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Capítulo 25- No tienes ni puta idea.

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Abrió los ojos, contemplando aquel lugar de nuevo.

¿Qué hacía allí otra vez?

Ese ruido blanco, proveniente de los pájaros que no podía ver esta vez, le invadían los oídos.

Vio aquella silueta, como la primera vez.

Se acercó de inmediato, hasta estar justo detrás de él.

Sienna- Mamá ha muerto.-sollozó.

El hombre se dio la vuelta sonriendo.

- Lo sé. Mamá está conmigo.

Sienna- Tiene que volver. Tenéis que volver.

- No, mi amor. Eso no va a pasar. Nos gustaría pero.., es imposible.

Sienna- Yo os necesito vivos. Aquí conmigo.

- Nos hemos ido. Pero siempre estaremos en tu corazón, Cristina.

Sienna- Yo.. no sé cómo seguir.

- Tienes que seguir por ti, y por él. Enhorabuena.

Sienna- ¿Por qué dices él si no...?

En ese momento ella cayó en un detalle demasiado importante.

Siempre le dio miedo preguntar sobre aquello, pero esta vez se armó de valor para hacerlo.

Sienna- ¿Esto es el cielo?

- Algo así.

Sienna- Estoy de menos de un mes, ¿cómo puedes...?

- Desde aquí se puede ver todo, cariño.

Sienna- Entonces.., ¿es un...?

- Lo será, sí.

Sienna- ¿Y..?

- Tengo que irme, cariño.

Sienna- No, no. Ahora no por favor.

- Oh no, no es un adiós definitivo.-sonrió.

Sienna- ¿Cómo?

- Tú y yo volveremos a vernos. Muy pronto.

Abrió los ojos, incorporándose de inmediato y agitada.

Palermo- Cris.-se acercó rápido hasta ella.

En ese instante, ella se agarró el pecho con fuerza.

Aquel dolor infinito, largo, y punzante que sentía en su pecho acababa de volver.

Sienna- Quiero verla.-sollozó.

El argentino asintió, ayudándola a levantarse.

La llevó hasta una caja de madera, dónde guardaban aquellos fusiles que no podían usar hasta estar en el punto crítico del atraco.

La capital siciliana abrió aquella caja, arrepintiéndose al instante de hacerlo.

La joven cayó en el suelo, tan pronto cómo tuvo aquella imagen.

Su madre estaba inerte, frente a ella, en una caja de madera

Palermo- Mi amor..

Ella no podía escuchar nada, no quería hacerlo.

¿Debía escuchar a los causantes de que su madre estuviera muerta?

No, en absoluto.

O al menos, esa era su opinión.

Sienna, nuestra historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora