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Capítulo 14- Amar.

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Los Secretos de Estado habían logrado su objetivo.

La banda se encontraba en su máximo esplendor.

Tenían a la Policía Nacional acojonada, la cámara abierta y la fundición a pleno rendimiento.

¿Qué podría salir mal?

Eso mismo se preguntaba la castaña, preparándose para volver a la acción tras unas horas de descanso.

Bajó hasta el hall, donde los rehenes y su hermano se encontraban.

Vio cómo aquel hombre le miraba sin siquiera disimular.

Le dedicó una falsa sonrisa, siendo repetida por él.

Sienna- ¿Cómo va todo?

Milán- Rehenes controlados, fundición a tope.

Sienna- Como la seda, ¿no?

Milán- Efectivamente. ¿Tú qué tal?

Sienna- Muy bien.

Milán- ¿Te duele?-señaló su cabeza.

Sienna- No. Venga anda, que te toca tu descanso antes de la fundición.

Él le besó la frente antes de marcharse hacia la biblioteca.

Se puso a dar vueltas por todo el hall, recibiendo miradas de cada rehén por el que pasaba.

Una mujer comenzó a toser constantemente, llamando su atención ante aquel silencio.

Sienna- Señora, ¿se encuentra bien?

- Sí, si.

Sienna- ¿Quiere agua?

- Por favor.

Fue rápidamente hasta el otro lado del hall, donde los suministros para el atraco se guardaban.

Le acercó la botella de agua.

- Gracias, Sienna.

Ella le miró confusa.

¿Cómo podía saberse ya su nombre, si había ocho atracadores más?

¿Alguien la había nombrado en su ausencia?

Sea como fuera, la rehén pareció darse cuenta de aquel pensamiento.

- Es fácil. Tu madre habló de ti.

Sienna- ¿Cómo?-preguntó más confundida aún.

¿Cómo podía saber eso?

- Se nota que Nairobi ha sido madre y.., y con el chico que estaba antes lo confirmó..Tú eres igual que ella...por fuera, y por dentro.

Sienna- Gracias.

- Yo también tengo una hija. Así cómo tú, de tu edad. ¿Qué te llevó a robar? Si tienes cara de pura bondad.

Ella se quedó pensando.

¿Mandaba a callar a aquella mujer, o le decía la verdad?

Optó por la segunda opción, simplemente porque esa rehén era de confianza, o eso parecía ver.

Sienna- El amor.

- ¿Tienes un noviete aquí?

Sienna- No. El amor por mi tío. Este era su sueño, ¿sabe? Y pensaba cumplirlo.

Gandía- Tú, quiero agua.

Se levantó seria al escuchar aquella voz.

Sienna- Pues levántate tú. Ah no, que estás maniatado como un perrillo.-rió.

Sienna, nuestra historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora