CAPITULO 13

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Todo es tan… perfecto.

Camelie.

Me levanté muy temprano, no podía dormir tan bien con dos personas la verdad no sé cómo pude dormir con seis personas.

Estos días que hemos pasado en Italia son tan… perfectos que me sorprenden, no he recibido llamadas de mis padres, con Cummi solo nos hemos escrito y he pasado los días con mis personas favoritas, ¿Que más puedo pedir?

Me ducho rápidamente en la cabaña y me colocó un vestido azul muy lindo con unos tacones gruesos blancos que traía ayer. En playa pero jamás mal arreglada o enana. Eso jamás.

Cuándo me termino de arreglar estoy apunto de salir cuándo noto que Mikele no está en la cama, busco por toda la cabaña y no lo encuentro. Le envío un mensaje y su teléfono vibra en la mesita de noche.

Salgo de la cabaña y lo empiezo a buscar con la mirada, segundos después lo encuentro en una lancha sentado y me acerco sin mucho ruido.

—¡Holi! —digo y voltea dándome una sonrisa mostrando sus dientes perfectos— ¿Que haces aquí tan solo?

—Viendo el amanecer —dirige su vista al amanecer— ¿Que haces despierta y arreglada a esta hora?

—No lo sé, de la nada sentí que algo me faltaba y me levanté —digo sentándome a su lado— ¿Y tú, que haces despierto a esta hora?

—Reflexionando —dice sin mirarme.

—¿Estabas llorando, estrellita? —pregunto acunando su cara en mis manos y veo que tiene los ojos un poco rojos— oh, mi estrella. Te dije que si necesitabas llorar me llamaras, no importa la hora ni el lugar.

—Lo sé —suspira— pero está vez quería hacerlo solo.

—Entiendo mi estrella —recuesto su  cara en mi pecho, cosa de la que me arrepiento porque me da un pinchazo de dolor por las perforaciones— ¿Sabes por qué te digo así?

—Se una sola, cuéntame las demás —me recuesto en un lado del yate quedando medio acostada para su comodidad y la mía— ¿Hay más?

—Sí, hay dos más —digo sobando su cabello, se ve tan tierno e indefenso ahí. Lo que ocultan las apariencias— una de ellas es porque las estrellas dan luz y tú eres eso. Una luz en mi oscura vida, una luz que llegó en el mejor de los momentos, una luz que necesitaba pero nunca la busqué. Eres quien le da luz a mi oscuro corazón en constante guerra.

—Si supieras que eso es mutuo, Camelie, nos encontramos en el peor momento en el que estábamos, en el momento en que nos necesitábamos mutuamente y es algo que siempre te voy agradecer, princess —dice— ¿Y la otra razón?

—Que me recuerdas a una estrella —digo— tu apariencia física me recuerda a una estrella, y cuándo no tienes el aura de “voy a matar a quien me mire” también me recuerdas a una. Cuándo te dejas fluir y dejas al monarca serio de lado.

—Yo no tengo aura de querer matar a todos —se indigna.

—Si la tienes —digo— en los reinos nadie te mira, siempre bajan la cabeza o desvían la mirada. Si te llegan a mirar al instante la quitan o hacen algo para remediarlo.

LO BUENO DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora