CAPITULO 27

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Camelie.

Mikele de la nada se fue y me dejó sola, me dijo que lo esperara así que eso hice. Seguí haciendo mi dibujo mientras él venía, ni idea de lo que fue hacer, pero estaba tenso, y ahora de verdad tenía cara de que iba a matar a alguien.

Por otro lado, a Shalú la mandé a buscar, pero no estaba ni ella, ni su mamá. Supongo que sabía a lo que se iba a enfrentar, y le irá mal como la encuentre, muy mal.

Mi celular vibra varias veces, lo tomo y veo que son mensajes de Domi.

[Doménico 7:02]: Hola, principessa, ¿Cómo estás?

[Camelie Shellbia 7:03]: Bien, te tengo unos chismes.

[Doménico 7:03]: Dame unos minutos y te llamo para que me los cuentes.

Lo dejo en visto y me río. Con Doménico siempre he tenido confianza, y ni se porque, pero me gusta eso.

Un momento después me entra una video llamada de Doménico, me acomodo el cabello y contesto.

— Cuéntamelo todo y exagera —dice apenas contesto.

— ¿Dónde estás? —pregunto ya que no parece su habitación— ¿Estás en tu casa?

— No, estoy en un burdel y estaba en una reunión, pero ya me había aburrido así que me salí.

— Tú cómo siempre —me río— bueno, te cuento.

Empiezo a contarle todo lo de Mikele, todo, absolutamente todo, en media conversación me interrumpe para decir.

— Yo sabia, era tan obvio y tú lo negabas, y él también lo negaba —suspira—. Prosigue.

Le cuento lo que pasó en su carro, en el pent-house,lo que pasó con Ignis, en resumen, todo.

— ¿Ignis? ¿Ignis Griffin? —pregunta extrañado— ¿Ella es de quién me hablas?

— Sí, ¿La conoces?

— Lamentablemente, es mi ex, y casi nos casamos por una amenaza de ella hacia mí, ¿Puedes creerlo? Yo, el don de la Ndragheta amenazado.

— Que desgraciada, ojalá y la atropelle un camión.

— Sí, tal vez sea yo ese camión —se ríe y yo hago lo mismo—. Continua.

Termino mi relato con lo que hizo Shalú, le cuento todo y como Mikele supo y me dijo que no me lo tomara, cosa que le parece extraña y ahora pensándolo bien, es extraño.

— La veo y la mato —dice—. Estás advertida.

— Yo te dejo que lo hagas —la línea se queda un segundo en silencio hasta que hablo nuevamente—. Creo que ya vino Mikele, después te hablo.

— Claro, adiós principessa.

— Adiós, Domi.

Corta la llamada y dejo el celular de lado cuando se abre la puerta dejando ver a Mikele sin camisa. Los tatuajes en su pectoral relucen, al igual que el de su cuello y hombro.

LO BUENO DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora