CAPITULO 30

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CAPITULO 30

EL FIN.

Mis lentes de sol ocultan lo hinchado de mis ojos, las cientos de cámaras sobre nosotros, las miles de personas esperando que derrame alguna lágrima, las cientos de preguntas que vuelan en el aire. Tantas que solo voy a responder una.

Mientras yo camino adelante del ataud con la reina Melissa, Doménico, Maglenko, Maliet y Brenly cargan el ataúd. Maliet tiene una mira perdida y muy esquiva, el único que no demuestra ninguna emoción es el rey, los demás incluyendo a Doménico su mirada demuestra algo más, pero el del rey es una mirada tan fría que parece hielo.

La ceremonia empieza, todos tomamos asientos, el velorio que se está pasando en todo el continente y varios países mas como, Reino unido, Polaco, Bélgica, Arabia saudita y varios más.

La reina llora desconsolada a mi lado, siempre he admirado la capacidad de la reina de mostrar sus sentimientos sin importarle quién la ve o si se ve débil, solo los demuestra y eso es de admirar.

De primera instancia al verla así me remueve algo, una fibra sensible que tengo. Me acerco más a ella y la abrazo, al hacer eso las cámaras se enfocan en nosotras y por primera vez no me importa.

- Todo estará bien, tranquila. -trato de consolarla cuando por dentro me estoy rompiendo más de lo que se imaginan.

- Mi hijo, Camelie -dice entre sollozos-. Mi hijo murió.

- Lo sé, y de verdad que me duele, pero no podemos hacer nada -le digo mientras le doy palmaditas en la espalda-. Y también sé que a él no le gustaría verte llorar.

Siento una mirada que me penetra la espalda, volteo y no sé a quién busco ya que el coliseo está lleno y muchas miradas sobre mí, pero no sé... esta pesa demasiado, mucho más que la que sentía anteriormente.

Ignoro el sentimiento y me concentro nuevamente en la reina que está mucho más calmada, y sé que no es por lo que le dije.

Un ruido de micrófono llama nuestra atención, así dando inicio a la ceremonia fúnebre. El rey sube al escenario mucho más calmado de lo que debería, no sé, presiento que le duele, pero no lo demuestra, y bien... Cada quién.

- Buenas tardes -dice con la profunda voz que lo caracteriza-. Hoy damos inicio a la ceremonia fúnebre. Siempre creí que mi hijo me enterraría a mí, pero hoy vemos que no es así. Aquí yo no me voy a parar a decir que era muy bondadoso y amable, no. Lo que sabemos que caracterizaba a mi difunto hijo es la perfección, y para algunos la soberbia, porque sí, también lo caracterizaba eso. Mikele no fue un pan de Dios, a él nunca le importó la opinión de los demás, si les gusta bien y si no que se jodan, siempre decía eso, y aunque no lo parezca me duele mucho al saber que ya no está y no es él quien me enterrará a mí, si no yo a él.

Hace una pausa para suspirar y prosigue con su discurso.

- Siempre fue una persona que a pesar de todo le veía el lado medio a las cosas, porque aprendió que no todo es blanco y negro, también hay escalas de grises en la vida. Hay personas que lo conocieron y saben que no miento al decir que es un capullo, todos conocíamos su exterior, pero solo una persona conocía su interior, y hoy quiero decirle a esa persona que suba y diga algunas palabras en su honor. Princesa Camelie, ¿Puede subir a decir unas palabras?

Las miradas se posan en mí esperando alguna reacción o algo, pero simplemente me levanto con mi máscara de hielo y camino hacia el escenario, mientras camino recuerdo lo que mi abuela solía decir "Espalda recta, mentón en alto, mascara de hielo y mirada altiva. Si no ven tus debilidades no hallaran la manera de joderte".

Llego al escenario bajo la mirada de todos, incluyendo la de las cámaras, toda la atención está puesta en mí y nunca había sentido tanto pánico a la atención más que ahora.

- Nunca me imaginé dar yo un discurso en su funeral, incluso llegué a pensar que sería él quién me enterraría a mí. -digo con la voz firme, pero no tanto como quisiera- Apenas antes de ayer estábamos bañándonos en un lago a la mitad de la noche, y hoy estoy acá, en su funeral. La conexión que teníamos él y o fue algo maravilloso por el tiempo que duró, y aunque nunca confirmamos nada públicamente los rumores no se hacían esperar cada vez que nos veían juntos; como la vez que él anunció que estaba comprometido y muchas personas pensaron que estaba comprometido conmigo, pero no, nunca nos comprometimos, o no directamente. Nunca olvidaré lo que pasamos y vivimos juntos, mucho menos nuestra última conversación en aquel hospital horas antes de su muerte.

- ¿Qué se dijeron, princesa Camelie? -pregunta una reportera.

- No es una rueda de prensas pero lo diré, repetiré todo tal cual él lo dijo y así se dan otra perspectiva del rey sin sentimientos. -digo y me acerco un poco más al micrófono-- He amado en ti todo en tu interior: tus defectos, tus miedos, la tristeza, tus fortalezas... He hecho de todo eso mi droga.
Porque te adoro tanto, princess,
tanto que si el camino no fuera hacia a ti, te juro que aquí renuncio, y le digo adiós al amor. Eres y serás siempre mi primer y último amor.
Lo que me sana, lo que me enferma, y me vuelve a curar, porque solo tú tienes ese poder. El poder de hacerme sonreír todas las noches, estés conmigo o no, solo tus recuerdos me ponen feliz.

Varias miradas de asombro no se hacen esperar, incluyendo la de los monarcas presentes. Bajo del escenario y todos se colocan de pie, Doménico, Maliet, el rey y Brenly llevan el ataúd nuevamente hacia la camioneta, nos subimos a otra que no lleva al cementerio del palacio, aunque el cementerio de su familia esté en el palacio está muy alejado, es parte del territorio del palacio, pero no es que sea su patio trasero.

Empezamos a caminar detrás del ataúd mientras mis ojos se humedecen, pero hago como que no pasa nada, y sigo la caminata al lado de la reina Melissa que si está llorando a mar de lágrimas. Después de varios minutos de caminata llegamos por fin al hueco que le abrieron para poner su ataúd.

Veo su lapida y sonrío por ver una de las frases que más le gustaba decir, "Si quiero algo hago que el mundo se doblegue y me lo entregue en bandeja de plata". Detallo lo demás y aunque está todo muy lindo jamás me gustará por completo.

Veo como bajan su ataúd, no resisto más y las lágrimas se me salen a montones, no me importan las cámaras que graban en este momento, no me importa nada, solo veo como entierran mi más grande esperanza, mi mayor sueño.

En estos momentos una parte de mí murió con él, y una parte de él siempre va a vivir en mí

Mikele Julián O'hurn Westhuysen.

31-10-1997 / 07-12-2022.

"Si quiero algo hago que el mundo se doblegue y me lo entregue en bandeja de plata".

No tuvimos un final feliz, pero sonreímos todas las horas que pasamos juntos, y solo por eso, valió la pena.

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NOTITA:

Hola, mis reyes y reinas, ¿Cómo están? Yo muy triste por el final del primer libro, pero animo.

¡Él/la que se desilusione pierde!

en la continuación de este libro que me divertí demasiado escribiendo les tendré varias sorpresas, muchas que los dejarán felices.

El próximo libro lo empiezo a publicar desde el sábado, así que por favor tengamos fe, que por ahí dicen que es lo ultimo que se pierde.

Y una última cosita, mi historia está participando en los premios Wattys 2023, no tengo mucha fé en ganarlos, pero solo con participar me conformo.

El sábado antes de la publicación oficial de "Lo inevitable de la guerra" publicaré varias escenas en tik tok e ig. Ah, y también dos extras de Camelie y Mikele acá en wattpad.

tik tok: shaluxmunozx

ig: shaluxmunozx

Beshitos rojos.

Con amor, Shalú Muñoz.

LO BUENO DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora