujercita escogería, todos los humanos eran iguales, todos eran malvados tiranos traicioneros.

- Puedes darme el alma de Sei como pago, y no te daré una, si no dos monedas para que puedas volver a ver a tu noviecito.

___ lo miró, Sei lo sabía, suponía que haría algo similar, si ella decidía no hacer ninguna de las dos, fallaría la apuesta, si se vendía ella perdería 33 años de su vida en ser la marioneta y juguete de ese monstruo, pero si lo vendía a él, sería libre y podría estar junto a Kaleb (a oposición de Sei), sabia lo que escogería y estaba listo, para aceptarlo, había pasado siglos de esclavo, podía aguantar otros 33 años.

La joven suspiró, dra como el ajedrez, un juego de estrategia, debía tener una ahora mismo, apostarlo todo para ganar o hacerlo fácil y perder, sus piezas, ¿como podía clasificarlas?¿Quien era su caballo?¿Quien era su reina y su rey?,sonrió y miró a Sei, le guiñó el ojo y le movió los labios para que el los leyera.

Quedo atónito.

- Y bien, ¿qué decides?

La dimensión equivocada// Kaleb x lectora//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora