Hay una frase que dice "No juzgues a un libro por su portada; porque te puede sorprender el contenido".
También dicen que aquello solo pasa en la ficción y los bajos mundos, pero no es así. Porque a mí me han juzgado, criticado y mancillado sin dar...
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¿Podría alguien ser tan amable de explicarme el comportamiento de mi odioso y antipático jefe? Este hombre no tiene remedio, ¿cómo se atreve a hablarnos así?, soy la primera en saber que nunca he tenido; ni tendré algo que ver con el señor Cruz, pero si lo tuviera no le veo nada de malo, supongo que la vida personal y el trabajo son cosas muy distintas.
¿Y de qué reglas habla? Nunca me enteré de que esa que menciona precisamente estuviera en el reglamento del hotel. Esto es muy absurdo.
Tenemos más de veinte minutos explicándole a Murphy que eso es mentira, pero no nos cree, aunque a decir verdad; solo he abierto la boca dos veces y ha sido solo para decir "el señor cruz tiene razón, no estuvimos juntos" y "¿porqué lo duda?", pues no me he defendido realmente como debería de haberlo hecho, pero es que por alguna estúpida e inexplicable razón; me siento nerviosa por lo que el señor Murphy crea de mi. ¿Por qué diablos me importa lo que piense?
Salgo de mis pensamientos en cuanto escucho el intento de ofensa hacia mi persona.
—¿Cómo cree que yo tendría algo con esta mujer? Usted me conoce señor, tengo mejores gustos, y además no fue en el horario de trabajo, se lo aseguro – ¡esto es el colmo!
—¡Pero que dices! ¿Acaso te crees la gran cosa?
—Cierra la boca García, esto es entre el señor Murphy y yo —claro; vaya honra, ya se me ha agotado la paciencia.
—¿Entre él y tú?, Mire señor Murphy le juro por lo que más amo en esta vida que son mis hijas, que yo nunca en mi desgraciada vida he tenido nada con este hombre, a menos que las discusiones cuenten cómo una relación íntima. Y si el señor Cruz estuvo o no teniendo sexo en el baño créame que no fue conmigo. Soy mujer de rosas y chocolates, no me meto con cualquier cosa.
Desahogarse es una cosa muy perra, el pecho me sube y me baja en constantes movimientos debido a lo rápido que me he expresado, pero entiéndanme; es una injusticia, si por lo menos el rumor hubiera sido entre el señor Murphy y yo las cosas hubieran sido distintas.
¡A eso se le llama Gusto y Calidad señores!
Este toma asiento en su silla de escritorio y pasa sus manos lentamente por su rubio y brillante cabello, en un intento de peinar los mechones rebeldes que sobresalen de el.
—Acabas de confesar que si estuviste teniendo sexo en ese lugar, gerente cruz —mis ojos se agrandan de una forma bastante exagerada y me veo recogiendo mis artículos de trabajo y guardándolos en una caja. Me ha llevado quien me trajo.
—¿Qué?, ¡Pero señor eso no es cierto! ¿Va a creer en las palabras de una desconocida antes que en la mía? – inútil, sabe que me está llevando entre las patas y ni aún así cierra la maldita boca.
—No tengo que creer en la palabra de nadie, tú mismo dijiste que no lo estabas haciendo en el horario de trabajo, ¿me consideras un imbecil acaso?, ¿crees que llegué a donde estoy hoy en día por mi falta de entendimiento? – ¡eso mamón!
