CAPÍTULO 10

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Olvidemos hasta nuestro nombre

Camelie Shellbia.

Me levanté dos veces en la madrugada, a la primera vez apagué el televisor ya que estaban pasando Barbie por milésima vez. Y a la segunda lo tiré de la cama y me hice la dormida, tenía que pagar por lo que me hizo de una u otra forma.

Hoy no quiero un día tranquilo, hoy quiero que nos olvidemos hasta de nuestro nombre, y se que Mikele le va a gustar eso. Espero.

Me levanto muy temprano, incluso antes de que amanezca. El día va hacer muy tranquilo, pero en la noche voy hacer de que se olvide hasta de su nombre.

Brenly, Brianna, Liam, Maliet y Shalú, también vienen para acá. No se quedarán acá con nosostros, compré una casa aparte para ellos. Las habitaciones por obvias razones son insomorizadas.

Invité a Liam y Brianna para darles un espacio, me contó que le había contado todo lo que hizo y ella lo perdonó pero se culpó por ello.

También quiero tener una plática muy agradable con Brenly por el hecho de que como es posible que apoye a que vendan a su hermana.

Me levanto , me baño, me arreglo, bueno, nada más me pongo una camisa gris que me llega tres dedos arriba de la rodilla y me hago una trenza que me llega a la mitad de mis glúteos. Se ve hermoso el contraste de el gris con el rojo de mi cabello.

Me pongo a preparar el desayuno mientras escucho canciones y me pongo a cantar con una cuchara pensando que es un micrófono.

Siento unas manos al rededor de mi cintura y me volteo ¿Tengo que decir quién es! Pues sí, es Mikele. me da un corto pico y mira lo que estoy preparando.

-¿Te ayudo? -se coloca a mi lado- soy bueno en la cocina.

-Comiéndose la comida será, o te tengo que recordar lo que hiciste la última vez que cocinamos -alzo una ceja y él alza su comisura derecha- lo puedes hacer pero sin comerte la comida.

-No prometo nada -lo señaló con el cuchillo y alza las manos en son de paz- ya, pero tranquila.

-¿Cómo puedo estar tranquila contigo? -digo con leve frustración- cuándo no me estás provocando, estamos peleando y si no, me estás desmayando o consolando. Cosa que amo.

-Tranquilízate, se te están quemando los waffles -se ríe de mí.

-Tú me estás distrayendo -justifico.

-Escusas de perdedores -le lanzó un vaso que esquiva perfectamente- ¿Desde cuándo eres lanzadora?

-Desde que te conocí he practicado -digo- pero me va mejor el patinaje.

-Lo sé -empieza a cortar frutas- me encanta como patinas.

-Gracias, en dos meses tengo una competencia -digo sacando el último waffle- pero no creo que participaré ya que no he practicado y con toda esta mierda, pues me es difícil.

-Sabes que te ayudaré ¿Verdad? -pregunta y asiento- bueno, un día de estos te llevo a patinar para que practiques.

Dejamos el tema ahí y empezamos a comer, desayunamos y llamo a los chicos para que vengan. Pasaremos todo el día juntos, necesitamos olvidar hasta nuestros nombres.

Llegan los chicos con un escándalo que se oye de aquí a china, juro que estaba en el cuarto que está al final de la casa, la habitación más alejada y los escuchaba como si estuviera a su lado.

Abro la puerta y se ponen abrazarme o besarme, como siempre yo con mi mueca de desagrado. Odio el contacto físico, exepto de Mike, Brenly, Cummiliz y Brianna.

LO BUENO DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora