🍁Capítulo 25: Mi Inesperada Oportunidad🍁

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Han pasado tres horas desde que mi esposa y yo nos aceptamos frente al juez y los demás invitados, concretando la primera fase de la boda, es decir, que firmamos el documento que nos válida como casados ante la ley, Dios y el mundo

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Han pasado tres horas desde que mi esposa y yo nos aceptamos frente al juez y los demás invitados, concretando la primera fase de la boda, es decir, que firmamos el documento que nos válida como casados ante la ley, Dios y el mundo.

Tomo una copa de champán de la bandeja que sirve una de las camareras, y estoy ansioso de que pase una hora más; para poder raptar a mi mujer. La noche anterior no pude dormir ni siquiera dos segundos, los nervios nunca abandonaron mi cuerpo hasta que el día de hoy, escuché el "acepto" de Sara.

Verla caminar sobre esa alfombra con ese vestido y ese velo me sobrepasó en gran manera, me hizo sentir orgulloso de convertirme en el esposo de esa dama, y me la imaginé de todas las maneras posibles, y de las imposibles e indebidas también. Ver cómo su pierna sobresale casi por completo de su vestido de novia es algo que me tiene caminando incómodo desde entonces. Eso es una tortura imperdonable.

—Amigo, ya eres un hombre casado, y ya me has condenado a mí a hacer lo mismo — me comenta Connor, y sé exactamente a lo que se refiere, pues momentos atrás Caroline a atrapado el ramo de rosas de Sara.

—¿No me dijiste que la amas?

—La amo joder, claro que sí, le pedí que se mudara conmigo por el momento y ha aceptado — sonrío en su dirección y palmeo su espalda.

—Enhorabuena hermano, vas por buen camino. Intenté pedirle eso mismo a Sara en varias ocasiones, pero entendí que se merecía todo el paquete completo; por lo que decidí esperarme — observo como cambia su gesto y rápidamente le aclaro —. No lo tomes a mal, sé que Caroline merece lo mismo, sin embargo, lo digo porque a ella no le tocó vivir todo a lo que mi esposa; si le hubiera propuesto a ella que se mudara conmigo y ya no sé, tal vez al conocer su historia pensé que se lo tomaría mal o qué pensaría que solo la quiero para saciar mi hambre, ¿entiendes?

—No te preocupes amigo mío, entiendo a la perfección. Por cierto, es una mujer increíblemente hermosa, por fin la encontraste.

—Y sin buscarla, ella solita vino a mí, Dios sabe cómo hace sus cosas. A veces no entendemos los motivos de los problemas por lo que pasamos a diario, y al final nos llega todo incluido, y logramos entender y aceptar todo de una buena vez. Y cómo dice mi mujer, solo debemos esperar ¿A quién?

—¡Al indicado! — exclamamos al unísono.

—¿Qué planean ustedes dos, traviesos hombrecillos? — dice mi ahora esposa llegando junto a su mejor amiga. Me acerco a ella y la envuelvo en mis brazos mientras la coloco de espaldas a mí y la sostengo de sus brazos y cintura. Mientras que mi amigo está ocupado besuqueándose con la novia. Estos dos, no cambian.

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