Capítulo 21- Mi niña..
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Sienna- ¿¡Cómo cojones se ha escapado!?
Denver- Estaba Río vigilando y...
Sienna- ¿Por dónde ha ido?
Todos se callaron, mirando al de rizos, por lo que ella fue hasta él.
Sienna- Río.., sé que ahora estás como si flotaras en una burbuja, sin saber que hacer.., pero necesito que me digas por dónde cojones ha ido..
Río- Escaleras.
Sienna- Bien. Bogotá, a la fundición, no podemos tenerla parada. Nairobi y Milán, a buscarlo como putos locos. Denver, Estocolmo os quedáis con los rehenes. Tokio, tú conmigo.
Palermo- ¿Y yo?
Sienna- Te quedas aquí.
Palermo- No.
Sienna- Es una orden.
Palermo- Yo estoy al mando acá, Sienna.
Sienna- Te han perforado el puto abdomen. Si piensas que estás preparado para echar una maratón en busca de un maldito asesino que aprovechará que te quejas del dolor para meterte un tiro..., Mira, no pienso poner en un riesgo innecesario a alguien que aún no está al 100% para buscar a Gandía. Si fuera a algún otro rehén, a Arturito..-le miró- sí. Pero a Gandía no, y tú sabes porqué lo estoy diciendo.
El argentino sabía que tenía razón.
Y aunque él quisiera ir para protegerla, sabía que ningún otro atracador tenía más cojones que ella.
Se quedó con los rehenes, mientras veía a su castaña marcharse con la ciudad japonesa.
Ambas fueron hacia el pasillo por dónde, según los planos, el escolta debería haberse marchado..
Sienna- Nos separamos. Tú a los sótanos, yo a la biblioteca. Me uniré a ti en cuánto ésta esté despejada.
Entró en aquella enorme sala, buscando por cada baldosa al jefe de seguridad del Banco.
Tras unos minutos y justo antes de salir de allí, sintió una presión en su cuello.
Soltó su arma mientras se elevaba, sin siquiera poder respirar.
Y ahí, vio al argentino frente a ella.
Tokio- ¡SIENNA!
El oír aquello mediante las radios, hicieron que cada miembro de la banda se estremeciera.
¿Qué estaba pasando?
¿Dónde mierdas estaban?
Tokio- Palermo, necesito ayuda.
El argentino, sin siquiera pensárselo, salió corriendo, olvidando los consejos de la doctora para guardar reposo.
En apenas cinco segundos se encontraba en la biblioteca, encontrándose aquella imagen frente a ella.
Cogió rápidamente a la joven, quién se encontraba agitada mientras la ciudad japonesa subía a cortar las cuerdas.
Cuando lo consiguió, la joven cayó encima del latino llorando, con temblores y visiblemente nerviosa.
Palermo- Ya mi amor. Ya mi amor. Shh.
Ella ni siquiera era capaz de hablar, le dolía la garganta por la fuerza con la que la cuerda le había agarrado.
Sólo lloraba, sin que saliera por su boca un mínimo hilo de voz.
Palermo- Mi niña, por favor...
Aquel apodo..
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Sienna, nuestra historia.
FanfictionTres años después de aquellos tragicos sucesos que sacudieron sju vida, Cristina Marquina se verá obligada a reencontrarse con la persona que más daño le hizo. Además, convivirá con él durante dos meses para llevar a acabo el sueño de la persona más...