🍁Capítulo 04: Conocimientos y Oportunidades🍁

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Nunca antes había conocido a una persona que fuera capaz de contradecirme y mandarme al diablo al mismo tiempo, cosa que por lo visto acaba de cambiar

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Nunca antes había conocido a una persona que fuera capaz de contradecirme y mandarme al diablo al mismo tiempo, cosa que por lo visto acaba de cambiar. No he podido sacarme de la cabeza a esa castaña de ojos grises y llorosos del día de ayer.

Ser testigo de cómo defendía los derechos de esas niñas que tanto mencionaba, y observar cómo su labio inferior temblaba debido al llanto que apenas podía contener, me hizo querer conocerla más a fondo, pero el hecho de cómo me desafió al marcharse; me hizo anhelar hacerla mía.

No me juzguen, me calienta el carácter fuerte y tierno a la vez, y así fue como la vi.

Hace unos cinco minutos debía salir del hotel  para dirigirme a una importante reunión con un posible comprador para el futuro de mis negocios, entro a mi ascensor personal y marco el numero del primer piso, cuando llego a mi marcado destino  salgo de este, y mientras me dirijo a la puerta principal veo cómo unas niñas vienen corriendo en mi dirección, dos de ellas logran detenerse rápidamente, pero la tercera tropieza conmigo, y para evitar su más que evidente caída; coloco mi pierna derecha para que caiga encima de mí, y así tomar yo su lugar. Me golpeo un poco la espalda baja, pero suspiro aliviado de que ella se encuentra en perfecto estado.

Miro a la niña que me observa con sus grandes ojos grises y su hermosa y brillante cabellera de color rojo y me parece un ángel caído del cielo, no obstante, cuando enfoco a las demás me congelo por un instante, ¡son idénticas! Levanto la vista al escuchar la voz de la mujer que corre hasta nosotros, y es ella, ¡Sara! esta toma a la niña en sus brazos y tardo solo un momento en donde hato los Cabos al darme cuenta, de que ella es la madre. Comparten la misma mirada.

Una de las pequeñas empieza a contarle lo sucedido y yo decido dejar la estupidez que me embarga y pararme de una puta vez, siento vergüenza de mí mismo al comportarme de tal manera, parezco un adolescente entrando a la pubertad. Mientras termino de limpiar mi traje observo como la niña de carácter más fuerte, coloca su pequeña mano en su cintura y se acerca más a mí.

—¿Es usted ciego señor? – ya decía yo, sobre su carácter, contengo de una pésima manera una carcajada, y culmino sonriendo. Decido ponerme del tamaño de la pequeña y preguntarle a su vez:

—No lo soy señorita, ¿quién es usted y qué hace por aquí? – está se retira lentamente el cabello que reposa sobre su hombro para luego llevarlo a su espalda, me observa fijamente y se señala a sí misma.

—Yo soy parte del clan de mi mami, y venimos a la guardería ¿Qué no lo sabe ya?

Suspiro mientras me pongo de pie y abotono mi saco, observo una vez más a Sara para luego enfocar los rostros de las pequeñas, aunque son idénticas; se nota la diferencia qué hay en ellas, les sonrío por última vez y dirijo mi mirada en completa seriedad hacia la madre, sé que está nerviosa, sus ojos me lo demuestran, por lo que decido acabar con esto.

—En mi oficina en cinco minutos.

Me doy la vuelta y me dirijo nuevamente a mi oficina, mi secretaria al verme regresar revisa rápidamente la hora en el reloj de mesa que tiene en su escritorio. Se pone de pie y coge su tableta en mano, antes de que me diga todo su parloteo sobre mi agenda, pido silencio con un gesto bastante notorio; ignorarla y dejarla atrás.

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