A la mañana siguiente me despierto muy temprano y me dirijo a la cocina, enjuago los platos y vasos sucios que quedaron del día de ayer y aprovecho y me preparo un chocolate con leche caliente, miro la hora y son las 6:12, por lo que me da tiempo salir a realizar una mini compra; ya que no tenemos de nada en el congelador. Regreso a mi recámara y las niñas están profundamente dormidas, cambio mi pijama por un leggins básico y una sudadera del mismo color, negro.Tomo mi cartera y salgo de casa. Al llegar al súper mercado unos seis minutos después, escojo un carrito de compra y me dirijo a buscar lo que necesito, confles, galletas, pasta, arroz, plátano, leche, especias y demás condimentos. Voy a la caja a pagar y una vez que termino, recojo mis fundas y me regreso nuevamente, intento caminar lo más rápido posible, esto me ha llevado unos cuarenta y cinco minutos, tengo la hora encima y aún me falta ducharme, despertar y preparar al clan; lo cual es todo un largo proceso, y por último, esperar a que almuercen.
Al llegar enciendo las luces y dejo todo en la mesa del comedor, ya en mi recámara enciendo el televisor y coloco la música de encanto "no se habla de bruno" cosa que aún me come la cabeza, dicen que no se puede hablar de bruno, pero cantan sobre el. Estiendo las cortinas para que entre la luz del sol y me despojo de mi ropa para ir a tomar un baño.
Cuando termino de ducharme, me coloco el uniforme del trabajo y me realizo una coleta alta en mi cabello. Ya las niñas se han despertado y continúan cantando las repeticiones de bruno en medio de la ducha. Al terminar las ayudo a vestirse, el día de hoy les he buscado unos pantalones de color rojo vino y unas blusas blancas que dice "1" "2" "3", indicando el orden en el que llegaron al mundo.
Una vez estamos listas, salimos de casa y llamamos a un taxi, el cual tarda unos diez minutos en llegar, lo que me ha retrasado; ya tendría que estar en mi puesto de trabajo.
—Señor por favor, le pido que se apresure, estamos retrasadas —me animo a hablarle al chofer, quien al parecer no le agrada nada mi presencia, pues por como me observa a través del espejo retrovisor parece que está apunto de querer estrallarse contra un poste. Soy muy exagerada, pero es que no me mira de una manera muy linda que digamos.
—No es mi problema —me contesta en un tono fuerte y con voz rasposa.
—Claro que lo es, usted ha llegado como diez minutos más tarde de lo que habíamos acordado.
—Repito, no es mi problema y cállese ya, no me deja conducir en paz —viejo decrépito, pero cómo se atreve. Pienso en responderle nuevamente pero no es la conducta apropiada que le quiero enseñar a las niñas. Por lo que decido morderme la lengua y dejarlo pasar.
Y cómo si Amelia y Anika hubieran escuchado mis antiguos pensamientos, exclaman:
—¡Mami! ¿Viste que grosero es este señor?
—Si mami, no le dieron educación al señor —Juro, prometo y contra juro que ellas hablan por si solas, ¡yo no les enseño eso!
—¡Bájense ya! No las quiero ver aquí, fuera – cuando voy a contrarrestarle al señor por querernos bajar antes de tiempo, Astrid me toma de la mano y señala con la suya por la ventanilla del coche. Hemos llegado al hotel.
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MI INESPERADA OPORTUNIDAD ✔️
Storie d'amoreHay una frase que dice "No juzgues a un libro por su portada; porque te puede sorprender el contenido". También dicen que aquello solo pasa en la ficción y los bajos mundos, pero no es así. Porque a mí me han juzgado, criticado y mancillado sin dar...