Capítulo 6- Ataque.
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Habían pasado tan sólo unos días de aquella charla.
El argentino se levantó temprano, deseando que hoy fuera diferente el día.
Aunque bueno, tan sólo pedía que la joven apareciese.
Si, desde que pasó todo aquello, la castaña no había asomado por ningún lugar del monasterio.
Él trataba de alejarse por lo que no preguntaba por ella pese a estar bastante preocupado.
Tanto, que en cualquier momento en el que se ausentara de la mesa o de la banda para ir hacia el baño, se paraba frente a la puerta de la chica, pensando en si pedir permiso para entrar o si debería marcharse.
Siempre optaba por lo último al no escuchar ningún ruido desde el interior de aquella habitación, o el miedo a que cualquiera le pillara en ese momento, en especial su hermano.
No se dirigían palabra alguna, pero sí miradas amenazantes, burlonas.
Para cualquiera de la banda, los dos peleaban usualmente para saber quien la tenía más grande.
Y pese a ser su hijo, la ciudad africana odiaba eso.
Mostraba machismo que ella nunca quiso inculcar a sus hijos, pero que aprendieron a serlo cuando llegaron con su tío hacía ya seis años.
Salió del dormitorio, impactándose ante lo que tenía enfrente.
La puerta de aquella habitación estaba entreabierta, colándose la luz del día por la ventana existente en la sala.
Intentó asomarse, y lo consiguió.
Vio la espalda bronceada que reconocería en cualquier lugar.
En ese momento, la toalla cayó al suelo mientras ella se echaba crema en la pierna.
Él la miró con las pupilas dilatadas ante tal placer.
Pero todo se vio torcido cuando alguien apareció detrás suyo.
Profesor- ¿Qué haces ahí?
Él se tensó, dándose la vuelta mientras trataba de disimular.
Palermo- Quería ver si ya se encontraba bien.
Profesor- ¿Piensas decirme lo que pasa o hay que esperar a que ella lo diga?
Palermo- ¿Cómo?
Profesor- Milán y tú os miráis deseándoos maldad, todos se dan cuenta y yo también.
Palermo- ¿Qué decís boludo?-preguntó nervioso- Eso no es así.
Profesor- ¿Te acostaste con ella?
Palermo- No.
Profesor- Empieza a preparar la clase. Si ella decide ir, ya podrás comprobar que está bien. Sino, también sabrás la respuesta.
El argentino asintió, marchándose mientras maldecía al de gafas por lo bajo.
Después de escribir los cálculos en la pizarra, sintió a alguien detrás suyo.
Justo en ese momento, sus fosas nasales fueron invadidas por aquel perfume de vainilla.
Palermo- Cris..
Ella no dijo nada, simplemente se fue al otro lado de la sala, sin siquiera mirarle una sola vez.
El argentino, bastante preocupado por ella, fue hacia la castaña tratando de hablar con ella.

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Sienna, nuestra historia.
FanfictionTres años después de aquellos tragicos sucesos que sacudieron sju vida, Cristina Marquina se verá obligada a reencontrarse con la persona que más daño le hizo. Además, convivirá con él durante dos meses para llevar a acabo el sueño de la persona más...