🍁Capítulo 11: Oportunidad Interior🍁

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Estoy permitiendo que un hombre me toque por primera vez en toda mi vida, me rebataron la oportunidad de elegir y decidir sobre lo que quería y, sobre todo, a quién quería conmigo

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Estoy permitiendo que un hombre me toque por primera vez en toda mi vida, me rebataron la oportunidad de elegir y decidir sobre lo que quería y, sobre todo, a quién quería conmigo. Me estoy dando la oportunidad de sentir, y se siente realmente bien. Aunque estoy un poco asustada por la novedad; algo dentro de mi confía en que Edward Murphy no me hará daño.

O más bien, eso es lo que decido creer.

—Creo que tendré que hacerla mía – mi corazón palpita dentro de mi pecho y me avergüenza decirlo, pero no es lo único que vibra en mí, sin embargo, debo darme mi lugar. Si yo no me respeto; nadie lo hará.

Retiro sus manos de mi cintura y me alejo un poco de su cuerpo, y para mi sorpresa él no pone resistencia alguna, solo quiero verlo a la cara.

—¿Está usted interesado en mí de una forma sana, o solo le atraigo de manera sexual?

—Soy hombre de actos, las palabras no me vienen mucho, se las lleva el viento o puede haber interrupciones que me hagan incumplir lo que sale de mi boca, no obstante, contigo estoy dispuesto a realizar ambas cosas – se acerca nuevamente a mí y me sostiene el rostro con ambas manos, con el dedo pulgar de su mano derecha acaricia cada una de mis facciones y con la izquierda acaricia mi cuello de arriba hacia abajo, su rostro toca el mío y con su aliento abrazador susurra.

—¿Me concedes el honor de poder besarte?

Joder, tú puedes Sara, no seas cobarde. Hazlo por ti.

Asiento lentamente, aceptando así su "propuesta", madre mía no me estoy dando a respetar ni un milímetro. No importa, prometo que lo haré después.

Sus labios tocan los míos y maldita sea, es una sensación increíble, sus labios rojos, esponjosos y suaves, me devoran sin compasión alguna, su brazo izquierdo me atrae hacia el nuevamente y nuestros cuerpos se unen por segunda vez.

Edward se separa de mi después de lo que parecen haber sido minutos, y me siento aturdida, prácticamente drogada, mis labios me queman y llevo mis dedos hacia allí en un intento de calmar el calor que me ha dejado al separarse de mí, todo mi cuerpo tiembla y él lo nota, ya que me sostiene de la cintura con ambas manos.

—Te deseo Sara como no tienes idea, y, sobre todo, me gustas, me gustas realmente mal.

—¿Lo dice enserio? —pregunto.

—Es lo más sincero que he dicho en mi puta vida, Bonita — oh, ¿cómo me ha llamado?, ¿Bonita? —. Me gusta todo de ti, iniciando por tu carácter explosivo, cruzando por tu físico y tu figura y aterrizando en tus hermosas hijas. Sé que naciste para mi — diosito, ¿lo enviaste tú?

—Bueno, entonces, cómo es un hombre de actos, no se le hará difícil demostrarme en cada momento lo que ha dicho. No crea que soy fácil, y tampoco es que me esté haciendo la difícil, simplemente no soy ese tipo de mujer, y debo darme mi valor. Espero y pueda entender.

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