CAPITULO 9

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Yo también siempre estaré

Camelie Shellbia

Me levanté cuándo sentí que no estaba a mi lado, apenas no lo sentí ahí me levanté de golpe mirando por toda la habitación.

Mikele es una persona que no le gusta mostrar sus debilidades en frente de otras personas, no sé si vaya a querer hablar conmigo o me va a separar.

Pero hoy voy a tratar de hacer que se olvide de eso, el viaje a Italia será de imprevisto, solo lo montaré al jet privado y lo llevaré hasta allá. Tengo múltiples propiedades en Italia, siempre quise visitar y por eso compré propiedades en distintas ciudades, pero hoy lo voy hacer elegir entre Calabria, Dolomitas, Milán, Roma o Florencia.

Supongo que está en el baño ya que oigo la regadera corriendo, mi subconsciente me dice que entre, que entre y vea que está pasando.

Y lo hago, cuándo entro veo a Mikele sentado con la ducha corriendo, no me importa la ducha, me importa verlo llorando bajo el agua con la ropa mojada.

—Estrella —lo tomo de la cara y hago que me mire— mírame, concéntrate en mí.

—Princess... —dice con una voz tan afligida que me parte el corazón en mil pedazos diferentes— no quiero que me veas así —me da una sonrisa triste que va directo a la yugular matándome en segundos— soy tu soporte, no me puedes ver así.

—No, mírame —vuelvo hacer que me mire— somos nuestros soportes, tú eres el mío y yo soy el tuyo. Yo también siempre estaré.

—Oh, mi princesa —sonríe triste— con mi peso te caerás, no solo yo caeré, tú también lo harás y no quiero eso.

—No me importa caer —lo miro a los ojos, esos ojos que han perdido el brillo, pero aún así no dejan de ser hermosos— si caeré contigo, no me importa caer, Estrella. Entiendo que tú estuviste para mí, ahora yo estaré para tí. Yo también siempre estaré, no lo olvides.

—Camelie —el tono frío hace que me quedé estática, es un tono vacío— estás a tiempo para salirte de todo esto antes de que te caigas.

—No lo haré —pronuncio segura— me quedaré contigo, en las buenas y en las malas. Tú estuviste para mí y no te fuiste de mi lado, me ayudaste a superar las cosas que aún me duelen pero no tanto como si lo hubiera hecho sola.

«cuando nos dejamos de hablar por el malentendido por tú ex, me hundí feo.

Dejé que ese suceso dominará mi mente, llegamos al punto del insomnio y ahí me empecé a medicar.

No me daba tan duro el hecho de que me fueran violado, me dió duro el hecho de que no te tuviera a mi lado.

Mikele, tu fuiste mi soporte, fuiste el que me ayudó a salir de ese hoyo que me estaba consumiendo.

Déjame ayudarte, déjame ser tu soporte, déjame simplemente quedarme contigo, ayudarte a salir de ese hoyo o caerme contigo. Pero déjame contigo, no me alejes, por favor.»

—No te voy alejar —no puede disimular el tono triste— pero no sé expresar lo que siento, no te molestes si un día estoy bien y al otro día no quiero levantarme.

«No te molestes si un día te trato de alejar, no te molestes si mis sentimientos te confunden.

No soy bueno hablando de ello, pero lo intentaré. Haré lo posible por ser claro contigo y no hundirte en mi hoyo.

Tú estás superando el tuyo y no puedo venir yo a tratar de hundirte en en el mío, por eso quería que te alejaras y me dejaras sufrir a mi manera.

Mi manera de sufrir es muy diferente a la tuya, mi manera de hacer todo es diferente a la tuya y yo sé que te vas a confundir por ello.

LO BUENO DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora