prefacio

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Para ti, que no te valoras lo que vales.

Aprende que vales demasiado como para conformarte con lo poco, tienes un precio inimaginable que solo la persona que tú elijas puede pagar.

Esa persona que te ama, valora, respeta y te rinde devoción como el ser maravilloso que eres, como su diosa. Porque para la persona que elijas eso tienes que ser. Su diosa.

Tómame de ejemplo, sí, soy una reina que no le daban el valor que merecía hasta que llegó él y me enseñó a cómo hacerlo.

No te límites a amar con locura, no te límites hacer lo que te gusta, no te límites a luchar por lo que quieres o por quien quieres.

La única persona que se puede poner límites eres tú. Y no te puedes limitar hasta que tengas todo lo que deseas y más.

Comete errores porque de los errores se aprende, pero no cometas los mismos errores siempre. No te des tropiezos  con la misma piedra, una y otra y otra vez. No. Al primer tropiezo dejala atrás y avanza.

Comete un error, supéralo y hazte más fuerte. Comete el mundo, hasta atragantarse con el. NUNCA TE LÍMITES.

Los límites son invisibles y solo tú los pones. No dejes que ni tus parientes o “amigos” te pongan límites. Limitarse es algo que solo los débiles hacen y tú no eres una persona débil.

Eres más fuerte de lo que crees, te debes creer invencible y si que lo eres. Puedes tener tropiezos porque somos humanos. Pero de esos tropiezos aprende y no los vuelvas a cometer. NUNCA.

Esas fueron las frases que me dijo el príncipe más despiadado, sin sentimientos, ese hombre que con solo ver te hace bajar la mirada.

Creerán que fue mi novio pero no. Fue mi enemigo a muerte, el que dirige los ataques hacia mi reino.

El día que me dijo eso fue unos días antes de mi cumpleaños, el mismo día que dirigió los ataques hacia la biblioteca pública en dónde me encontró llorando.

¿Lo peor? Que me consoló y detuvo los ataques, mientras yo lloraba y me desarmaba a en sus brazos porque mi novio me había sido infiel, él se quedó ahí escuchando me y alentándome a seguir y no dejarme derrumbar por alguien tan insignificante.

Después de que dejé de llorar él se fue no son antes decirme que no por qué siempre que  me encuentre llorando va a detener los ataques hacia mi reino.

Fue algo que me hizo regalarle una breve sonrisa y él flaqueo, quería sonreír pero su carácter de sin sentimientos no lo dejó.

Él se fue y yo me quedé ahí, reflexionando sobre lo que me dijo y preguntándome ¿Por qué me consoló?

LO BUENO DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora