🍁Capítulo 17: Cita y Confesión🍁

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—¡Tendré una cita! — le exclamo a Caroline en cuanto entra a mi oficina

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—¡Tendré una cita! — le exclamo a Caroline en cuanto entra a mi oficina.

—Vaya, por lo visto van enserio — dejó de juzgarme al respecto, cuando le conté cómo sucedieron las cosas entre Edward y Cinthia, y, sobre todo, al ella misma soñar y fantasear con Connor a cada dos por tres. Ya estamos a mano.

—Así es, me estoy dando la oportunidad de salir del pozo negro completamente.

—Es lo mejor que puedes hacer amiga, te lo mereces más que nadie. ¿Y cuándo será? — oh eso.

—Pues, ¿está noche? — levanta su ceja izquierda y me mira de manera incrédula.

—¿Lo dudas?

—No, me ha invitado a cenar a las ocho de la noche en un restaurante que no conozco, pero si no te importa; quisiera abusar de tú amabilidad y pedirte un favor.

—Claro, no te preocupes, yo me quedo con mis ahijadas — sonrío de oreja a oreja, y le doy un inmenso abrazo. ¡Qué bien me conoce!

—Bueno, ahora a trabajar.

Después de horas y horas de trabajo, llegamos al departamento y me pongo a preparar una lasaña rellena de mariscos por pedido de las niñas. Es su comida favorita. Empiezo con todo lo necesario y nos ponemos manos a la obra, mientras que Caroline llega una hora después, ya que tenía que hacer unos pendientes.

Teníamos pensado realizar un pícnic en el parque central, sin embargo, comenzó a llover muy fuerte, por lo que decidimos permanecer tranquilas en casa, a pesar, de que paró hace un momento. Al tener todo preparado en la mesa del comedor, tomamos asiento.

—¿Quién se ofrece como voluntaria? — pregunto.

—¡Yo, yo mami! Ustedes son muy lentas — exclama Anika —. Cierren sus ojitos por favor, — todas unimos nuestras palmas en posición de oración y cerramos los ojos —. Señor de Belén, bendice esta comida ¡AMÉN!

—Pero Anika....

—Mami tenemos mucha hambre, te prometo que cuando no estemos desesperadas por dejar el plato limpio, Oramos como se debe, ¿verdad hermanas? — ay, señor.

—¡Así es mami! — concuerda Astrid.

—Y además se nota que también estás hambrienta mami, estás muy flacucha ¿verdad tía? — afirma y pregunta Amelia.

—Estoy de acuerdo con ustedes niñas — la observo de mala manera y ella solo sonríe.

Empezamos a comer y disfrutamos de todo lo que habíamos preparado, el clan nos cuenta los chistes y adivinanzas que aprendieron de su niñera el día de hoy y luego nos sentamos en el sofá situado en la sala de estar; para ver la película de "Pinocho", lo mejor de todo esto es poder compartir en familia y ver las sonrisas de cada una de ellas.

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