Sienna, nuestra historia.

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Capítulo 24- Mamá....

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¿Qué podía sentir viendo a alguien así?

Atada a una puerta, herida por sus costillas, indefensa, y lo más importante de todo.

En manos de un psicópata al que no le temblaba el pulso.

Cris sabía que muy probablemente era la última vez que vería a su madre con vida, pero no quería verlo del todo.

Quería tener esperanzas, que sacaría de dónde ningún lugar pudiera.

Quería soñar, con que ella pudiera salvarla del peligro al que estaba en manos de Gandía.

Por lo que no dudó en actuar, esperando que el escolta fuera tan imbécil de ni enterarse del farol al que le sometería.

Sienna- Gandía. Negociemos.

Gandía- ¿Negociar? ¿Qué quieres negociar tú niñata? Tengo a tu madre.

Sienna- Vaya, no me había dado cuenta-ironizó- dámela.

Gandía-¿A cambio de qué?

Sienna- De salir. Te dejamos salir y te vas a dónde te salga de los cojones, pero sin mi madre.

Palermo- Es una buena idea para escapar, Gandía.

Gandía- ¿De verdad crees que quiero escapar, tuerto maricón?

Sienna- ¿Qué te parece si nos dejamos de insultos?

Gandía- Tengo a tu madre y lo único que dices es que no insulte a tu noviecito? Vaya Nairobi, tu hija tiene prioridades.

Sienna- Sí. Mi única prioridad es mi madre.

Gandía- Ya lo veo. Entonces, ¿por qué no tiras esta puerta abajo?

Sienna- Porque quién moriría sería mi madre.

Gandía- De la misma manera en la que murió tu tío, ¿no?

Cerró sus ojos con fuerza.

Era un completo hijo de puta.

Sienna- Eso es un golpe muy bajo para alguien como tú.

Gandía- Pues alguien cómo yo, se hace una pregunta...

Sienna- ¿Me estás pidiendo permiso para ir a hacer pipí?- se burló de él- tranquilo, puedes ir.

Gandía- ¿Por qué en vez de gastar tiempo en decir tantas gilipolleces, no te despides de tu madre?

Sienna- Por qué no la vas a matar.

Gandía- ¿Ah, no?

Sienna- No. No tienes cojones para matar a una mujer indefensa.

Gandía- ¿Quieres comprobarlo?

Nairobi- Gandía...., ¿a quién vas a matar tú, eh?

Gandía- A tu puta madre.

Nairobi- Si llegamos el primer día, y te partimos la cabeza-rió- porque Tokio te hizo un truquito con el agua y te comiste todo el picaporte.-volvió a reír.

Palermo- Guardá fuerzas, Nairobi.

Nairobi- Yo no tengo que guardar nada.

Milán- ¿Qué hace?

Sienna- Proteger a Tokio.

Palermo- Si la mata, nosotros le matamos, y ella lo sabe.

Sienna- Tokio no va a estar en peligro, mamá.