CAPITULO 21

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Todo lo que ha pasado.

Camelie.

Estoy corriendo por el jardín del palacio, Cummi me persigue con bolsas de agua, esquivo cada una de las bolsas que me lanza, me volteo y también le lanzo. Sin que nos lo esperemos llegan nuestros padres y nos cargan, nos llevan hasta la piscina, estando allí nos tiran en el agua fría, al salir a la superficie Cummi y yo estallamos en carcajadas, poco después mis padres también.

Ahora estoy en mi fiesta de 5 años, Mikele está conmigo, estamos corriendo por el jardín para llegar al lago, tiene mi vestido enrollado en su brazo para que no tropiece. Llegamos al lago y arrojamos flores para ver cuál llega más lejos, los guardias nos encuentran y nos apuntan con una linterna, muertos de la risa volvemos adentro, a mi fiesta.

Mi papá me está enseñando a manejar un avión, él está de copiloto y yo de piloto, estamos a 35.000 pies de altura, tiene una sonrisa al igual que yo, una sonrisa de orgullo ya que estoy logrando pilotar al primer intento.

Mamá cantandome una canción mientras me arregla el cabello frente al espejo, estoy con una sonrisa al igual que ella, me hace dos coletas y me pone mi tiara, se levanta y me da un beso en la frente, lo deja marcado con su labial y yo no me lo quito.

Cummi y yo sentadas frente a un piano, primero tocando la canción que mamá me canta, después tocamos la canción que mamá le canta a ella, mi madre entra y nos mira llena de orgullo mientras se acerca y nos da un beso a cada una.

Un ardor en el estómago me levanta de golpe, mi mundo se pone negro, no me importa eso y vómito a un lado, expulsó todo lo que tengo en el estómago, después de hacer eso me queda ardiendo el estómago, aún no puedo ver muy bien, veo muy borroso.

Segundos después mi vista se enfoca, miro el vómito y son jugos gástricos y sangre... Vomité sangre... Mi cuerpo está sudando demasiado, mis manos atadas a grilletes de hierros pegados a la pared. Visualizo la habitación y es una habitación normal, pero me da muy malas vibras.

Mi mente trata de recordar lo que pasó ayer, me esfuerzo tanto que me da dolor de cabeza, al fin puedo recordar, el amanecer con Doménico, la salida, la coronación, la discusión de Mikele y Maliet, Leo... Leo, ese maldito ojalá y se muera, como lo detesto. Algo más se me viene a la mente, algo que yo le dije a él.

«¿Tú cuándo defecas sueltas bombas por el culo? Nene es que yo trato de entender la necesidad de querer explotar todo, pero no doy, por más que intento no la entiendo.»

Tierra por favor tragame y escupeme en Luxemburgo, ¿Cómo le pude decir eso? O sea, no por él, si no que perdí mi compostura frente a tantas personas, ¡Dios! Es que él me saca de mis casillas, juro por el universo que si hubiera tenido una silla cerca se la tiraba.

Mi mundo está dando vueltas, mi estómago arde, mi cabeza duele, mi cuerpo pesa, el corazón lo tengo acelerado, tengo un temblor en el cuerpo que no se de dónde salió. Algo me dice que mire mi brazo, lo hago y me encuentro con dos pinchazos de agujas «no, no, no, por favor que no sea eso».

Vuelven las alucinaciones visuales, en un espacio consiente de tiempo me doy cuenta que sí me drogaron, dos veces, dos veces ha pasado. Ahora entiendo por qué mi ansiedad ha aumentado en estos últimos meses.

Por mi mente pasan los peores momentos, los momentos más traumáticos, mis mejillas se humedece por las lágrimas y mis ojos arden. Momentos que me marcaron la vida, mi vida.

LO BUENO DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora